❣-Una canción contada a través del tiempo-❣

Capítulo 37 : Daemon parte 2

Punto de vista del daemon parte 2

La Casa de los Besos era mitad casa de baños mitad burdel, situada en la cima de la colina de Visenya. Daemon la había elegido como su próximo destino por múltiples razones. Al llegar, fueron recibidos en la puerta por dos hombres de aspecto rudo y una anciana menuda.

—Bienvenida a la Casa de los Besos. —La mujer de cabello gris sonrió alegremente, mostrando tres dientes faltantes. Daemon inclinó la cabeza estudiando realmente la estructura ósea de la mujer, podía decir que había sido una belleza en su juventud, pero la piel arrugada que la cubría ahora hacía difícil imaginarlo—. ¿Creo que eres el Príncipe Daemon?

Él asintió y le entregó un pesado saco de monedas. “Esto es para que todos en mi grupo entren y”, acercó a Arya a su lado, “nuestra habitación privada”. Hizo un gesto hacia los demás con la barbilla, “Los demás pagarán por sí mismos o se quedarán en el área pública”.

—¿Qué? Dijiste que lo tenías todo organizado. —Aegon se enfurruñó—. Y, además, pensé que habías dicho que estábamos haciendo caridad.

Le sonrió a su sobrino: "Entonces, darles una propina generosa a las chicas, eso equivale a caridad, ¿no es así?"

Mientras la anciana contaba su moneda, los ojos de los amiguitos de Aegon se agrandaban cada vez más. Sin embargo, Osgar, el trovador, fue el único que se mostró reacio: "¿Es solo la entrada? Con todo ese oro se podría alimentar a una familia de cuatro personas durante un año".

Puso los ojos en blanco: “Para once personas, sí”.

“Además, tiene una habitación privada”, señaló Arya. “No es mucho, los burdeles de Braavosi cuestan más o menos lo mismo”.

Él le pellizcó el trasero de manera burlona. —Conseguí una habitación privada para nosotros . Ella puso los ojos en blanco, pero no dijo nada más.

—¿Estás pagando por los guardias? —cuestionó Aegon, mirando a Ser Thorne de arriba abajo—. ¿Y si sus corazones fallan a mitad de la follada? ¿O si hay un desafortunado incidente con un consolador, según sus preferencias?

Arya le dio una patada en la barbilla, pero Ser Throne mantuvo su profesionalismo al responder a la broma de Aegon: "No te preocupes, no participaré en ningún deleite carnal, mi príncipe. Tampoco lo harán el resto de mis hombres. La entrada al establecimiento es todo lo que necesitamos para cumplir con nuestro deber y protegerte".

Ser Marbrand hizo una mueca como si no estuviera de acuerdo, pero los ojos de Daemon se dirigieron hacia Ser Arryk, que parecía incómodo y ligeramente aterrorizado. Miró al hermano del hombre, que miraba fijamente al suelo. Miró a Arya para ver si sabía por qué reaccionaban de manera tan extraña, solo para descubrir que ella era la razón.

Arya hizo un puchero seductoramente hacia los gemelos, extendió la mano y tiró de la barba de Ser Erryk en broma. "Oh, y yo que pensaba que finalmente iba a llegar a los Cargyll en acción". Se inclinó hacia ellos y susurró burlonamente: "Y no me refiero a con una espada".

—Bueno —dijo Aegon inclinando la cabeza—, de todas formas, no de metal. Arya echó la cabeza hacia atrás y se rió, alejándose de Daemon y acercándose a Aegon.

Ella lo reprendió en voz baja: “Iba a hacer esa broma”.

—Grandes mentes… —dijo Aegon con una sonrisa maliciosa, antes de darle un rápido beso en los labios.

Daemon apretó los labios con fuerza para que no lo pillaran frunciendo el ceño. Aegon le susurró algo al oído a Arya que la hizo contener la risa en su hombro. Aegon le levantó la cara y la besó como era debido. A ninguno de los dos parecía importarle que todos los ojos, salvo los de la anciana que casi había terminado de contar sus monedas, estuvieran sobre ellos.