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-Shh... al parecer hay personas cerca. - murmuró John callandonos.

-¿Ahora que haremos?- pregunto Feith, que a pesar de su edad era muy inocente.

-Calla Feith, que pueden escucharnos gracias a tú chillona voz. - regañe.

-Lo siento, no es mi culpa que me tengas envidia.-

Señores y señoras, les muestro a Feith, la chica que a pesar de que sabe estamos en medio de un apocalipsis sigue preguntando a que hora será su manicura y pedicura, que tonta.

-Envidia tu culo. Espera, no tienes. -burlonee.

-Chicas, no es tiempo de sus estúpidas peleas. -dijo Dalila casi susurrando.

Yo solo asentí y le límite a ver ha Feith que lo hacia.

-¿Cuantos son?- pregunto el anciano, que aunque lo era, era de una gran ayuda en nuestro grupo. George.

-Uno.. dos... 10 aproximadamente. - dirigí mi mirada al grupo viendo sus caras de preocupacion. -No se preocupen, yo me encargo.-

-Emily, es peligroso.- musitó Dalila.

-Dalila, querida. ¿Cuantas veces he hecho esto?- pregunte. Y sin esperar una respuesta, me fui de ahí poniéndome en me dio de la carretera con mi pistola en mano.

-Vaya, vaya, ¿que tenemos aquí? - puse mis manos en las caderas.

-¿Quien eres?- pregunto una persona algo mayor, de algunos cuarenta años. Si no me equivoco tenía los ojos azules.

-Una persona que trata de sobrevivir al igual que ustedes ¿no es obvio?- ahora mis brazos se encontraban cruzados. -Soy Emily... - trate de acercarme hacia ellos- ¡woah! Tranquilos -dije alzando los brazos ya que se encontraban apuntándome. Retrocedí algunos pasos.

-Baja el arma. - dijo el mismo señor que había preguntado sobre mi identidad.

-Bajandola o no, saldrían ganando. Una niña con una sola pistola contra ustedes que tienen una variedad de armas.- di una mirada hacia todos de su grupo y observé a alguien qué al parecer tenía mi edad. Vi como me miraba y yo solo me limité a observarlo también. Lindos ojos, pensé.

-No estas sola- hablo el anterior chico.

-Oh, el niño resultó inteligente. - reí. -Bueno, aún así no les conviene dispararme. - sonreí sinicamente.

-Soy Rick- hablo el cuarentón. -Y si me lo permites, quiero hablar con su líder. - se acerco unos pasos hacia mi.

-Adelante. -hable entrecerrando los ojos y sonriendo, mirándolo.

-¿Acaso tú eres el lider?- oí que dijo el muchacho. Solo asentí. -Que ridículo. -

-Ridículo es que a pesar de tú edad aún no sabes lo que es respeto, niño. -me defendí.

-No soy un niño. - vi cómo tenso su mandíbula y se acercaba a mi a zancadas.

-Te comportas como uno. Y además, los señoritos no golpean a las mujercitas. - dije burlonamente al ver que levantaba su puño.

-Para esa edad tienes muchas agallas- dijo un hombre robusto con una ballesta. El resto del grupo se aproximo hacia mi.

-¿Cuantos son en tú grupo?- hablo Rick.

-Muy pocos a decir verdad. - alce los hombros, como si de algo no importante tratara.

-¿Y donde se encuentran?- dijo observando detenidamente nuestro al rededor. En medio del monte, una carretera.

-Lo único que te diré es que logran escucharnos, y si oyen que algo sale mal, les ira peor. -dije alzando los brazos al aire.

-¿Tienen provisiones? ¿Armas?- pregunto una señora de pelo corto.

-Las suficientes para sobrevivir. -respondí.

-Mira, nos... -interrumpí.

-Coreano, ve al grano- reí para mis adentros. Rima sin esfuerzo.

-¿Tienes espacio para nosotros?- cuestiono esta vez Rick.

-¿Me estas pidiendo qué les de refugio?- Rick volteo hacia todos y al final asintió. Mire detenidamente a todos, y lo que es a todos.

Después de un tiempo me digne a hablar.

-Esta bien, no quiero que esa niña se vaya a marear de tanto que corren huyendo de los peligros que hay acá-

-Gracias - escuche que me dijo una pelirroja. Solo asentí.

Silbe en señal de qué los demás salieran de su escondite.

Al momento de que el grupo de Rick los vieran apuntaron hacia ellos. Al igual que mi grupo.

-Eh, tranquilos, que son de los míos.- dije tratando de calmarlos a lo que bajaron el armamento que tenían en brazos. -Creo que es hora de presentarlos. -hable mientras mis amigos y la engreída se ponían detrás mio. -El es John- apunte a treintañero castaño, -George- esta vez señale al anciano, -sí alguna vez tienen un fallo con sus autos y o motos, no duden en consultarlo- continué, a lo que George sonrió divertido, -Dalila- apunte a la morena, a lo que ella solo hizo una seña con la mano. -Leila. Si le hacen algo, los mato.- dije mientras la apuntaba. -Y Feith, que si le hacen algo, no se preocupen yo la rematare. -dije burlándome al ver su cara de enojo.

-¿Y tú nombre?- dijo el ojiazul.

-Calmado, que a eso iba- rodeé los ojos. Aclare mi garganta. -Señores y señoras, jóvenes y... bebe. Soy la fantástica, asombrosa y maravillosa...-di una pausa para dar suspenso. -Emily. -continúe estirando mi mano para saludar.

-¿Enserio? ¿Una presentación solo para decir tú horrible nombre? - reclamo.

-¿Enserio tenias qué hablar?- le dirigí una mirada asesina a Feith. A lo que ella solo volteo hacia otro lado rodando los ojos.

-Bueno Emily, ¿ahora a donde...?- un grito demasiado agudo interrumpió a Rick. Feith.

-¡Ayuda! ¡Los mounstros vienen a comerme!-

-¡A sus posiciones, ya!- ordene cargando mi arma. -¡Dalila, llevalos a la casa!-

-¿Pero ustedes?-

-¡Que los llevaras!- dije exaltada. Vi cómo asintió e hizo qué el otro grupo la siguiera.

Me puse en posición y empeze a disparar en los cráneos de los caminantes.

-Emily, se están acabando- hablo Jonh, y se que no estaba hablando de los caminantes.

-¡Todos, al refugio! ¡Ahora!- observé como todos se levantaban y corrían. Corrí tras ellos pero un grito me detuvo. Feith.

dear apocalypse;; c.g.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora