Capítulo 5: NOCHE OSCURA

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"La Noche sugiere, no enseña.
La Noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza;
ella liberá en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón".
(Brassai: La Noche)
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Si de algo podía Resnik presumir, poniendo que se pueda presumir de algo así, era de su excesiva desconfianza. No podías culparlo, pues todo era por la seguridad de su familia, y si existía alguna cosa por hacer para mantenerla a salvo, Resnik lo haría. Y tal como era de esperarse, había trasmitido ese "Don" en cada una de sus hermanitas. Dado que tanto Sezen como Nest, se centralizaban en un círculo impenetrable para cualquiera. Una de las razones por las cuales, la familia no tenía amigos, salvo Leo, que aún no era reconocido por Resnik.

Aunque Nest no se tomaba muy a pecho eso de la desconfianza, y en ocaciones se permitía esperar algo que que no fuera lo peor de cada persona, únicamente que, Nye no tuvó tal oportunidad.

Visto que, en cuanto la libero de sus ataduras, ella lo empujó con violencia  para salir de la jaula. No logró evitar sentir un ligero cosquilleo en las piernas, que la hacían sentir extraña, como si después de mucho tiempo volviera a estirar pie. Sumando la desorientación dada por  la montonera de personas que se le abalanzaban, que Nest juraría haberse sentido en un partido de fútbol americano.

Una a una, intentaban tomarla. Eran demasiados. Ni siquiera supó como hizo para avanzar los primeros cinco metros sin que nadie la hiciera. Pero su suerte no duró mucho. De sopetón, calló al pisó, al tropezar con algo que luego descubrió se asemejaba a una cuerda de luz que salía del hombre de la foto y que, más adelante, se empezó a estirar para enrroscarse en sus piernas como una serpiente hasta llegar a su cintura. Nest trató de zafarse, pero por mucho empeño que le ponía, la cuerda no cedía. Además de que estaba caliente, se introducía en su piel, haciendo complicada la tarea de moverse. Entre tanto era arrastrada por el otro lado, ella se aferraba al piso, rompiendo cada una de sus uñas sin preocuparle por si era doloroso o no. Iva dejando líneas de sangre tras sí y gritos.

El hombre cada vez se hacía más grande, faltaba poco para llegar a él y como si fuera poco, los demás no se quedaban atrás e iban a su encuentro.

Con reiteración, los focos parpadearon y entonces explotaron sobre sus cabezas. La oscuridad resurgió más débil, ahora los hombres de negro tenían las manos brillando. Nest miró su soga de luz que parecía tener vida propia, palpitaba sobre ella.

—¡CORRE! -escuchó un instante antes de que ésta desapareciera-.

Sin objeción, se incorporó aturdida y torpe, entró por la primera puerta que se le presentó. No logró divisar nada, excepto la negrura de la habitación. Pensó lo útil que sería poder irradiar luz como los otros, en serio lo deseó. En ese momento alguien entró, y por el sonido de su respiración agitada  casi pudo adivinar quién era. Pero aún si se sentía increíblemente familiarizada, no se quedaría para confirmarlo, de modo que, como buena chica, se hecho a correr hacia el vacío.

—¡Nest! -llamó, y a continuación, abarcó su cintura con una soga de luz. Fue tirada de ella tan fuerte, que no pasó ni un parpadeo para impactar torpemente con el pecho de Nye, fue como volar en el aire-.

Sus manos apretaron sus caderas, obligándole a verlo a los ojos. Resultaba intimidante cruzar miradas con esas lumbreras, su cuerpo reaccionaba de manera extraña.

—No es por ahí. -ni bien término, la subió al hombro sucediendo a correr, por el pasillo que recién fue capaz de ver por la luminiscencia del chico que la tenía atrapada. Su cuerpo golpeaba reiteradas veces el hombro de Nye, lastimando su estómago, y aunque ella también le agregaba todo el afán de lastimarlo, los repetidos puños en su espalda, no le afectaban en absoluto-.

DIMENSIONES: La Isla De Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora