Capítulo 1: Fairy Tail

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Me desperté en medio de un bosque frondoso. Al pensar en todo lo que había pasado, no pude evitar llorar por haber perdido a mi hermana. ¿Seguirá viva? ¿Acnologia la habrá matado? No tenía ni idea de nada. Estaba confusa. Perdida.

Escuché pasos aproximarse y podía oler humo de tabaco.

-Y entonces yo le dije, ¡Chupa el perro! -aquellos hombres estallaron en carcajadas y yo solo seguí llorando, en silencio, esperando que no se dieran cuenta de mí. Pero lo hicieron

-Hey, Macao, ¿y esa niña? -dijo uno de ellos.

-No sé, pero vayamos a ver que le ocurre -dijo Macao.

Se acercaron a dónde estaba yo sentada y se agacharon. Levanté la cabeza, sorbiéndome los mocos. Ellos solo sonrieron. Tendrían unos 30 años, uno llevaba tupé y una pipa, junto con una camisa de piñas, mientras que el otro tenía el pelo un poco alborotado hacia arriba y era bastante moreno.

-Hey, ¿Estás perdida? -me dijo el chico del tupé. - ¿Sabes dónde están tus padres? Soy Wakaba.

Negué con una triste sonrisa.

-Yo... -miré hacia al suelo. -Yo no tengo padres -lo volví a mirar, y él estaba mirando a su compañero, el cuál se dirigió a mí.

-Soy Macao, te ayudaremos, ¿Vale? -asentí. - ¿Te gusta la magia? -me preguntó, mientras me levantaba y me ponía en sus hombros. ¡Qué alto!

-¿Qué si me gusta? ¡Me encanta! -comencé a reír. -Pero en mi mundo no existe, sólo aparece en cuentos.

-¿En tu mundo? -preguntó Wakaba.

-Sí, fui absorbida por un portal, y aquí aparecí. Oye, ¿Existen las hadas? -pregunté emocionada.

-Claro que existen, y te voy a llevar a un sitio repleto de ellas -me sonrió, y yo al instante me alegré. Tenía ganas de ver a las hadas y volver para contárselo a mi hermana.

Esa sería mi meta en este mundo, ver a esas hermosas criaturas, y encontrar a mi hermanita para que sepa cuán maravillosas son.

Muchas horas después, llegamos a un local repleto de gente cantando y bailando. En un cartel ponía "Fairy Tail". ¿Es aquí donde estarán las hadas?

-¡Ya estamos de vuelta! -gritaron Wakaba y Macao, felices.

-¡Bienvenidos! -dijeron todos al unísono.

Macao llamó al maestro. Era un anciano muy bajito y agradable.

-Maestro, esta niña se ha perdido... Dice que no tiene padres -le susurró, pero pude oírlo. Hice una mueca.

-Hey, ¿Cómo te llamas? -me preguntó el maestro, sonriendo. Aguanté mis lágrimas, porque nunca nadie me había sonreído de esa forma, con cariño y ternura.

-A-Ady -susurré. -En realidad es Adara, pe-pero me llaman Ady.

-Bonito nombre, Ady. Te quedarás aquí con nosotros, ¿Vale? -asentí. -Bienvenida a la familia.

La palabra "familia" se repitió en mi cabeza.

-Fa-milia... -pensé en voz alta.

Mi hermana era mi familia. Siempre cuidaba de ella. Nadie nunca me cuidó a mí. ¿De verdad iba a recibir este cariño?

-Sí, Ady, familia. -dijo el anciano. -Soy Makarov, el maestro de este gremio de magos. Siento una poderosa magia en tu interior. Dime, ¿Te gustaría ser maga? -me dijo, sonriendo.

-¡Sí! -dije, asintiendo rápidamente, emocionada. -¡Quiero ser un hada! -sonreí.

Makarov se puso los dedos en la barbilla, pensando.

La luz que ilumina las sombras [Rogue y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora