Capítulo 8: La verdad

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-Antes de empezar con la historia quería agradecerte que me dejes explicarme... sé que nada volverá a ser lo que era, sé que bastante suerte tengo de al menos poder contar con tu amistad y sé que te hice daño, pero quiero que sepas que lo siento y que eres lo mejor que tuve en mi vida.

-David por favor si pudieras ir directamente a la historia todo sería más fácil.

-De acuerdo, pues todo empieza una semana antes de tus dieciocho. Exactamente el día que tenías médico y faltaste a clase... Estábamos Meghan y yo en la cafetería cuando me dijo que quería hacerte una fiesta sorpresa para tu cumple, yo la dije que no porque ya teníamos planes pero claro ella me pregunto y como pensé que eso era algo muy íntimo decidí aceptar y luego por la noche llevar a cabo nuestro plan. Llego el día de la fiesta y subí a mi habitación a por tu regalo, regalo que por cierto aún tengo, y de repente se apagó la luz y note como alguien me besaba y claramente pensé que eras tú, de echo me acuerdo que te dije si no querías tarta y no me contestaste... claro... con el tiempo supe porque no me contestaste porque no eras tú... de repente estábamos en la cama hasta que abriste la puerta y me di cuenta que no eras tú si no Meghan.

 Corrídetrás de ti todo lo que pude pero desapareciste, así que decidí volver ypreguntar a Meghan porque hizo eso y me dijo que llevaba enamorada de mi muchotiempo y que tarde o temprano sería suyo, yo la dije que nunca lo sería, perome amenazó con hacerte daño tanto físicamente como psicológicamente

-¿Pero? ¿Y cómo tenía pensado hacérmelo psicológicamente? Si yo hundida ya estaba.

-Mandándote fotos nuestras, de esa noche, todos los días, para que revivieras ese momento cada día... la única forma de que no te hiciera daño de ninguna de las maneras era así, saliendo con ella... La suerte es que ya sabes cómo es Meghan a la semana se olvidó de mí y se fue a por otro, pero... yo ya te había perdido... Dana – Me limpio las lágrimas que salían de mis ojos y después puso sus manos sobre las mías mientras hacía círculos en ellas para tranquilizarme – no tienes idea de lo que se me partía el corazón cuando me veías con Meghan, muchas veces te vi llorar en el baño... una vez de echo casi me pillas. Muchas veces quise ir detrás de ti besarte y decirte que aquí estaba, que te amaba y que te amo... pero Meghan... no era la Meghan que conocíamos y sabía que podía hacerte daño y que yo no podía protegerte... Luego con el tiempo te vi feliz... o bueno... al menos sonreías y eso era lo único que me mantenía con vida, luego Marta y nos hicimos amigos y cuando me dijo que me presentaría a alguien perfecto para mi yo no quería ya que solo quería estar contigo pero resulta que eras tú... y gracias a ese día conseguí tenerte más cerca, aunque fuera como amigos.

Estaba llorando como una magdalena dios como podía dolerme tanto después de tanto... le mire a los ojos y supe la respuesta... aun le quería... fue mi primer amigo, mi primer amor, mi primer casi todo... esos ojos azules que ahora mismo estaban llorosos.

-David... yo... realmente lo pase mal y aunque te crea... no sé porque pero es así... te creo... esto no cambia nada, lo siento....

Me levante para irme de nuevo dentro, y antes de poder dar un simple paso me di cuenta que me ardían los pies...

-Dana... ¿Estas bien? – Me dijo David.

-No... me duelen muchísimo los pies... y apenas puedo andar – David me cogió en brazos y me volvió a sentar en el columpio, empezó a tocarme los pies y dios que dolor, pero a la vez relajación – Podrías llamar a Marta.

David no me contesto me miro me dio un beso en la frente y se fue a buscar a Marta, a los pocos minutos aparecieron David y Marta.

-Pero que te ha pasado enana – Me dijo Marta dándome un abrazo.

-Salimos a tomar el aire, se quitó los tacones y ahora tiene los pies ardiendo – Dijo David antes de que pudiera contestar – Creo que lo mejor será que la lleve a casa.

-No David no te preocupes, ya la llevo yo. Además no está en su casa, si no en casa del niño que cuida.

-Bueno pues me das la dirección y la llevo yo.

-Marta – Dije – Sé que llevas mucho esperando esta fiesta, así que quédate eso si siempre con protección.

-Eso siempre – Me dijo riéndose.

Marta le dio la dirección y David me cogió en brazos.

-David, preferiría ir andando, aunque fuera descalza.

-¿Estas segura? – Me miro con cara de preocupación.

-Estoy segura David, no te preocupes, además si tengo que depender siempre de que me cojas en brazos no volveré a andar nunca.

-Bueno... por la princesa de la fiesta lo que sea – Me dijo y acabamos ambos riéndonos.

Tras lograr atravesar la fiesta con un dolor de pies increíbles, me quede esperando a David en la entrada de la casa mientras que él iba a por el coche, así que yo mientras aproveche para mirar el móvil, y vi que tenía 3 Whatsapp, los abrí para ver si alguno era de J pero no... Uno de mi madre y otros dos de Marta de antes de la fiesta diciéndome que estaba ya en la entrada, guarde el móvil desilusionada y espere a David.

A los pocos minutos llego el coche de David y al instante David a mi lado para poder ir al coche sin problemas.

Subimos al coche y se creó un silencio muy incómodo hasta que me acorde de...

-David...

-Dime preciosa – Me dijo sin apartar la vista de la carretera.

-Me habías dicho que aun tenías el regalo de mi cumpleaños.... Eso es ¿Verdad?

-Claro que es verdad... es algo tuyo y me prometí no tirar nada tuyo... así al menos podría tenerte de alguna forma.

-Es que un día Meghan me enseño un anillo y me dijo que era el anillo que me ibas a regalar por mi cumpleaños que habías decidido dárselo a ella.

-Pues te mintió porque de hecho no es un anillo tu regalo – Ambos nos quedamos en silencio y nos empezamos a reír – Echaba de menos estos momentos contigo.

-Y yo – Le sonreí – Por cierto esta la calle y esa es la casa déjame donde puedas – David aparcó justo enfrente de la casa y se bajó conmigo, yo saque las llaves y abrí la puerta de la casa, y cuando entre me gire para despedirme de David – Gracias por acompañarme David pero debo subir sola, por el peque, ya sabes.

-Claro, sin problemas, yo debería volver a la fiesta y ver si Sergio no se ha bebido ya el agua de los floreros – Ambos empezamos a reír – Que descanses canija – Y antes de irse me dio un beso en la mejilla.

Yo cerré la puerta y fui a la puerta principal, y la abrí intentando no hacer nada de ruido. Mire al salón y allí estaba J tumbado en el sofá, me acerque a él y le di un beso en la mejilla y me subí a mi habitación, encendí la luz y...

-¡ay! Apaga la luz jooo

-¿Ismael? ¿Qué haces aquí pequeñín?

-Que te echaba de menos y decidí esperarte aquí

-Vale, pues ya estoy aquí, me cambio y te llevo a la cama – Me sonrió y asintió.

Me metí al baño y me quite el vestido y me puse el pijama, luego me desmaquille y por ultimo me di un masaje en los pies con crema hidratante. Salí del baño y vi al peque dormido así que decidí no despertarle y me acosté a su lado y ambos nos quedamos dormidos, el soñando con a saber qué y yo con el día vivido.


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⏰ Última actualización: Sep 24, 2016 ⏰

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No me mires que me enamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora