❝ Sorpresa - 04 ❞

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Lisa se pasó la mano por el cabello enredado, cansada de estar frente al piano sin sacar nada que valiera la pena

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Lisa se pasó la mano por el cabello enredado, cansada de estar frente al piano sin sacar nada que valiera la pena. Habían pasado dos días enteros desde que intentó componer esa canción que parecía fluir en su cabeza, pero cada vez que sus dedos tocaban las teclas, el sonido salía vacío, sin alma.

El móvil vibró sobre la mesa. Lo tomó casi con desesperación, esperando que fuera Vicky. Pero no, era una notificación cualquiera. Dejó el dispositivo con un suspiro frustrado y miró la pantalla negra, donde todavía se marcaban los más de 20 mensajes enviados a su novia, todos sin respuesta.

"¿Dónde estás, Vicky?", murmuró para sí misma, golpeando suavemente la mesa con los dedos. La falta de comunicación no solo la ponía nerviosa; la bloqueaba. ¿Había hecho algo mal? ¿Por qué ese repentino silencio?

Se levantó, paseando por la sala como un animal enjaulado. Había papeles por todas partes: hojas con garabatos de letras, acordes tachados y frases incompletas. Todo un caos creativo, pero en ese momento no tenía nada de creativo, solo caos.

Lisa suspiró pesadamente y volvió a mirar su celular. Nada. Ni un mensaje, ni una llamada. Vicky seguía sin aparecer, y su paciencia se estaba agotando.

Se levantó del sillón, caminando por la sala con frustración. ¿Qué carajo estaba pasando? No era normal que Vicky desapareciera así.

Justo cuando estaba a punto de volver a llamarla, la puerta del departamento se abrió de golpe.

—Mira quién llegó, mi amorcito —canturreó Vicky con su inconfundible acento puertorriqueño, apoyándose contra el marco de la puerta con una sonrisa divertida.

Lisa la fulminó con la mirada.

—¿Me puedes explicar dónde carajo estabas?

Vicky alzó las manos en señal de rendición mientras entraba y dejaba su chaqueta sobre el sofá.

—Tranquila, mi amor, no te me alteres —dijo con tono juguetón—. Yo sé que me extrañaste.

Lisa cruzó los brazos, sin ceder ni un poco.

—No me vengas con eso, Vicky. Han pasado dos días sin que me respondas. ¡Dos!

Vicky soltó una risita, acercándose hasta quedar a pocos centímetros de ella.

—Ay, bebé, no te pongas así... —dijo, rozando su nariz con la de Lisa antes de sacar algo del bolsillo trasero de su pantalón—. Lo que pasa es que estaba ocupada consiguiendo esto.

Lisa bajó la mirada y vio dos entradas de concierto en la mano de Vicky.

—¿Qué es esto? —preguntó, desconcertada.

Vicky sonrió ampliamente, con ese brillo travieso en los ojos.

—Entradas para ver a Quevedo en vivo, mi amor. Primera fila.

Lisa parpadeó, sin procesarlo del todo.

—¿Qué?

Vicky rió y la tomó de la cintura.

—Tú llevas semanas diciendo que querías verlo en vivo, pero que las entradas se agotaron rápido. Pues sorpresa, mi reina, yo te las conseguí.

Lisa sintió cómo toda la rabia se le derretía al instante.

—Vicky...

—Sí, bebé. Soy la mejor novia del mundo, lo sé —interrumpió con una sonrisa arrogante.

Lisa rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír también.

—Sigues siendo una idiota por no avisarme.

—¿Pero me amas?

Lisa suspiró y terminó abrazándola.

— Obvio

Lisa aún estaba enredada en los brazos de Vicky, sintiendo el calor reconfortante de su cuerpo, cuando su celular comenzó a vibrar sobre la mesa

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Lisa aún estaba enredada en los brazos de Vicky, sintiendo el calor reconfortante de su cuerpo, cuando su celular comenzó a vibrar sobre la mesa.

—Ignóralo —murmuró Vicky contra su cabello, abrazándola con más fuerza.

—Podría ser importante —suspiró Lisa, estirando la mano para tomar el móvil.

Vio el nombre en la pantalla y resopló. Greta.

—Definitivamente no quiero contestar esto.

—¿La jefa? —preguntó Vicky con una sonrisa burlona—. Ándale, bebé, antes de que se aparezca en la puerta.

Lisa puso los ojos en blanco y deslizó para contestar.

—Greta, dime que no es nada urgente porque acabo de hacer las paces con mi novia y—

—Lisa, deja el drama. Tienes que venir al estudio ya.

Lisa frunció el ceño.

—¿Qué? Pensé que esta semana no teníamos nada programado.

—Cambio de planes. Necesitamos que grabes una canción, ahora.

Lisa sintió un ligero escalofrío.

—¿Qué canción?

Greta suspiró, impaciente.

—Una de las tuyas. Dijiste que estabas componiendo algo nuevo. Lo queremos grabar hoy.

Lisa miró el desastre de papeles con letras a medio terminar esparcidos por la sala y tragó saliva.

—No sé si está lista...

—No me importa, Lisa. Tienes una hora.

Y colgó.

Lisa dejó caer el teléfono sobre la mesa y pasó una mano por su cabello.

—Mierda.

Vicky se rió suavemente, tomándola por la cintura.

—¿Vas a ir?

—No tengo opción.

—Pues anda, mi amor. Pero cuando vuelvas, seguimos celebrando lo de Quevedo.

Lisa sonrió, dándole un beso rápido antes de agarrar su chaqueta y salir corriendo hacia el estudio.

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⏰ Última actualización: Feb 14 ⏰

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𝗠𝗔𝗟𝗟𝗢𝗥𝗖𝗔☆゚⁠.⁠*⁠・⁠。゚𝘺𝘰𝘶𝘯𝘨 𝘮𝘪𝘬𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora