Capítulo 4

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La maestra agarró el borrador del pizarrón blanco (ahora gris) y golpeó con tanta fuerza que todos se sentaron y se taparon los oídos, eran tan fuertes los golpes como si le golpearas con el cinturón a un niño que se portó mal.

La clase se calló por completo, solo se oía como pasaba la mosca. La maestra siguió leyendo y nadie interrumpió.

Fue algo muy tranquilizador, fue el momento más extraño de mi vida. Ni un grito de Aáron, de Luis, de James, todo era estupendo. Era como si se detuviera el tiempo en medio de una sinfonía de un coro desafinado, y se reemplazará por un coro de verdad... Claro en ese momento aproveché de comerme algunas sabritas.
"...Esta sujeta a la medida y cadencia del verso... "

Y Para Mi Mayor Suerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora