Terminan las primeras clases dando lugar al almuerzo. Para llegar al comedor, tengo que cruzar el inmenso campus hasta el otro edificio.
Me cuelgo la mochila en un hombro, intento esconderme lo máximo posible entre mi abrigo y mi jersey, con mi gorro de lana negro a juego. No siento la nariz, como casi nunca a lo largo de todo el invierno. Mis converse se mojan cuando piso el césped empapado por las tímidas gotas que caen.
Estoy a punto de llegar, cuando algo capta mi atención; a mi derecha, un barullo de gente dispuesta en un círculo se dedica a murmurar y aclamar. Me introduzco entre ellos a base de algunos empujones; algunas veces, ser menuda no ayuda mucho.
Veo a un chico siendo empujado con brusquedad, tambaleándose hacia atrás para mantener el equilibrio. Su pelo casi pelirrojo se pega a su frente todo mojado. Hay pánico en sus ojos azules, temor por algo ....o por alguien.
Otro chico, aunque este más corpulento y alto que el pelirrojo va en su dirección para, probablemente, empujarlo de nuevo. Y así es: propina otro fuerte golpe en su pecho haciendo que se derribe en el suelo resbaladizo. "Gracias a Dios que la mochila ha amortiguado el golpe".
El segundo joven camina despacio hacia donde se encuentra el indefenso chico, como un león avanza hacia su presa. Entonces no puedo más; me interpongo entre ambos, soltando mi mochila en el suelo.
-¿Qué crees que haces?
-¿Y tú quién eres? - me mira sorprendido, como si no creyera que yo estuviera aquí -. Será mejor que te apartes, canija. Esto es algo entre el pelirrojo y yo.
-¿Por qué no te metes con alguien de tu estatura, imbécil?
-¿Eres nueva? Nunca te he visto por aquí.
-Es que no suelo acercarme a gilipollas que se depilan las cejas y carecen de cerebro; los repelo.
-¿Qué has dicho? - su voz suena grave y cargada de rabia. Por un momento, espero a que comience a salirle espuma de la boca, pero me decepciono cuando no es así.
-Que eres una pedazo de mierda, un defecto de la vida. Vuélvete al gym, que es lo único que sabes hacer...
De repente, siento una presión en los labios que no sé por qué está ahí, hasta que analizo los últimos segundos: me está besando.
Lo aparto rápidamente para después limpiar mi boca con la manga del abrigo: - ¡¿PERO QUÉ COÑO TE PASA?! - escupo.
-¿Quién eres?... - dice pasándose el pulgar por el labio inferior; reprimo las náuseas que amenazan con salir ante esa visión.
-No te importa.
Mira alrededor, observando a la gente que nos rodea. Entonces, hace un movimiento con las manos y los espectadores comienzan a expandirse. Me giro hacia el chico pelirrojo aún en el suelo, y le indico que corra.
Una vez solos, creo que todo a terminado, pero, para mala suerte la mía el "sin neuronas" sigue hablándome.
-Me llamo Cam. - alarga una mano, con la intención de que yo se la tome, pero acaba por bajarla al ver que no seguiré su juego. Ríe torciendo la boca hacia un lado -. Eres difícil, canija.
-No me llames canija, imbécil.
-No me llames imbécil, sabes mi nombre. ¿Me vas a decir el tuyo?
-¿Para qué? No vamos a volver a vernos, ni a tomar café por las tardes. Prefiero seguir alejada de ti.
Sus ojos azules y grises me miran profundamente, su boca formando una fina línea, pero no de rabia. Trago saliva duramente; el que sea un completo hipócrita no le quita que resulte atractivo: su cabello es castaño, aunque no puedo asegurarlo con el gorro que lo oculta. Tiene los labios finos, el superior perfectamente delineado, y su piel no es demasiado pálida, más bien tiene un bonito color.
-¿Es café lo que quieres? De acuerdo, todo por estar contigo - da un paso para estar más cerca de mí -. Digamos que me interesas, canija.
Llevo una mano a mi boca, tragándome una oleada nueva de impulsos por echar el desayuno fuera.
-Oye, déjalo, ¿quieres? Hay millones de chicas que querrían acostarse contigo, pero yo no. - recojo mi mochila del suelo y me encamino al comedor.
-¡No me has dicho tu nombre!
-¡Ruperta, me llamo Ruperta!
Aunque, en realidad, me llamo René.
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Why not?
Teen Fiction...-¿Qué crees que haces? -¿Y tú quién eres? - me mira sorprendido, como si no creyera que yo estuviera ahí -. Será mejor que te apartes, canija. Esto es algo entre el pelirrojo y yo. -¿Por qué no te metes con alguien de tu estatura, imbécil? ...