Especial dedicación al amor de mi vida

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Querida Manhattan;
Añorar es eso. Echar de menos. Ya puede ser algo, o alguien. En este caso me centraré en ti.

Echar de menos a alguien, es un sentiminto de melancolía inevitable. Personalmente, me está derrumbando.

Añorar, es por ejemplo, echar de menos esos momentos al lado de ese alguien. Y echar de menos a esa alguien, trae consecuencias.

Nos lleva por ejemplo, a plantearnos si simplemente echamos de menos, o queremos de vuelta. Echarte de menos Manhattan, nos impulsa a hacer locuras, o a volvernos totalmente locos. Puede llevarnos a recordar errores, o a cometer nuevos.

Echar de menos, consiste en añorar a quien un día tuviste. Y una vez que ya no le tienes, que ya no está, duele. Duele no poder tener un paisaje tan conocido a través del cristar de tu cuarto cada mañana al despertar. Echas de menos momentos y detalles como ese.

Echas de menos que te bese repetidas veces y te diga lo que te quiere mientras tanto. Echas de menos esa manera que tenía de mirarte como no miraba ni a Barcelona; esos ojos que te miraban como a su diosa, y rogaban a Dios no perderla nunca. Todas necesitamos alguien que nos mire de esa manera. Extrañas poder tomarle de la mano cuando estabas insegura, y eso te traía de vuelta a la Tierra. Ahora solo te queda agarrarte a la manga de la chaqueta cuando temes algo. Añoras sentarte en su sofá junto a él para ver tu serie de dibujos preferida. Echas de menos su preciosa hermana que te tenía enamorada, y él solía presumir de que erais sus chicas. Echas de menos mirarte en todos los espejos por el condado, y que él te imitara. Ahora solo te queda su reflejo en cada espejo que os mirasteis. Añoras esas canciones de vuestra banda preferida, y que su padre fuera un heavy como tú. Hicisteis buenas migas. Añoras los pocos minutos que teníais para estar juntos, y añoras que tu hermano jodiera alguno. Echas de menos su olor, ese olor por el que rezaste cada noche por conservarlo. Añoras que su cuello le fuera como anillo al dedo a tus brazos, y que sus manos encajaran a la perfección en tu cintura. Sufres melancolía por esas canciones que os cantabais de vez en cuando, y sufres en silencio en cada lugar que te recuerda a él. No soportas ver esa chupa verde caza dos tallas más grandes, la cual llevabas puesta al visitarla por primera vez. Echas de menos que conociera todo de ti, y supiera cual es el café que te gusta. Añoras ese caramelo de café que le diste trás un exámen. Echas de menos pasar las tardes a solas y juntos. Echas de menos que estuviera esperándote en todas las calles al acabar las clases. Añoras cada carrera que echaste por su casa que no te cogiera, y cuando te pillaba peleábais entre risas hasta terminar en un beso. Echas de menos animarle después de una mala carrera, o haberle felicitado si fue buena. También añoras esos ánimos que te daba cuando entrabas a un examen de matemáticas o biología, los odiabas. Echas de menos If today was your last day de Nickelback. Echas de menos sus calles en el día de carnaval. Echas de menos cada fecha en la que cumpliríais un mes más. De hecho, hace veintidos días fue once de marzo de nuevo. Echas de menos abrazarle, besarle, sonreirle, mirarle, y todo lo que teníais. Te fastidia que todos esos planes de futuro que teníais, y que Elías y Reyes ya se hayan fugado. Dime, ¿lo echas de menos, querida Manhattan? Porque desde luego a mí tenerte tan cerca y tan lejos durante tanto tiempo, y no poder ni mirarte desde la ventana, me quema por dentro.

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