Continuación...

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Continuación "Ojos azules".

Quede atónita, no me salían las palabras. El quería saber mi nombre. Soy muy exagerada, solo quiere saber mi nombre no es nada del otro mundo.
Le dedique una sonrisa y al fin me salio la voz.

-Aome Ayala.

-Lindo nombre.

-¿El tuyo?

-Edgar Williams.-Sonrió y tomo un sorbo de su café. Aproveche para irme antes de que me dijera algo. Me sentía una tonta, me temblaban las manos ¡Me había puesto roja! Mis mejillas ardian "¿Qué me pasa?" Ojos azules me ponía nerviosa, bueno "Edgar" que bello nombre "Edgar, Edgar, Edgar" repeti su nombre varias veces en mi cabeza. Era tan atractivo e intimidante.
Le gustaba el café y leer. Sus ojos eran un misterio para mí. Quería saber que ocultaban ¿Por qué demostraban tanta tristeza y frialdad?

Al llegar a casa me recoste en mi cama. Estaba agotada, quería dormir un poco. Lo necesitaba.

"Una habitación oscura ¿Qué hago aquí? ¿Qué es este lugar? ¿Ilonque eres tú? ¿Por qué esos ojos azules me obcervan? ¿Ilonque donde vas? ¡¡¡Ilonque no me dejes!!! Solo quiero ir contigo, tengo miedo. No quiero estar sola."

Me desperté exaltada, Ilu estaba a mí lado. Tenia su mano sobre mi abdomen, tenía los ojos llenos de lagrimas y su rostro emitía una gran tristeza.

-Nunca te dejare sola. Y nunca tengas miedo.- Musito mientras me abrazaba con ternura. Había escuchado lo que soñé. Yo hable dormida... otra vez.

-No sé porque soñé eso.

-Solo fue una pesadilla, estas muy cansada. Duerme un rato, luego vamos a comprar un jeans que me hace falta y la blusa que tanto querías.- La mire con ternura y con alegría.

-Aquí es.- Me aparto de mis pensamientos mientras entraba a una tienda.

-¿Qué andan buscando?- Nos pregunto amablemente y con una sonrisa inmensa una mujer de cabello rubio, ojos verde, delgada y muy atractiva.

-Unos días atras vimos una blusa negra en la vidriera.- Le respondió Ilonque señalando la vidriera donde ya no se encontraba la blusa que yo quería.

-Tienen suerte.- Ebozo una sonrisa y se dirigió a unas perchas que se encontraban en el lado derecho del local. Saco la blusa, me indico los probadores y dando salititos me dirigí a ellos. Me quedaba perfecto, la blusa era sencilla.

Fuimos a la caja, Ilonque pago por la blusa, dijo que era un regalo y que no protestara.

-Adiós.- Salude a la rubia que nos había atendido amablemente y me dispuse a salir del local cuando esta me respondió.

-Adiós Aome.

¿Cómo sabía mi nombre? Nunca se lo dije. Eso me asustó. Ilu me miro y solo sonrió ¿Se lo habrá dicho ella? No creo.
No le di muchas vueltas, capaz escucho a Ilu llamarme por mi nombre.

Pasaron dos días. En el colegió todo iba bien, y en el trabajo también. Solo que Edgar no iba ya hace dos días. Era algo raro, siempre estaba sentado cuando yo llegaba.

-¡¡Aome!!- Me grito Laura.- El muchacho te esta esperando.- Al escucharla mi corazón latía a mil por segundo. Me apresure y con un poco de torpeza pedí su orden de siempre.

-Aome.- Me dijo después de pedir su café.

-¿Si?

-Disculpa a mi hermana. Me dijo que fuiste a comprar una blusa y ella te llamo por tú nombre. Es algo torpe.

-¿Ella es tú hermana? ¿Cómo sabe mi nombre?

-Bueno... Em... Es que el otro día le dije que venia a tomar café acá... Bueno y le conté que mi mesera... se llama Aome... y te describí... Sueno como acosador.- Parecía muy nervioso al contarme como es que su hermana me conocía.

-¿Tú mesera? Te recuerdo que no soy solo tú mesera.- Dije enfadada.

-No, quise decir que... no importa.

-Esta bien. Ya le traigo su café.

-Trae dos esta vez.

Al estar sus dos cafés se los alcance.

-Aquí tienes.

-¿Me quieres acompañar?- Él era el único cliente que teníamos ese día, no lo dude y me senté.

-Y dime ¿Te gusta leer?

-Si, me encanta.

-Ya veo ¿Vas al colegió?

-Claro que sí. Trabajo para poder pagarme la universidad.

-Entiendo.

-¿Cuantos años tienes?

-Veintidós.- Él ya era mayor de edad.

-¿En que trabajas?

-Soy dueño de una empresa.

-¡¿Tan joven?!

-Gracias al estudió y mis padres.

-Entiendo.

Pasamos un rato largo hablando hasta que el se tubo que ir a la empresa y arreglar unos asuntos.
Era un hombre interesante, pero mayor que yo.
De pura suerte puedo vivir sola con Ilonque gracias al consentimiento de nuestros padres. No sé por que pienso en esto, nunca voy a estar con el, no me interesa de esa manera.

El frío de mi habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora