Prólogo

250 17 10
                                    

Quiero escapar y despertar,
sin saber mi tiempo.
Quiero respirar y nunca regresar.
Y quiero vivir, quiero existir,
sentir el silencio.
Ya no quiero hablar, sólo quiero encontrar un día de paz...
(Kudai: Escapar)
_____________________________

ROMPIENDO CADENAS

Hace dos semanas...

No podía huir por mucho tiempo, eso la sabía, aunque una leve esperanza de lograrlo no estaba del todo prohibida. Igual la herida sangrante en su costilla y el hecho de que corría en medio de árboles y arbustos que le hacían tropezar, no ayudaba mucho que digamos a mantener una idea positiva.

Sus perseguidores le pisaban los talones, a tan sólo metros de él, podía oír sus voces gritar su nombre. Volvió a caer entre las raíces salientes, maldijo antes de levantarse, aquél tropiezo hizo a aquellos hombres casi atraparlo. Siguió corriendo apartando elechos de su camino, gemía un poco cada vez que lo hacía, ya que los cortés y rasguños en sus manos sangraban y ardian. Aun si sus cortaduras sanaban con rapidez, no lograría curarlas todas, pues eso significaría perder energía, valioso recurso que no debía ser derrochado. Lo único que le quedaba era soportar el dolor y seguir corriendo como si su vida dependiera de ello, porque bueno, esa era precisamente la situación.

Cansado, miró al cielo, la luna no se molesto en salir para alumbrarle el camino, así que la noche era oscura en la selva de Bohemia, otro punto en contra. Apresuró su paso al escuchar a perros ladrando a sus espaldas, sintiéndolos cerca, demasiado para su gusto.

Por un momento de debilidad, empezó a lamentar el haber escapado. Si hubiera permanecido en la Residencia ahora mismo estaría tranquilo en su enorme habitación, entre sus paredes blancas ribeteadas de plateado; cortinas largas y ligeramente transparentes; el mármol brillante de su piso y... y el frío devastador de estar solo a toda hora. Si bien no se encontraría corriendo sudado y desesperado por salvarse, era muchísimo mejor que quedarse a vivir en una prisión sofocante, resguardado por carceleros que afirmaban ser sus protectores. Nó, no existía motivo alguno por el cual arrepentirse, después de todo era realmente mejor que tratar con el Triunvirato.

Gritó cuando algo se aferró a su tobillo derecho, luego al izquierdo y lo hizó caer de bruces contra el suelo. Giró sobre si, para deshacerse de la soga de energía que apresaba su píes.

_¡Lo tenemos! -graznó a viva voz un hombre de cabello oscuro, trayendo con sigo y para desgracia de sus ojos, una brillante luz azul-blanquecina que le lastimaba la vista, además de aquella cuerda de energía que quemaba sus botas y se hundía en su carne. Siempre podía deshacerse de él con tan solo mover un dedo, pero eso significaría matarlo, y él no lo quería. No creía ser capaz de soportar otra muerte mas en su conciencia, no después de lo de Ilanah. El dolor de su recuerdo era peor, talvez se lo merecía-.

_¡Sueltalo! -ordenó alguien más cuando sus propios chillidos aumentaron, sin dudar él lo liberó uniéndose a un grupo de hombres a su detras-.

Pronto se acercaron más personas proyectando luces con las manos, lo rodearon y dos de ellos lo tomaron por los brazos levantadolo hasta quedar él de rodillas.

_Aquí está señor. -pronunció una de las mujeres que compartían la persecución como leales soldados de aquel a quién tanto odiaba-.

_ Sí que nos costó alcanzarte. -dijó una voz muy conocida, él alzó la mirada buscando al dueño, pero sólo se topó con la oscuridad. Las sombras cubrían completamente a esta persona, quién era una figura más negra en comparación con la espesura de la selva-. No debiste haber escapado. -sus palabras desbordaba burla-. Mira como quedaste -aunque con la clara obstrucción a sus ojos, imaginó ver su dedo apuntando hacía él y sus heridas-.

_¿Preocupado por mi? -inquirió a la oscuridad-.

_Todo depende.

_ ¿De qué?

_Ya lo sabrás más adelante. -dió unos cuántos pasos al frente y la luz logró llegar a él, dejando ver el rostro pálido que este tenía, sus ojos resaltaron como dos pedazos de esmeralda y su cabello parecía haber adoptado el mismo color que la sangre. El lo reconoció en seguida, no era alguien fácil de olvidar, no por su buen aspecto, o por lo joven que se veía al mando de personas mayores, no fue por eso. Se dió cuenta de quién se trataba debido al gran parececido que tenía con su padre. La crueldad irradiaba en él, tal como lo hacía con Malcom, los gritos agonizantes de sus víctimas se desprendían mezclándose con los ruidos salvajes del lugar. Quizá El Concilio había perdido a un gran líder, sin embargo y como toda seguridad, ganó a uno mejor. Era casi imposible para él que la ira no lo invadiera en ese instante, y que las ganas de acabar con él no le surgieran-. Hola Mičjo. -saludó el susodicho-.

_Hola Aden. -respondió-.

________________________

Hola!!!!

Para los que me conocen y para los que no.  Hola, soy Natsumy. Una loca bibliomana, tributo, divergente, nefilim, cazadora de sombras, larcho, piedra preciosa y demás!!!!

Bueno. Luego de mucho esperar por fin actualizaré como debe ser Dimensiones.

Me tarde más de lo planeado pero bueno. Mejor tarde que nunca.

Gracias por leer!!!!
Espero que sigan fieles hasta el final ya que la historia va para largo.

¡¡¡Nos leemos!!!

DIMENSIONES: La Isla De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora