Antes de nada, quiero que tomes diez minutos de tu tiempo para leer esto. Quiero que escuches y pongas atención en lo que voy a decir.
Para empezar, quiero pedir perdón por todo el mal que le he causado, Manhattan, llevale tú mi perdón en el viento. Quiero que sepa, que lo que menos pretendo en esta vida es que sufra. Quiero decirle que, su vida va antes que la mía, porque es por quien mato y al que dejaría que me matara. Perdón por todo lo que he hecho mal, perdón por no haber sido feliz aun que por el fuese. Perdón por todo... perdone mis modales y todo lo que dije y todo lo que pudo doler. No me cansaré nunca de repetir que lo siento. Y los días que no he sabido de su vida, han sido la pesadilla que nunca quise imaginarme. Juro que me siento sola y perdida si no le tengo en Manhattan. Por eso no volveré a dejarle, no quiero una vida en la que él no esté; eso no es vida. Por esto y por todo lo innombrable, perdón, nunca quise hacer mal.
Espero que lo entiendas, mi querida.
Y para seguir, quiero recalcar que mí calendario sigue negro desde agosto. Ya son más de cien días los que lleva fuera; aproximadamente ochenta y ttes sin él. En esos ochenta y tres días que me han parecido una cruel y larga eternidad, solo he tenido tiempo de agarrar su foto con fuerza preguntándole-aunque no me escuchara-que hacer, por donde debía ir. Juro que sin el, me siento perdida, no me siento más que un fantasma que no encaja sin el aquí. Siento que bailo sola en una gran habitación vacía en vez de sobre algunos pies. Cierro los ojos, aprieto la carta que me dio el último día que nos vimos, y le siento. Siento como si estuviera aquí, besando mi frente, diciéndome que todo saldría bien de nuevo. Siento como si su mano estuviera en la mía, y al mirarme en los espejos, veo el reflejo de su mano en la mía. Al dormir siento sus brazos a mi alrededor, me siento segura en unos brazos que me prometieron infinidad, y temo el despertarme, porque ese abrazo se desvanece, y con él, su maravilloso olor. Siento esas veces que me revolvió el pelo cada vez que lo toco. Siento que me está mirando cuando tengo los ojos cerrados, siempre me aterra abrirlos. Siento su respiración al compás de la mía cada vez que veo nuestras fotografías en mi pared. Siento sus besos cálidos al tocar mis mejillas. Oigo su voz, oigo cada palabra que me dijo, oigo su preciosa risa a todas horas, lo oigo en cada persona con la que me cruzo. Siento su presecia cada fin de semana que salgo, y a la salida del instituto. No se, siento que está cera cuando salgo a la calle y le busco entre las multitudes, pero nunca está. Es duro sentirle tan cerca y tan irónico que esté tan lejos. Aun así, ahora mismo, estoy sintiéndole en la música que oigo. Cierro los ojos un momento, y escucho atentamente 'no puedo vivir sin ti'. Esa canción la oigo a todas horas. La oigo cuando duermo. La oigo en el coche. La oigo cuando estudio o leo. La oigo cuando tapo mis oidos. La oigo en la melodía de los pájaros. La oigo al fondo de los vociferios del centro de la ciudad. La oigo en todas partes y no me canso de oirla. Al igual que no me canso de las sonrisas repentinas que causa con un simple saludo a pesar de todas las lágrimas. Es increible como puede llegar y a la mínima poner un parche a lo malo y arreglarme. Es increíble como me hace sentir. Es increíble lo que siento cuando me pongo esa camiseta de propaganda que me regaló un día; una princesa no puede compararse con ello. Por muy sencilla que sea, es mi camiseta preferida. Es enorme la sonrisa que tengo cuando leo su matrícula, esa que me quedé y que hoy descansa bajo mi almohada al igual que su foto. Su carta por cierto, la llevo en el bolsillo a todas tus partes, querida. Necesito saber que está ahí en todo momento. Le prometí que le iba a hacer sentir que todo ha servido para algo cuando ya se fuera. Y todo ha servido. Esa foto, ha sido mi salvación. Ha espantado todos mis demonios en esos ochenta días. Bastaba leerla cuando no estaba bien, y llorar, sí. Llorar. Pero por lo mucho que le extraño, y me hace pensar en todas las promesas. Dije que sería feliz, y en la carta, dice que todos los momentos volveremos a repetirlos cuando vuelva. Eso me mantiene esperándole. Y le esperaría mil años si hiciera falta.
