03 ✨ el rostro de un ángel

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Su brazo está más que dormido debajo de la almohada, así que Louis se estira y se remueve hasta que su rodilla da con algo. Abre los ojos casi involuntariamente, su vista desenfocada encuentran el rostro de alguien a centímetros de él. El desastre de anoche tarda menos de un minuto en presentarse en su mente como una película; Felicite bailando a su al rededor, las personas y el ruido, la voz inquieta de Charlotte. Ella está enojada frente al chico, quien aprieta y tironea de sus muñecas, cuyas palabras son veneno; solo tienen la intención de hacerle ver que ella no tenía razón. Los dedos de Louis arden, de nuevo. Todo el lugar empezando a llenarse de los destellos de las explosiones de los fuegos artificiales y petardos, logrando que se sintiera más desesperado, casi pudiendo escuchar todo aquel ruido, y los árboles cayendo. Miró más allá del chico despeinado que dormía, pudiendo distinguir que estaban en una cama grande. Bastante grande, probablemente una King size, en un cuarto que era no solo lujoso, sino malditamente perfecto.

Estoy muerto, piensa y las malditas manchas rojizas se movían por su piel, haciendo que su respiración se volviera agitada. Asume que chico sigue dormido y que todo va a acabar en llamas cuando un brazo lo rodea y a pesar de que el contacto físico afectivo lo hace sentir mejor, sabe que si no él lo suelta enseguida, realmente le va a hacer mucho, mucho daño. Louis observa al chico abrir los ojos finalmente. Él se despega de las sábanas, pero no se aparta cuando la piel de Louis comienza a, quemar, no lo suelta. Su agarre es tan tenaz como un metal, las capas de fuego no lo afectan en lo mínimo.

—¿Eres un ángel de verdad? —Louis se permite decirlo en voz alta dadas las circunstancias—. No quiero hacerte daño.

Harry sonríe y entonces Louis lo sabe: él es un ángel.

—No me harás daño —le asegura, y Louis se siente efermamente hipnotizado.

Sus manos dejan de temblar poco a poco,l mientras observa el fuerte brazo que lo rodea y lo acaricia a pesar de que su temperatura es la de un horno.

—Lo siento mucho —murmura, intentando respirar profundamente, viendo el humo rodearlos.

—Te traje aquí anoche —dice—. ¿Lo recuerdas?

—¿Qué pasó con los árboles? Yo los derrumbé —traga saliva nervioso—. No nos hicieron daño. ¿Cómo?

—De la misma manera que no lo hicieron cuando caminábamos hacia aquí.

—¿De verdad no nos aplastaron?

Él ríe. —Bueno, tú los quemaste, ¿por qué te sorprendes tanto por haberlos atravesamos?

—Tengo que irme —articula, y por un segundo el calor flaquea—. ¿Dónde se supone que queda mi hermana en esta historia?

—Zayn se encargo de ella.

—¿Zayn?

—Mi amigo —responde poniéndose en pie—. La llevó con tu familia. ¿A dónde tienes que ir?

Louis suspiró pero no con tranquilidad.

—Con ellos, mi familia —murmura con obviedad, dándose cuenta de que podría incendiar su propia casa si no detenía lo que sea que estaba ocurriendo con él—. ¿Cómo acabó todo anoche?

—Hey —él apoyó la palma de su mano sobre su hombro, abandonando su torso—. Nos hicimos cargo de todo. No te preocupes.

Si no eres un ángel... —Entonces, ¿quién eres?

—Harry —responde. Luego se aleja,l poniendose en pie, metiéndose en una camisa de tirantes blanca. Caminó hasta una puerta que dejaba ver lo que era un baño—. Puedes ducharte y coger toda la ropa que quieras del armario. Te espero abajo para desayunar.

Louis dejó de observar la bañera junto a un enorme ventanal. —Pero tengo que irme a casa.

Él le dio una mirada divertida desde la puerta.

—No creo que seas del tipo que va a así por la calle.

Louis miró su cuerpo aún en la cama, su ropa estaba casi desvanecida, chamuscada y llena de agujeros que dejaban ver venas por las que circulaban algo parecido a lava. Las preciosas sábanas y el colchón estaban volviéndose cenizas bajo él.

—No ensuciaré tu baño —prometió, aunque tenía sus dudas.

Harry le sonrió antes de salir de la habitación. —Sé que no.

Si Louis no se equivocaba, Party in the USA estaba sonando cuando bajaba las escaleras. Puede ver a Harry entrando a la cocina junto a una chica. La mirada de un chico igual se detuvo en Louis unos pesados segundos.

—¿Se ha duchado? —preguntó a Harry.

Louis no pudo entender la razón de la pregunta así que lo ignoró, como todas las cosas más grandes que él.

—No iba a dejar que se subiera a mi Jaguar así —explicó cuando el chico comenzaba a reír y entrecerrar los ojos, pero Harry se percató de la presencia de Louis y cambió su expresión a una más cordial—. Hola de nuevo —se apresura a decir. Louis pudo ver como un hoyuelo nadó hasta la superficie de su mejilla mientras decide no oír el comentario del coche—. Este es Louis.

—Así que, ¿él causó el fuego de anoche?

—Fue sin querer —Louis intenta aclararlo con un murmuro un poco nervioso hacia quien supone que es hermana de Harry. Tienen los mismos rasgos y el mismo atractivo.

—Solo bromeaba, soy Gemma.

—Y yo Niall —el chico castaño que cocinaba de espaldas bajó el volumen de la música, puso platos en la isla de mármol beach y se apresuró a presumir de unas tortitas—. ¿Quieres desayunar?

—La verdad es que tengo que irme —contesta, mirando a Harry. ¿Dónde demonios estaban? Tenía que sacarle de ahí mientras su cuerpo no era un volcán de lava.

—Son las diez de la mañana, ¿cómo vas a irte de nuestra casa sin desayunar? —Louis se giró hacia atrás para ver a otro chico caminar hacia ellos, era fuerte e igual de hermoso que los demás. ¿Cuántos eran? ¿Y por qué todos estaban esculpidos como auténticos dioses del olimpo?

𝐖𝐞'𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭 𝐦𝐚𝐫𝐯𝐞𝐥 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐡𝐞𝐫𝐨𝐞𝐬 [ 𝐋.𝐒 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora