Errores Perfectos

Prólogo.

Siento el aire resoplar en mi cara mientras camino por las calles buscando alguna panadería y veo las grandes y hermosas residencias de la calle de "Los Baires" mi nuevo hogar.

Mi madre me había contado que tenía nuevo trabajo pero para eso deberíamos mudarnos de ciudad. Recuerdo cuando me dijo que ya estaba decidido el cambio de ciudad y nos mudaríamos a los "Baires" ya que allí había una escuela cerca. Al principio me afectó un poco la idea ya que no quería dejar a Flavia, mi prima, quien estuvo a mi lado apoyándome en esa etapa horrorosa​ que pasé pero por otro lado me pareció adecuado para poder superar y tratar de olvidar aquello así que acepté, llevaba catorce años estudiando en aquella escuela la consideraba como mi segundo hogar ya que allí pasé miles de cosas, aun recuerdo que en segundo grado fui sancionada por haber empujado a una compañera y en mi defensa no se había hecho bien el nudo en las zapatillas, digamos que me identifico por esa frase "No me busques porque me encontrarás, sacarás lo peor de mí y te arrepentirás" pero ella hizo cazo omiso así que le dí lo que tanto pedía a gritos.

Pero entre todo eso, cambié, luego de lo que pasó ya no era la misma, ya no veía todo y a todos de la misma manera que los solía ver sobre todo a los hombres, perdí totalmente la confianza con mis amigos solo me sentía cómoda con Flavia, ella me ayudó a recuperarme un poco, al menos ya no sentía tanto ese inmenso miedo y las pesadillas disminuyeron, se podría decir que había vuelto a ser la misma de antes, frente a ciertas situaciones.

Baires es un condominio callado y ahora hacía un frío inmenso que me congelaba hasta los huesos. Caminaba muy lento pensando sobre como sería mi nueva escuela con mucha curiosidad ya que sería solo de mujeres, creo yo, ya que eso fue lo que yo le había pedido a mi madre, la pregunta invadía mi mente ¿Encajaría en su grupo? aunque no me molestaba estar sola prefería pasarla sin compañía mientras que leía un buen libro en vez de pasar un largo rato charlando con chicas acerca de "Chicos" lo muy atractivos que son o "Fiestas" "Ropa" "Maquillaje" que es lo único que hablan las chicas.

Suspiré por fin de haber ya encontrado una panadería, un poco cansada ya que había dado muchas vueltas solo por una simple panadería que quedaba un poco lejos de mi nueva casa.

"Panadería Rosas blancas"

¿Esto era una panadería o jardinería? ¿Quien llama así a una panadería?

-Buenos días- dije educadamente y con una sonrisa, digamos que lo de Jovencita Buena me iba bien.

-Buenos días señorita- dice aquel señor de unos cuarenta años, parece ser amable porque me regala una sonrisa-

-Quiero...- habla Melody no te dejes como una ridícula- Quiero pan...- Fue lo único que se me ocurrió. Si lo sé, soy un genio.

-¿Pero qué pan?- me pregunta el señor con un tono amable.

-Lo que pasa es que soy nueva aquí y la verdad es que desconozco los nombre de todo estos panes- dije mirando todos los panes que se encontraban en estantes frente a mi.

El señor suelta una carcajada, una carcajada ronca.

-Haber le recomiendo el... ¡Pan Francés! ¿Le parece?-

-Si claro no hay problema y olvidaba los huevos por favor-

El señor asintió y se dedico a hacer mi pedido.

-Tome Señorita y bienvenida a "Baires"- dijo el entregándome con una sonrisa el pan y los huevos en una sola bolsa de papel.

Iba saliendo de la panadería cuando siento un golpe en mi pecho que ocasiona que la bolsa caiga al suelo, desde ya maldigo al ciego que no se fija por donde camina.

Alzo la vista y puedo ver qué el ciego se trata de un chico, lo que más me llama la atención son sus ojos brillantes y completamente bellos, observo todo su rostro y es un chico excesivamente guapo de un cabello color negro y despeinado con una mirada muy dulce pero cambia al instante, ahora es un rostro sorprendido y burlón. Él mira el pan y estalla de risa.

Tiene una irritante risa que solo ocasiona que mi furia aumente, quiero que se calle de una maldita vez pero no para así que mi furia sale al exterior.

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¡Melody Brown en multimedia!