3.- Alicia en el País de las Maravillas.

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¡Hey! De nuevo yo, lamento haber tardado tanto en subir update, no me ha ido bien estos meses y perdí la inspiración. Pero ya estoy de vuelta y les traigo doble capitulo -el capitulo cuatro estará mas al rato, llevo el 50% escrito-, así que disfrútenlos.

-Ningún personaje de AHS me pertenece ni su historia, únicamente el pj OC-

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Capítulo 3 : Alicia.

Mucho antes si quiera que el humano torpe e iluso pisara la tierra, mas allá existían reinos llenos de desolación y entes malignas, todos ellos expulsados de los cielos. Reinos demoniacos llenos de pecado y aburrimiento. Cuando el hombre llego aquellos aburridos lugares, se animaron, pero esto no duraba mucho tiempo pues al pasar de los años todo era lo mismo... Los humanos se marchitaban lentamente y morían. ¿Y los demonios? Estas entes inmortales miraban el tiempo pasar por sus ojos tan frágil y rápido como la arena de un reloj. Y dentro de estos reinos se encontraba un príncipe de los infiernos, quien había tenido una hija. Asmodeus, señor de las tierras desoladas y su hija, Belphegor. Aquella joven, quien presa de la pereza y el aburrimiento se había dedicado a jugar entre humanos durante muchos siglos, descuidando su deber como heredera. Esto había molestado de sobremanera a su padre, quien un día la reprendió y castigo, hasta que aprendiera a no perder el tiempo la expulsaría del mundo de los infiernos, con un cuerpo solido que sintiera dolor. De querer regresar y tomar su lugar debía impresionar a su padre, creando un fuego que fuera digno de su realeza, el fuego más grande que la humanidad había visto jamás.

Así que desterrada a la vida humana Belphegor se encontró ofendida y furica con la humanidad, torpe y delicada que la había llevado a aquel castigo... Así que ella se vengaría, quería ver el mundo arder. Era egoísta que aquellos seres de carne pudieran tener una vida y luego de haber disfrutado pudieran morir, siendo que ella y sus hermanos estaban condenados a la vida eterna... y aburrida. Las cadenas que dios les había puesto eran severas... Y ella iba a vengarse haciendo el fuego más grande que consumiría todo a su paso.

--No necesito que me salves, No necesito que me cures, No te necesito ni a ti ni a tu antídoto, soy mi propia enfermedad. ~ -

Por los pasillos de aquella escuela parecía un día normal, todos corrían y se disponían a entrar a clases. La campana sonaba y el ruido de la gente era audible...

--No necesito que me liberes, No necesito que me ayudes, No necesito que me lleves a través de la luz.-

Una expresión serena y burlona y el vuelo de un vestido al aire. Y un joven con un rostro para la guerra bien plantado...

--Siempre caeré y me levantare de nuevo, porque soy una sobreviviente, sí, soy una peleadora.-

La biblioteca era el lugar favorito de Bel en aquella escuela humana, no llevaba mucho tiempo asistiendo, pero parecía algo bueno para perder el rato. Así que sin esperar mucho de lo que había allí, pensando en que sería otro día aburrido con todos los alumnos yendo y viniendo, sintiendo pesar y preocupación por sus calificaciones o simplemente despreocupándose se encontraba Belphegor. Ajena a todo estaba entre las estanterías leyendo, había algo que les perdonaba a los humanos y eran los libros, llenos de historias y cosas interesantes. Y mientras la lectura la invadía no se dio cuenta de lo que sucedía...

Había disparos y miedo en el aire, gente aterrada en la biblioteca que temblaba, pero nadie notaba a la de cabellos negros... Hasta que lo sintió, alguien venia y era tan maligno que le erizaba la piel. Cuando sus ojos carmesí se dieron cuenta había una lluvia de balas y hojas de libros volando... Sangre y desesperación pasaban por su mirada inerte y ella se levantó... En su vida había sentido nada parecido, cuando al cruzar miradas con un joven rubio algo frio le atravesó...

-¿Hey... esto es a lo que llaman morir...?- pregunto ella mientras su ropa se llenaba de sangre y el frio le recorría el cuerpo.

-Si.- contesto el joven rubio quien empuñaba el arma que aun humeaba por el disparo.

-Se siente...bien.- Y así, tras una sonrisa de placer ella cayó al suelo cual Ofelia, en una escena hermosa, como Alicia cayendo por la madriguera... y silencio se hizo.

El la miro, fuera de sí, confundido... Había conocido el placer de la muerte. Y ella había encontrado al humano perfecto para su único plan, había encontrado la mecha del incendio.

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-¡Ahora lo recuerdo!- grito Tate emocionado mientras daba un salto sobre sí mismo –Es Hamlet. –

-Vaya, esta vez sí que le diste al clavo.- respondió suavemente Belphegor mientras arrugaba el papelito que había leído y le pasaba una pecera de cristal al rubio, este tomo un papelillo doblado y lo abrió. Belphegor había ideado un juego, después de que el pequeño niño se durmiera ambos chicos comenzaron a escribir fragmentos de libros o canciones en papelitos y los juntaron todos en una pecera vieja que habían encontrado en la cocina. Pero mientras jugaban la princesa de los infiernos recordó cómo es que había llegado allí y se preguntaba si aquel dulce chico lo recordaría, si recordaría que él fue quien la mato y quien la cautivo primero, se preguntaba si la recordaría... se preguntaba...

-"Sin pensarlo mucho, se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir después de allí"....- leyó el chico de cabello rubio, pero ella estaba perdida en sus pensamientos, ¿Y si era como Alicia y se había metido ella misma a la madriguera del conejo sin pensar cómo salir, sin siquiera querer salir?

-Alicia en el País de las Maravillas- dijo con una voz suave y cogió la pecera ante la mirada divertida de Tate quien arrugo el papelito y lo dejo por allí.

-Sigues ganando por 3 puntos Alicia.- ella sonrió, no era raro que le llamara así, su vestido de aquel día estaba inspirado en esa niña que había tenido la aventura más divertida de su vida... Ojala Alicia jamás hubiera salido del país de ensoñación... Ojala ella pudiera haber sido Alicia.

Una niñera infernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora