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Los 4H

Me acabo de dar cuenta de algo que no quiero admitir; Viola Baker y yo somos muy parecidas. Puede que yo haya actuado sin pensar frente a ella, pero eso no le da ningún derecho a tratarme como lo hizo, después de todo ella es una persona civilizada y no debe portarse a la altura de una estudiante de secundaria; eso me hizo verle un punto débil, su compañía.

Le aterra el hecho de que alguien quiera verla venirse abajo, ya sea que la amenace una macro empresa de renombre mundial o una chiquilla de 17 años, y en eso siento empatía; ambas estamos dispuestas a defender lo que nos es importante con uñas y dientes, así demos la vida misma.

Al salir de la oficina de Viola, una de sus secretarias me informa que debo ir al tercer piso con los demás becados de secundaria para una segunda bienvenida.

Maldita sea.

Tomo mi mochila y bajo por el ascensor al piso dicho, donde una señorita me ofrece otro tríptico con toda la información necesaria de materias, clases extra curriculares y otras cosas que abarcan nuestros cursos y que cubre la beca. Hay un pequeño grupo de estudiantes sentados en una especie de mini reunión y frente a ellos se encuentra una chica de cabello rubio cenizo recogido en un moño y pequeños pendientes de diamantes en un pódium señalando puntos del tríptico y respondiendo preguntas.

—Como sabrán, el acuerdo que Isaac Guzmán tiene con nuestra Institución, le ha sumado muchos beneficios a "Los Jóvenes del Mañana", beneficios con los que antes no contaban.—hace una pausa y lanza una mirada furtiva a la primera fila—Esto con el fin de brindarles mayor libertad en nuestro nivel social y exonerarlos de la presión de estudiar en una escuela de este nivel, ahora todos somos "iguales"—y ríe a su chiste sin gracia. Un par de chicas en la primera fila le siguen el juego pero en general todos guardan silencio—Bueno, si ya no hay alguna duda por resolver, les recomiendo a los nuevos acercarse con su respectivo consejero para saber que módulos van más acordes a sus capacidades.

Todos dan un par de aplausos sin ganas y la sesión queda terminada. Los alumnos se levantan de sus asientos y comienzan a dispersarse.

—¡Megan!—me sorprende una chica de cabello castaño, ella ve mi cara de confusión y asiente enérgicamente—me presentaré formalmente, mi nombre es Sara y estudio tercero de Secundaria.

Entonces la recuerdo, es la chica que me dijo dónde estaba Isaac el día del accidente.—¡Claro!, un placer Sara.

—Todos tienen los ojos en ti, el placer es mío por regodearme con gente como tú—mi vista recorre la sala y es cuando me doy cuenta que todos me lanzan "discretas" miradas mordaces.

—Ugh sí, me doy cuenta de eso.—respondo un poco incomoda con la situación.

—No te molestes, es normal, están frente a una súper estrella.—Dice mientras entrelaza su brazo con el mío—fotos en periódicos y revistas, artículos noticiarios en tu honor, solo falta tu estrella en el paseo de la fama.

—Yo no me llamaría de esa forma, y menos ante tal situación...

—Tienes razón, una heroína va más a juego contigo—mi risa es inevitable y la tensión en un segundo se desvanece.

—Bien, será mejor que vayas con tu consejero, ya me dirás en el almuerzo que tal te fue con las materias.

—¿Tú no vas?—le pregunto y ella niega con la cabeza.

—No, esa parte ya la pasé al inicio del trimestre.

—Entonces Sara, te veo en un rato.

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