Tzuyu's first love (Jitzu)

58

Tzuyu caminaba por los pasillos de la escuela con la cabeza baja

No tuvo tiempo de prepararse cuando Chaeyoung apareció de la nada, sujetándola del cuello de su sudadera y empujándola contra los casilleros.

—¡Eres una basura, Zhou! —espetó con los ojos llenos de furia—. Confie en ti y tu...— Hizo una mueca de enojo— Después de lo que hiciste con Sana, no quiero verte cerca de mi madre.— señalo

Tzuyu se quedó sin aire por la sorpresa.

—¡No es cierto! —exclamó con desesperación—. No pasó nada con Sana—

Chaeyoung apretó los dientes, dudando por un instante, pero su rabia fue más fuerte.

—No te creo.—

La soltó con un empujón y se alejó corriendo de la manera mas tonta que había visto Tzuyu.

Mina mirada sorprendida

Tzuyu sintió cómo la impotencia la quemaba por dentro. No iba a quedarse de brazos cruzados.

No cuando ya estaba tan cerca de Jihyo

Sin pensarlo dos veces, salió corriendo de la escuela y tomó su auto  hasta el departamento de Jihyo.

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Jihyo abrió la puerta con el rostro serio. Su expresión era fría, distante… como si Tzuyu ya no significara nada para ella.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sin emoción.

Tzuyu sintió que el pecho le pesaba. Se mordió el labio, buscando las palabras adecuadas, pero todo lo que salió de su boca fue

—No pasó nada con Sana.—

Jihyo soltó una risa amarga.—No tienes que explicarme nada. Puedes hacer lo que quieras con quien quieras.—

Intentó cerrar la puerta, pero Tzuyu la detuvo con ambas manos y empujó hasta entrar al departamento.

—No quiero a nadie más, Jihyo—gritó con desesperación imponente ante ella —. ¿No lo entiendes?— se pego demasiado a ella mirándola con súplica

Jihyo cerró los ojos y suspiró con frustración.

—Tzuyu, no hagas esto más difícil…—

—Tú eres la única persona en mi vida—la interrumpió—. No sé qué más hacer para demostrártelo, Te amo. —Repitió ella, con una intensidad que hizo que Jihyo temblara—. No tengo ojos para nadie más. No los tuve antes y no los tendré después. Solo quiero que me creas.—

Jihyo soltó una risa incrédula y negó con la cabeza.

—¿Ah, sí? —preguntó con ironía—. Entonces explícame por qué tienes un chupetón en el cuello.—

Tzuyu sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies.

—No… no fue lo que crees —balbuceó—. Sana intentó algo conmigo, pero la aparté. Yo no la toqué—

Pero Jihyo no parecía convencida.

—Estoy cansada, Tzuyu… —susurró, cruzándose de brazos—. Cansada de esto, de nosotras, de que siempre terminemos lastimadas.—

Tzuyu la miró con los ojos llenos de dolor.

—No digas eso… —susurró—. No me alejes.—

Jihyo tragó en seco y apartó la mirada.

—Es lo mejor.—

Tzuyu sintió un nudo en la garganta.

—No… no puedo perderte otra vez —susurró con la voz quebrada—. ¿Acaso no lo ves? Me tienes de rodillas, Jihyo. No puedo respirar si no estás conmigo.—