Louis se preguntaba si en verdad iba a poder vivir toda una vida con algo así. La ansiedad se apoderaba de él cada vez que recordaba lo sucedido o imaginaba qué más podía ocurrir en cualquier momento, aunque Harry le había hecho saber que ellos podían ayudarle a controlar y mejorar su habilidad con el fuego. Ja. ¿Eso estaba pasando? Esto estaba pasando.
—No van a recordar las cosas como son —Harry asegura—. Todo parecerá un accidente. Ni si quiera sabrán que estuviste ahí.
¿El encargado? Liam. El chico fuerte, al parecer, no solo podía sentir las emociones de los demás, sino hacerles sentir las que él deseara.
—¿Recuerda mi hermana que su novio la golpeó? —Harry asiente con dureza—. ¿Y no podría Liam hacerme olvidar que vi eso?
El pecho de Harry se encogió ante esa petición.
—Tienes que aprender a controlar esto, y no lo harás olvidando cada cosa que duela.
Louis no contestó. Estaba sin fuerzas y lleno de impotencia, pero no podía pensar en eso ahora. Tenía que mantenerse quieto para poder marcharse.
—Cualquier cosa que necesites... solo llámame —Harry prometió estar ahí al dejarle en casa.
Louis siente su corazón estar a punto de estallar en cuanto pisa el campo.
Todo va a salir bien, es sólo un partido de fútbol, ¿qué puede salir mal? Mejor no lo pienses, se ordenó.
—¿Estas bien? —Stan pregunta, apretando su hombro—. Has estado callado.
—Todo bien —mintió, sintiendo que sus mejillas ardían.
Bebe tanta agua que su estómago comienza a sentirse pesado, escucha atentamente al coach. Podían hacerlo, podían ganar. Podía no quemar todo el maldito lugar, ser normal, como siempre lo había sido. Louis nunca llevaba sus problemas al campo, nunca, y eso debería seguir siendo de esa manera. Incluso si cae al césped queriendo gritar del dolor. Había sido solo una pequeña metedura de pata, iban muy rápido, tropezaron, se hizo daño. Sus amigos se acercan, es un poco difícil respirar no sabiendo que podía ocurrir. Sabiendo que podía ser tan malo.
—Él no luce bien —Stan informa al entrenador, quien inmediatamente se acerca.
—No, estoy bien —Louis expresa, moviendo su flequillo hacia un lado, sintiendo el sudor resbalar por su cuello y su vista desenfocada.
Él se aferra a la botella fría que alivia su piel desde el suelo.
—Estás ardiendo —el entrenador lo mira con seriedad—. Vamos al banquillo, has hecho todo lo que has podido hoy.
—No me ocurre nada —se seca el rostro con una toalla—. No puede mandarme al banquillo, coach.
—Tienes fiebre.
—No, claro que no.
—Ya me has oido, Tomlinson —sopló el silbato y le dio la espalda, sacando a otro jugador para reemplazarle—. Los demás al campo. No perdáis tiempo.
—¿Louis? ¿A dónde vas? —Stan grita desde la línea del campo al verlo alejarse—. ¡Louis!
Inmediatamente entra a los vestuarios, mira su reflejo en el espejo, queriendo saber por qué sus ojos son de color miel y no azules. Se moja el rostro y sin importarle la reacción del equipo, agarra sus cosas y se marcha esperando enterrarse bajo las mantas de su cama.
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𝐖𝐞'𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭 𝐦𝐚𝐫𝐯𝐞𝐥 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐡𝐞𝐫𝐨𝐞𝐬 [ 𝐋.𝐒 ]
ActionLouis descubre que no es como los demás a los trece años. O donde Louis brilla.