Capítulo 11

22 2 1
                                    

Después de unos minutos las tres salimos con nuestros vestidos. Mis amigas se veían increíbles y el vestido que traía puesto me quedaba a la medida, ¡huelga de chocolates!

- ¡Les quedan increíbles! –dijo Alin con las manos en su boca- Que esa Sydney se quede callada.

- ¡Muchas gracias! –dijo Evelyn- Chicas, ¡este es el vestido!

Todas gritamos, reímos, bailamos, saltamos... fue un día inolvidable. Y para mi mayor suerte, Alin nos hizo un descuento en los vestidos y nos dijo que era con la condición de que nos divirtiéramos al máximo y que llegáramos a esta tienda el día siguiente de la fiesta para contarle los detalles.

Con una sonrisa más grande que la del guasón, salimos de la tienda y pasamos por un café. Nos sentamos en una mesita al aire libre a platicar.

- Que suerte haber encontrado nuestros vestidos –dice Evelyn.

- Y además que buena onda es la vendedora –continuó Aubrey.

- ¡Y sobre todo descuento! –finalicé yo sin creerlo.

- Bueno cambiando de tema, cuando hablaba con Aaron...

- ¿Estabas hablando? Creí que babeando... -se burlaba Aubrey.

- Shh, no estaba babeando –se defendió Evelyn.

Aubrey y yo intercambiamos miradas y movimos la cabeza diciendo "Sí".

- ¡Ese no es el punto! –dijo Evelyn riendo con nosotras- además Aubrey tuve que despertarte de tu mundo rosa cuando te "caíste" sobre él.

- En primera ¡si me caí! –dijo Aubrey riéndose- y en segunda yo ya estoy en el mundo rosa.

- Ah, ¿te refieres al "mundo de Sydney"? –preguntó Evelyn.

- See, no sé ni para que vamos a su fiesta. Siempre nos hace nuestra vida miserable.

- Oigan, todo va estar bien –dije a ambas- nos vamos a divertir en la fiesta y aunque estemos rodeadas de rosa, tendremos nuestros vestidos hermosos y con descuento bailando en la pista, ¿Va?

- Esta bien –dijeron las dos riendo.

- Y por cierto –dije mientras veía la hora para irnos- ustedes dos "cayeron" con sus encantos.

- Entonces, significa que a ti también te gusta por referirte a él "encanto" –dijo Evelyn triunfadora.

- Tenemos que irnos –dije.

De vuelta a casa ya era tarde, entonces le pedí a Aubrey que me dejara en la esquina de mi calle para que pueda dejar a Evelyn a "buena hora". Me gustó haber caminando a esa hora, hacía aire fresco y una luz en uno de los postes que adornan la calle, no muy intensa pero lograbas ver el suelo. Eso me alcanzó a ver una silueta de alguien sentado en las escaleras de la casa de enfrente. Era de un hombre de mi edad con una chaqueta, no se veía triste, se veía aliviado. Era mi nuevo vecino. Y para mi mayor suerte su nombre era Dylan.

Trate de caminar lo más rápido que pude, pero la calle era tan silenciosa que mis pasos se oían como un eco, solo me faltaban unos pasos para mi casa cuando escucho un grito ahogado:

-¡Tú! -gritó Dylan. Creo que estaba borracho porque venía corriendo hacia mí, yo no sabía si correr o gritar. En vez de eso me quede inmóvil y justo cuando estaba a un metro de mí, reaccioné y le pegué con mi bolsa en la cara. Se notó que le dolió porque alcanzó dar una vuelta completa y se cayó. 




Y Para Mi Mayor Suerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora