Sacudiendo y despertando

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Mientras hablaba, Alicia la retiró de la mesa y empezó a sacudirla hacia atrás y hacia adelante con todas sus fuerzas.

La Reina roja no ofreció la menor resistencia: tan sólo ocurrió que su cara se fue empequeñeciendo mientras que los ojos se le agrandaban y se le iban poniendo verdes; y mientras Alicia continuaba sacudiéndola, seguía haciéndose más pequeña..., y más gorda..., y más suave..., y más redonda..., y ... ..., y..., ¡en realidad era un gatito, despúes de todo!

Alicia a través del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora