1.1. EL REFUGIO.

653 23 2
                                    

(Corresponde al capítulo 6 y 7 de la Primera temporada: El Refugio: primera parte y segunda parte.)

Desperté en un laboratorio de lo que parecía ser un instituto. Según la doctora que me pidió que la llamara Anne me estaba recuperando bastante bien, había logrado quitarme el yugo y me dijo que en unos días se me caerían los pinchos -que eran las púas por las cuales el yugo que había ceñido a mi columna-. Me habían asignado una cama en un cuarto lleno de ellas y mi vida se había convertido en una mierda. No tenía a nadie. Al parecer me habían encontrado al salvar a uno de los chicos que estaba en mi grupo, un tal Ben Mason; y ahora me encontraba en la Segunda de Massachusetts un grupo de la resistencia presidido por el Capitán Weaver y su segundo al mando Tom Mason... Que daba la casualidad de que fuera el padre de Ben Mason. Vamos eso indicaba que no nos habían salvado al azar, nos salvaron porque Ben Mason estaba en nuestro grupo. La doctora Anne me explico que habían pasado seis meses desde la invasión y con ello había pasado un mes desde que me subyugaron.

Dos días después:

Por la mañana daban el desayuno en el comedor, ponían unas bandejas con barritas y comida y la gente cogía algo sin excederse. De repente un hombre se puso a gritar, me di cuenta de que hablaba refiriéndose a los niños sin yugo pero en especial a Ben Mason.

-No pienso hacer cola con esta cuchilla andante, los deslizantes vienen por chicos como él. -dijo el hombre. De repente una chica joven se interpuso entre el hombre y Ben.

-Eh coge lo que quieras. -le dijo ella a Ben, también había llegado otro chico que se interpuso.

-Eh ¿algún problema? -el chico joven tenía pintas de ser el hermano mayor de Ben.

-Ninguno, siempre que no traigamos a niños subyugados a la segunda. -dijo el hombre, como si fuera una opción. La gente no se enteraba, cuantos menos niños tuvieran los aliens en su poder mejor nos iría a los grupos resistentes.

-Nadie va a detenernos. En cuanto tengamos los medicamentos que necesita la doctora rescataremos a otros. -dijo el chico con chulería.

-Vais a provocar el ataque de los deslizantes. -le contesto el hombre con solemnidad.

-Los deslizantes ya deben saber, que quien se meta con nuestras familias, tendrá que vérselas. -dijo el joven acercándose cada vez más al hombre, de repente hizo una pausa dándole más emoción a la conversación. -conmigo.

El hombre pareció darse por vencido y desapareció del comedor. Todos los que estábamos allí habíamos hecho un corro entorno a ellos y sin darme cuenta Ben había desaparecido de allí también. Por la tarde estuve dando vueltas por el instituto, la gente aún no se fiaba de mi para pelear pero realmente quería, quería servir de ayuda. Quería matar a todos los alienígenas posibles...

Paseando por el instituto me di cuenta de que había un chico de color al que también le habían quitado el yugo pero este estaba distante; los de mi grupo nos habíamos adaptado bien a la colonia... pero él no... había algo raro.

-Hola. -dije sentándome a su lado en un banco del recreo. El chico no contesto. -Soy Emma.

-No suele hablar. -dijo un chico de un metro setenta y pico, con aspecto de deportista, los ojos marrones café claro y el pelo negro... o quizás castaño muy oscuro. -Él es Rick y yo soy Hal. -dijo presentándose.

-Me preguntaba si sería la única tan hambrienta aquí. -dije sonriendo.

-Puede que no, supongo que ahora darán la comida en el comedor. -contesto Hal sonriendo. Rick se quedó allí sentado como estaba antes, con la mirada perdida y Hal y yo nos fuimos caminando hacia el comedor. -Emma... ¿Has notado algo raro últimamente? -pregunto cuidadoso.

FALLING SKIES: OTRA REALIDAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora