Capítulo 9.

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Capítulo 9. "Eres hermosa".

No había podido dormir en toda la noche. Eran las 10:00 a.m mi mente deambulaba por quién sabe donde.
Empeze a pensar con claridad cuando me levante al fin de mi cama, y me prepare un café.

"¿Quién era aquel "anónimo"?"

Esa pregunta rondaba mi cabeza desde el día anterior.
Era sábado, bendito sábado. Decidí ir a comprarme ropa ya que había recibido mi sueldo.

Aún sentía que algo estaba inconcluso, faltaba algo o más bien había algo que no sabía.

Las tiendas de ropa estaban abiertas. Pero algo me lo impedía ¡Maldición!
Mi rockeria favorita estaba abierta también. No pude contenerme.
Quería tener todos y cada uno de los Cd's que se encontraban allí. Eran buenisimos. Geniales.

Mientras buscaba uno de "Queen" escuche que alguien se acercaba. Voltee y mi semblante cambio espontáneamente. No podía descifrar lo que sentía, si fastidio por verlo ahí o felicidad. Él estaba allí, conmigo. Ojos azules.
Edgar vestía un jeans roto en las rodillas, de un color claro y una remera negra con el logo de "Pink Floyd". El pelo despeinado y su rostro demacrado, como si no hubiese dormido.
Yo tenía una remera de Ac/Dc y un jeans negro super apretado que marcaba muy bien las piernas. Mi cabello para un costado y por fin me había arreglado con un poco de maquillaje y rimel.

-Hola, Aome -. Dijo fríamente.

-Hola, Edgar.

-Veo que te gusta Queen.

-Si ¿A ti te gusta?

-Claro -respiró profundo y prosiguió -Cuando termines ¿Quieres ir a tomar algo?

-Oh, claro. Vallamos ahora, no tenía pensado comprar un cd igual.

Caminamos hasta una cafetería del centro muy conocida "Aroma a café" ese café era delicioso.

Nos sentamos. Yo me encontraba incómoda. Por más que ya había tenido una charla larga con él, me seguía poniendo nerviosa, y eso solo significaba una cosa: mejillas rojas.

Cuando nos sirvieron el café, ojos azules se dignó a soltar las palabras y hablar por fin.

-¿Te podría hacer una pregunta?

-Claro, si.

-En la cafetería, cuando estaba con aquélla chica ¿Por qué te pusiste así?-. Su rostro reflejó una inocencia, una ternura, y en sus ojos un destello de incredulidad.

-¿A qué te refieres? -. Me exalte un poco, no quería que sepa que me había puesto celosa. ¡PAREN EL MUNDO! reconocí haberme puesto celosa.

-No importa, es una tontería...-su semblante volvió a cambiar, esta vez se lo notaba frío-¿De verdad tienes diecisiete?

-Si.

-Maldición-. Dijo en voz baja, casi como un susurró. Apenas lo pude escuchar.

-¿Por qué maldices?

-¿Me escuchaste?-. Dijo aturdido.

-Si.

-Eres hermosa.

Y en ese momento no sabia que pensar. "EreshermosaEreshermosaEreshermosaEreshermosa" no sabía que responder. Opte por mirarlo y sonreír. Era mayor que yo. Era hermoso. Era un hombre. Era un hombre hermoso.

El frío de mi habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora