Arthur despertó en un habitación de techo blanco, le costaba ver con claridad debido a la oscuridad de la habitación y eso le llevó a suponer que era de noche. Estaba un poco confundido,no recordaba exactamente que había pasado. Miró el suero que tenía inyectado en el brazo y se quitó la mascarilla que le ayudaba a respirar para después incorporarse levemente y sentarse al borde dela cama.
Notó una corriente en la espalda en ese momento, revisó su ropa y se dio cuenta de que llevaba una bata de hospital azulada.Odiaba ese ropaje. Se levantó con cuidado ya que se sentía un poco débil, agradeció que el suero estaba atado a un pedestal con ruedas. Así podría moverse con libertad.
Caminó por el aterciopelado suelo de la habitación hasta llegar a la puerta y salir en busca de alguna enfermera. Su aventura no duró mucho, ya que al abrir la puerta se encontró con una que parecía salir de la habitación de al lado y volvía a la recepción.
-Disculpe.
-¡Ah!Que susto me ha dado. Veo que ya ha despertado.
-Noera mi intención y sí, así parece. ¿Podría decirme cuanto tiempo llevo inconsciente?
-Desde el mediodía. Cerca de unas dieciséis horas, ya que ahora son sobre las cinco de la madrugada.
-Tanto tiempo...
-¿Le importa si le hago una revisión rápida? Es obligatorio cuando una persona que ha estado inconsciente durante tanto tiempo, despierta.
Tal como me había indicado, entramos a la habitación,encendió la luz y comenzó a revisarme. Desde la vista hasta los reflejos. Por suerte, el ''accidente'' no tuvo ninguna repercusión en mi. También me explicó que era normal si ahora me costaba recordar lo sucedido, estaba confundido o me sentía mareado ya que un trauma así afecta directamente a la estima de la persona.
Le pedí que me diese el alta para así irme ya de ese hospital, pero ella, muy amablemente rechazó mi petición. Primero,porque las enfermeras no podían dármela sin consentimiento del doctor encargado de mi y segundo, porque -tal como había dicho- solo me hizo una revisión rápida; y aunque esta no mostrase nada malo,eran necesarias otras pruebas más fiables.
Aquello me molestaba, no me gustaban los hospitales ni un pelo. Odiaba ese olor a fármacos que parecía ser el aroma del ambientador de cada sala y también esos colores pálidos que adornaban las paredes de las estancias. Te hacían sentir más enfermo de lo que podías estar.
Bueno, tampoco es que tuviese mucho que hacer.Sinceramente, aquello que hoy menos quería hacer era ir a la escuela, verse con su casi asesino y su panda de idiotas lame bolas y recordar lo sucedido el día anterior. Aunque no necesitaba de Jones para que la ansiedad de estar ahogándose pasase por su cabeza una y otra vez. Aún sentía la desesperación del momento y le hacía perder la respiración como si nuevamente estuviese hundiéndose.
Intentó apartar aquellos pensamientos de su cabeza y escuchar las indicaciones de la mujer que le señaló los horarios de comida y revisiones. También insistió en si quería algo de comer-considerando que llevaba más de medio día sin tomar bocado- pero me negué. Sentía unas ganas de vomitar terribles por el sabor a cloro y otros productos químicos que debía llevar la piscina de su edificio, pero eso no se lo comentó.
Ahora, su objetivo principal era encontrar algo con lo que matar el tiempo. Obviamente, dormir no era un opción ya que a pesar de sentir el cansancio de aquel que esta enfermo, él se mantenía en plena vigilia como si se hubiese tomado diez tazas de café -bebida que detestaba-. Se presentaron dos opciones, ver la televisión pacíficamente o aventurarse a investigar la planta del hospital donde estaba. Prefirió la primera por varias razones entre las que estaba el anterior mencionado cansancio, el tener que arrastrar el gotero y el considerar que -siendo las cinco de la mañana- muchos enfermos debían estar descansado.
ESTÁS LEYENDO
Limited Time: The countdown begins (Usuk, Cardverse moderno)
FanfictionLa cuenta regresiva a comenzado. Tres días son el comienzo; 6 meses, el límite. -No puedo amarte, Jones. A pesar de que este sea mi destino, nunca te podré perdonar. -No seas tan arrogante, Kirkland. Jamás me podría enamorar de un hombre y mucho m...