Realmente, nos veo a ambos en todas la calles. Oigo las concersaciones que tuvimos, y mil veces al día recuerdo esa vez que le dije que era preciosa por tantísimo que me costara. Todos los días lo digo para mí misma, y le siento cerca. Merece la pena, claro.
No importan los kilómetros, no importa donde estemos ahora mismo. Cruzaría lo que hiciera falta para verte, Manhattan. Doblaria el mapa para volver a ti. Pero eres feliz tal y donde estas, cuidando de él, y quiero que lo seas, ya este yo presente o no, quiero que lo seas. Hago lo posible desde aqui para que los segundos pasen más rápidos y poder teneros pronto. Solo pienso en que cada vez queda menos. En solo cuatro meses ya estaré esperándote en todas partes. Ya saldré del instituto esperando a verte y sentir tu fragancia, tirar todo al suelo y saltar a abrazarte. Se me saltan las lágrimas al pensar en ese momento. El reencuentro siempre es lo más bonito.
Imagino antes de dormir, los días que pasaremos juntos, imagino todas los escritos de ambos y todas las risas como las de antes. Y cualquier momento es bueno para recordar las morenizas, para recordar los cuarenta y mi vestido de flores. Ese día no fue el mejor... Pero la máxima es inevitable. Cualquier momento es bueno para recordar esa noche, lo poco que debe de acordarse. Pero ese día, y días como los que pasamos así, son por los que merecen la pena esperar. Días como conocernos en pijama son los que habría que repetir. Deberíamos reencontrarnos así. Días como el que intentó robarme mi jirafa de peluche mil veces.
Cosas que no olvidaré, son cosas como el album de fotos y todas las fotos de ambos que le regalé, y tantos huecos nos quedan por llenar de más momentos memorables. El collar con mi nombre que lleve durante años y años, ya se me conocía como la niña de la cadena de plata. Ese collar quise que lo conservara él por ser lo mejor que apareció en mi vida. La camiseta en la que escribí su nombre cientas de veces y con la que dormí abrazada cientas de noches. Cosas, como los sugus que te dí. Cosas como los abrazos profundos como los del valle y los de los últimos días. Cosas como las llaves de karate que me hacia en tus calles. Cosas como las lágrimas que compartimos. Cosas como palomarejos. Cosas como las grabaciones de voz que aun conservo. Cosas como esas conversaciones entre las 04:00 y 06:00 de la madrugada. Cosas como los buenos días a las dos de la tarde. Cosas como las guerras de agua. Cosas como ir al martes después de la matrícula. Cosas como cantar juntos. Cosas como los recuerdos preciosos que tengo de él.
Duele también la espera... es dura, sí, es posible. Duelen los buenos días en mis buenas noches, y los saltos en el tiempo. Duele lo poco que nos podemos dedicar. Pero ese dolor es el que se siente por alguien que ha dejado huella; que merece la pena. Y puesto que él lo ha hecho, no tengo que preocuparme. El dolor no siempre será malo.
No quiero olvidarle y no lo hare, pero necesito renovar esos momentos porque yo sin él no voy a ningún sitio. Y sinceramente, por tantísimas sean mis ganas de verle, me alegra saber que podemos hablar aun así. Así que no contaremos más millas o kilómetros, contaremos todos los 'siempre', los 'idem' de los cuales sigo acordándome cada día, los 'te quiero' que son incontables, los 'no puedo vivir sin ti' literales, los 'mi vida' que siguen siendo así. Todo, la distancia siempre será lo de menos cuando la persona importa. Además, me alivia saber que solo queda la mitad para que vuelva, sé que pasaremos más días juntos y esperaré lo que haga falta. Mientras tanto, espero que hablemos todos los días y que sea para contarnos lo bien que nos va a ambos. Mientras tanto, me aferraré a las fotos y a su carta, y a ti, me reiré de cuando quería jugas a las canicas a las tres de la madrugada en la máxima. Mientras tanto, esperaré feliz, porque las veces que me faltaba felicidad, el también lo sufría, y yo lo sufrí cuando lo paso él mal. Asi que seré feliz y haré lo posible para ver el lado bueno de las cosas, para que él haga lo mismo. Solo quiero que sea feliz.