Parte 8.

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Una fuerte alarma nos hizo despertar al mismo tiempo,se escuchaba desde afuera. Carlisle se levantó y fue al balcón.

Tomo un florero que había junto a él en sus pies y lo lanzó, se escuchó que caía en algo y la alarma paró.

-¡Mi auto!. Se escuchó afuera.

Carlisle se río y volvió a acostarse.

-Una rata intentó subirse al auto de Emmett.

Me reí con cansancio y volví a cerrar los ojos...

Desperté y estaba sola en el cuarto pero en el baño podía escucharse alguien ducharse. Me senté en la cama.

-Carlisle?. Exclamé.

La ducha se apagó y no tardó en salir ¿Francisco?.

-Hola hermosa. Dijo y se acomodó la toalla en la cintura.

Me tape rápidamente y se subió a la cama acorralandome.

Me tomó las muñecas con fuerza y me besó. Intente zafarme pero me fue imposible.

La puerta se abrió y Rosalie nos miró con los ojos abiertos.

-Sabía que eras una perra. Dijo y salió del cuarto.

Francisco se quitó de encima mío y lloré.

-Deja de llorar,que nadie te creerá. Dijo y me saqué las lágrimas de la cara entre sollozos.

Salió del cuarto e intenté llamar a Carlisle pero no contestaba y recordé la cena en el mirador.

Me levanté rápido, Rosalie me dejara como una puta ante todos.

Vi la hora,¡Dios! ¿Ya eran las cinco?.

Corrí por la habitación vistiendome y peinandome. Me detuve en un espejo y me maquille más con más polvo y labial. Terminé con un hermoso y elegante vestido color crema,corto pero suelto de las caderas para abajo.

Volví a mirar la hora y eran las seis y media. Tocaron la puerta del cuarto y corrí a abrir.

-Buenos días señorita Esmeralda. Dijo un hombre vestido como mayordomo,sacó un brazo detrás de su espalda y me soprendio con un ramo de rosas rojas,hermosas.

Las recibí e hizo una pequeña reverencia.

-Muchas gracias. Le dije y sonreí al final.

-Su caballo la espera abajo. Dijo y asentí.

Volví a tierra y fui a buscar unos tacones pero esperen,¿dijo caballo? Yo no se montar. Decidí colocarme de todos modos los tacones.

Salí casi corriendo de la pieza y el mayordomo me guió a la salida.

-Wow. Salió de mi boca al ver un carruaje blanco con detalles dorados.

Me ayudaron a subir y nos fuimos. El paisaje fue verdaderamente hermoso, a mi lado había una cajita con chocolates, ningún hombre me había soprendido de esta forma y eso me hacía dudar demasiado con Carlisle.

Llegamos y bajé. Carlisle estaba apoyado en el barandal del mirador y se giró a mirarme. Sentí cosquillas en mi estómago cuando me sonrió, debía de estar enamorada...

Casanova /CarlisleyEsmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora