𝗥𝗲𝘀𝘂𝗺𝗲𝗻: dos insomnes enamorados. Gaara observa a la lectora por la noche cuando regresa de misiones. La lectora llega tarde a casa para finalmente atraparlo, FLUFF.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La aldea de arena siempre estaba casi en silencio cuando regresabas. El cielo oscuro caía en cascada contra la arena que giraba con el viento, creando obras maestras brillantes bajo las luces de la calle. Era pacífico, sereno incluso. Después de haber estado tanto tiempo en la aldea de la hoja para ayudar a supervisar los exámenes chunin, fue agridulce admitir que había extrañado la arena que se colaba entre mis dedos cuando caminaba. O cómo siempre se abría paso hasta mi cabello solo para ser arrastrada por el desagüe en la ducha.
"Te perderás tu parada si sigues soñando despierta, T/N... Y yo que pensaba que Shikamaru era malo", me regaña Temari, empujándome en dirección a mi puerta. No puedo evitar sonreír cuando me doy vuelta lentamente hacia ella: "Solo extrañé la arena".
"Seguro. Dímelo de nuevo durante la próxima tormenta de arena". Temari hace una mueca, sacudiéndose las motas de color marrón claro que le caen del hombro.
"Solo quieres una excusa para volver a la hoja y ver a Shikamaru". Arqueo las cejas mientras observo el tinte rojo que se arrastra como una enredadera por su cuello y su incapacidad para darse la vuelta a tiempo, "como si... Su inteligencia apenas compensa su falta de motivación... Ni me hagas hablar de cómo piensa que todo es una lata".
Temari se cruza de brazos y salta del umbral de piedra, "además, no tengo tiempo para más hombres. Ya tengo que asegurarme de que mis hermanos no quemen nada ni mueran de hambre. Qué lata".
—¡Ja! Incluso estás empezando a sonar como él. Admítelo, estás enamorada.— Jadeo casi de manera demasiado dramática al verla voltearse, lo que hace que se detenga en seco mientras la ira muerde sus palabras —Buenas noches, T/N.
—Te veré mañana, Temari.— Finalmente me doy por vencida, me doy la vuelta para abrir la puerta desgastada y murmuro una pequeña victoria: "No lo negó".
Mi pequeño apartamento estaba aburrido después de mi ausencia. Vacío y oscuro, excepto por la arena dorada que se acumulaba en pequeñas obras maestras en la puerta al soplar a través de la pequeña grieta, dejando su marca única y dándome la bienvenida de regreso a casa. Me tomo mi tiempo para encender las velas para evitar encender las luces y preparar un poco de té, pierdo la noción del tiempo. Finalmente me encuentro recostada en el sofá, mirando el reloj en la pared que dice que son casi las dos de la mañana, pero mi mente y mi cuerpo dicen que apenas es mediodía. Después de limpiarme y lavar mi ropa de entrenamiento, finalmente camino con dificultad hasta el dormitorio para convencerme de que estoy cansada.
