7. Entre espuma y burbujas

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Las siguientes horas fueron muy confusas para Elena. Recordaba vagamente que Damon se había llevado el cuerpo inconsciente de Katherine a donde supuso que sería la habitación más alejada de la casa, pero lo que sí recordaba con claridad era a su hermano, a Jeremy, delante de ella, con el pelo revuelto y una sonrisa que resaltaba al máximo sus pecas difusas que le hacían parecer un niño pequeño pese a ser más alto que ella. Estaban en la cocina, apartados del desastre que era ahora la sala de estar, ninguno de los dos decía nada, tan solo se limitaban a reir y llorar, o al menos eso era lo que hacía Elena.

-¿Cómo es posible? El velo está subido, no queda ningún fantasma en Mystic Falls-preguntó al fin.

Elena no paraba de besar a su hermano por toda la cara y abrazarle, o más bien, estrujarle hasta dejarle sin respiración para cerciorarse de que estaba vivo. ¡Dios mío! ¡Estaba vivo! ¡Su Jeremy estaba vivo! No podía creérselo, su hermano pequeño, quien había muerto desangrado después de que Silas bebiese de él hasta saciar su sed de miles de años, estaba allí con ella. Pensó que todo debía ser un sueño, que no era posible que su querido Jeremy estuviese allí con ella quejándose de la fuerza de su abrazo. Sentía estar flotando en una burbuja donde todo lo que sucede a tu alrededor es ajeno a ti, donde no existe la tristeza ni el sufrimiento, tan solo la felicidad que supone tenerle a su lado.

-No tengo ni idea-comentó con dificultad por la presión del abrazo de su hermana-. Bonnie hizo un hechizo y cuando levantó el velo seguía aquí... No...no sé cómo lo hizo.

-¡Dios mío, Jeremy!-sollozó aún sin creérselo.

-Elena...te quiero mucho...pero...no...puedo...respirar.

-¡Ah! Perdona... –se sorbió la nariz y aflojó el abrazo sin llegar a despegarse de él-. Por cierto, ¿dónde está Bonnie? Tengo que verla para agradecerle todo lo que ha hecho.

Jeremy se tensó al oir esa pregunta. A cambio de que él viviese, Bonnie había dado su vida y le había hecho jurar que no diría nada ni a Caroline ni a Elena sobre su muerte. En cierta forma, era su culpa que Bonnie se hubiese sacrificado para que él pudiese estar con su hermana, pero por mucho que se hiciese el mártir, sabía que Bonnie sintió la misma culpabilidad cuando no pudo hacer nada para evitar que Silas le dejase seco ante sus ojos. Como ella le había prometido, podrían verse siempre que quisiesen, él tenía la capacidad de ver fantasmas y podrían hablar en cualquier momento. Sin embargo, Jeremy no quería limitarse a verla, sino estar con ella, poder sentirla.

-Después de subir el velo, me comentó que se iría con su madre para recuperar el tiempo perdido entre madre e hija, ya sabes, para fortalecer vínculos y eso... - dijo sin llegar a mirarla a los ojos. Si había algo que odiaba era ocultarle la verdad a su hermana, sobre todo cuando se trataba de un tema tan delicado como aquel.

-Ya veo –musitó distraída-. No contestó mis llamadas.

-Eso...-sonrió nerviosamente con la esperanza de encontrar una excusa rápidamente-, es porque...estuvo conmigo...toda la noche, ya sabes...

-¡Oh!-alcanzó a decir para acto seguido estallar en risas al deducir lo que trataba de explicarle su hermano.

Los ojos de Elena se cruzaron fugazmente con los de Damon, quien permanecía en el umbral de la puerta, alejado del excesivo amor filial que despertaban los Gilbert. Se sentía incómodo, extraño, como si estuviese viendo una escena de la que no formaba parte. Ver a los dos hermanos abrazarse y reírse le hizo rememorar los días en los que él y Stefan eran inseparables a ojos de todo el mundo, antes de que todo se torciese de la forma más ruin y cruel que jamás se haya visto. Dudaba que aquellos tiempos volviesen alguna vez después de todo lo que habían pasado y de todo lo que había hecho para estropearlo. No, su hermano y él no tendrían nunca un cariño como el que se profesaban Elena y Jeremy, es más, ¿sería capaz de formar parte de aquella pequeña familia que tenía ante sus ojos? Sinceramente, lo dudaba, el universo siempre se las ingeniaba para que, de una forma u otra, su familia acabase destrozada y no quería eso para Elena, no se lo merecía.

Un verano de ensueño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora