Capítulo 3: La piscina

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Al día siguiente me desperté pronto para buscar el flotador en forma de rueda y el cocodrilo hinchable que tenía para llevárselo como sorpresa a Ismael.

Cuando lo encontré subí a mi habitación a vestirme, me puse mi nuevo biquini y encima unos vaqueros con una camiseta de tirantes blanca y unas vans. Cogí una pequeña mochila azul y metí unas chanclas, una toalla, un peine, un coletero, crema solar y los flotadores desinflados.

Fui a la habitación de mi madre y vi como dormía, cerré la puerta y la deje dormir.

Baje a la cocina, y la escribí una nota para que cuando se despertase y no me encontrara no se preocupara, después cogí un bollo para ir comiéndomelo por el camino, cogí las llaves y el móvil junto a las gafas de sol que me las coloque en la cabeza y la mochila que ya llevaba a mis espaldas y me fui a casa de J.

Eran 50 min caminando, así que decidí ponerme los cascos y dejarme llevar por la música. Al rato me vibro el móvil, supuse que era Nahomi así que no lo mire, pero me volvió a vibrar, así que esta vez sí lo mire, era un mensaje de J.

Buenos días princesa. Espero que no te hayas olvidado de mi ni de nuestro día en la piscina ( sobretodo porque Ismael no se olvidado ) espero que hayas cogido el biquini. Besos.

¿Cómo habría conseguido mi número? Cuando iba a responderle me llego otro whatsapp , pero esta vez de David.

Buenos días, sé que es muy pronto, pero llevo toda la noche pensando en ti. Pensé que había logrado olvidarte, pero cuando te vi ayer... Me di cuenta de que todo seguía. Tengo ganas de verte y aclarar cosas el Sábado. Te quiero canija.

El corazón se me paró por un momento, mis piernas seguían andando pero mi cabeza y mi corazón no estaban, canija era como me llamaba cuando... estábamos juntos... Solo de pensarlo se me caían las lágrimas. Todo había pasado pero a mí me dolía igual. Cuando quise darme cuenta ya había llegado, así que guarde el móvil, me seque las lágrimas, me puse las gafas de sol para disimular y llame al telefonillo.

Me abrió la puerta Ismael y se abalanzó hacia mí para abrazarme, sin poder evitarlo se me cayeron un par de lágrimas, me seque rápido las lágrimas pensando que nadie me vería gracias a las gafas de sol pero al instante cuando levanté la cabeza y vi a J... Me había visto.

Saqué de la bolsa el cocodrilo y la rueda y empezamos a inflarlo, cuando Ismael se dio cuenta de lo que era me abrazó y al instante de estar inflado se tiró a la piscina. Me encantaba ver la sonrisa de aquel niño.

Noté como unas manos rodeaban mi cintura y me di la vuelta deseando encontrarme con sus ojos.

-Anda, ve a cambiarte que ya me quedo yo con el enano – Sonrió J

-No te preocupes, ya tengo el biquini puesto, solo me tengo que quitar la camiseta y el pantalón – Dije de forma inocente.

Poca a poco empecé a notar como sus manos subían lentamente de mi cintura a mi camiseta.

-Si quieres te ayudo – Dijo guiñándome un ojo.

-No tranquilo, se yo solita – Dije devolviéndole el guiño.

-De acuerdo, te espero en la piscina – Me dio un beso en la mejilla y se metió de cabeza en el agua.

Me quite los pantalones y la camiseta, vi como J se quedaba mirándome, tenía la boca tan abierta que podía haberle entrado todo el agua de la piscina.

Metí el pie, el agua estaba congelada, no estaba acostumbrada a meterme en piscinas con el agua fría, ya que las piscinas donde entrenaba y competía eran cubiertas y climatizadas.

-Eh... metete, no me hagas salir a por ti.

-El agua está muy fría – Dije echándome un poco hacia atrás.

-Ultima oportunidad, o te metes o te tiro – J e Ismael sonrieron.

Vi como J salía de la piscina y se dirigía hacia mí, yo salí corriendo pero al instante me alcanzó, me agarró de la cintura y me giró.

-Ultima oportunidad, o te tiras o te tiro.

No le contesté, así que me cogió en brazos y me llevó a la piscina.

-No por favor, suéltame

-¿Estas segura que quieres que te suelte?

Mire hacia abajo y me di cuenta de que si me soltaba caería en la piscina.

-No... no, volvamos al césped y allí me sueltas.

J se dio la vuelve y me llevo hasta donde había llegado corriendo antes, pensé que se había dado por vencido pero me equivoque.

-Lo siento princesa – Me dijo al oído.

J empezó a correr, sabía lo que iba a hacer y no me gustaba, así que me agarré a él lo más fuerte que pude, cuando me quise dar cuenta ya estábamos en el agua.

-Que fría – Dije tiritando.

-No exageres princesa, anda, vamos a jugar con el enano.

Estuvimos bastante tiempo en la piscina, pero hoy como me llamaban y salí a coger mi móvil. Era mi madre.

-Dana cariño, siento haberme quedado dormida y no haber podido llevarte – La voz de mi madre era realmente de preocupación.

-No pasa nada mamá, llegue bien – Me giré hacia la piscina mientras hablaba y pude ver como J me hacía un gesto para saber quién era quien me llamaba, como pude le dije que era mi madre.

-Luego voy a reco... - Alguien me quito el móvil, era J.

-Hola Isabel soy Juanjo..... No hombre no te preocupes ya luego la llevo yo..... si jajaja la hemos tenido que tirar.... Vale un beso Isabel. Hasta luego.

J me pasó el móvil y sonrió, yo decidí guardar el móvil y tumbarme a tomar el sol, pero al rato volví a sacar el móvil y empecé a leer de nuevo el whatsapp de David y volví a llorar. Decidí meterme dentro de casa a preparar la comida para que no me vieran llorar.

Saque de la nevera carne para hacer las hamburguesas, y puse aceite a calentar, mientras se calentaba decidí cortar unas patatas.

Mientras las cortaba oí como se abría una puerta, supuse que era Ismael que quería que volviera a la piscina.

-Peque, vete a la piscina con tu hermano que estoy haciendo la comida.

-No soy Ismael, soy J, quería hablar contigo.

-Dime – Por favor que no me haya visto llorar, que no me haya visto llorar.

-Cuando has venido a casa, venías llorando, luego cuando te has puesto a tomar el sol, has vuelto a llorar y estoy segura que no ha sido por mi mensaje de buenos días – Me cogió de las manos – Cuéntamelo por favor, no puedo verte triste.

No pude aguantarlo más y me tiré a sus brazos, el me abrazó, tenía la cabeza en su pecho, por primera vez en mucho tiempo me sentía protegida.

-Lloro porque.... Un ex que me hizo mucho daño y que fui muy importante para mí me ha enviado un mensaje y...

- Y quieres volver con él – Me dijo decaído.

-Nunca y menos después de lo que me hizo – Poco a poco nos fuimos acercando, cada vez le notaba más cerca, pero sonó un pitidito que hizo que nos separáramos de repente, era el lavavajillas que ya había acabado.

-¿Qué te hizo para que te haga llorar tanto?

Apagué el fuego y le señale el sofá para que ambos nos sentáramos y empecé a narrarle aquella historia que siempre quise olvidar pero que estaba grabada en mi corazón con fuego y lágrimas. 

No me mires que me enamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora