-John.
-¿Qué se te ofrece? -dijo el treintañero acercándose a mi.
-¿Cuánta munición queda?
-Pocas, a decir verdad. -bufé.
-¿Lugares cerca con armas?- negó. -Supongo que tendremos que buscar. Llama a todos, al patio de atrás en cinco minutos.
-Vale.
Me dirigí a la cocina a buscar algo de comer, ya hacia hambre. Trate de terminar rápido y así lo hice.
Me dirigí al patio de atrás donde ya se encontraban todos.
-Iré al grano, primero necesito sus nombres.
-El es Carl y ella Judith, mis hijos; Abraham, Tara, Rosita, Eugene, Carol, Sasha, Daryl, Maggie, Glenn y Michonne. -presento Rick mientras yo miraba detenidamente a cada uno de ellos.
-Bueno, puesto a que el armamento se esta agotando al igual que la comida, tendremos que hacer expediciones en busca de estas. Si encontramos una que otros medicamemtos mejor -hable lo demasiado alto para que me escucharan. -Tú Michonne ¿cierto? -asintió. -Irás con Carl, Glenn y Maggie. Tara, Abraham, Rosita, serán otro grupo. Rick, con John, Dalila y conmigo. Los demás se quedaran aquí a cuidar la casa.
-Puedo ir solo.
-Daryl, ¿eh? Depende.
-Podría cazar algunos animales, nose, algo.
-¿Seguro? -solo asintió. -Bien.
-¿Mi hijo tiene qué salir?-Ya no es un niño Rick.
-No pienso dejarlo ir.
-Ya estoy grande papá, puedo cuidarme.
-Te quiero a salvo Carl.
-Exacto Rick, puede cuidarse.
-No lo permitiré, por última vez...
-¿Quieres quedarte? Colabora.
-¿Quedarnos? ¿De qué habla, Rick? -pregunto Michonne a este. El solo se quedó callado por un tiempo. Suspiró.
-¿Puedo hacer algún cambio?
-Dime.
-Carl ira con nosotros y que alguien se vaya al otro grupo.
-¿Algo más? -negó. -Dalila, querida ¿podrás cambiar el lugar de Carl? Gracias.
-Claro. -dijo fría.
-Bien, ahí esta lo que quieres.
-¿Cuándo salimos? -pregunto Abraham.
-Mañana al salir el sol...
-❄
-¿A donde iremos? No podemos ir caminando a donde nuestras piernas nos lleven.
-No te preocupes Rick. George tiene un mapa.
-¿Me hablaron?
-Hey George, ¿puedes mostrarnos los mapas? -este solo asintio. -El de los poblados. -me lo dio. -Bueno, hay unos poblados a unos doscientos kilómetros de aquí.
-¿Tienen un auto?
-Teníamos, pero podemos ir caminando.
-Sera algo tardado. -quejo Glenn.
-No importa, siempre y cuando estemos bien y obtengamos lo que nos hace falta ¿no? -volteé hacia todos y asintieron no tan convencidos. -Bien. Leila, trae las armas.

ESTÁS LEYENDO
dear apocalypse;; c.g.
Hayran Kurgu—Eres muy linda. —Dicelo al caminante qué esta detras tuyo.