Mariposa I

3.9K 119 59
                                    

Hola a todos, ¿cómo están? Espero que estén bien. Hoy les traigo el primer capítulo del que es mi nuevo proyecto Long-Fic, espero que sea de su agrado total.

ADVERTENCIA: LOS PERSONAJES DE LOK Y ATLA NO SON MÍOS, TODO PERTENECE A SUS DOS -SANTOS- RESPECTIVOS CREADORES.

Paradoja

Mariposa I: ¿Qué ha pasado?

Su viaje fue más que maravilloso, decir que disfrutaron su estadía en el Mundo Espiritual sería quedarse corto, lo que vieron, sintieron y experimentaron ahí se quedaría por siempre grabada en la tez de la Avatar Korra y de la ingeniero Asami Sato. Jamás pensaron que esas vacaciones serían tan importantes para ellas, no solamente les dieron el tiempo para relajarse y para despojarse de aquel estrés vivido en tan solo unos cuantos meses gracias al ataque de la Gran Unificadora, sino que también fueron de gran ayuda para encontrase mutuamente, para entender que sentían, para aceptar finalmente aquel lazo que tenían entre ellas. Ambas chicas no solamente fueron de vacaciones, fueron a buscar una respuesta a aquellas extrañas sensaciones que experimentaban cuando estaban cerca una de la otra, desde hacía mucho tiempo ya no se miraban con los mismos ojos inocentes, ahora se veían tal y como eran, como dos mujeres hermosas que se deseaban y adoraban y aquello no les asustó, pero sí les preocupo el hecho de estar erradas e interpretar aquellas emociones como algo que no era. Llegaron tomadas de las manos y se fueron con beso apasionado. «El amor llega en distintas formas, y ustedes son la prueba de ello», les había dicho el general Iroh cuando lo visitaron y le preguntaron si lo que sentían era lo correcto.

Pero como era de esperarse, todo debía acabar tarde o temprano, así que después de una semana de haber tenido las mejores vacaciones de sus vidas, Korra y Asami tuvieron que regresar a sus labores en el mundo físico, ya mucho tiempo se habían ausentado y no deseaban tener problemas con nadie. Entre trabajos, reuniones y la reconstrucción de Ciudad República los días pasaron convirtiéndose en semanas, y la relación que la Avatar y la CEO de Industrias Futuro tenían se hacía más sólida y palpable para los ojos de las demás personas. Una mirada furtiva, un beso en la mejilla con demasiada duración. Un comentario subido de tono. Tantos factores que dejaban en claro que la pelinegra y la castaña habían dejado de ser amigas se hacían cada vez más evidentes, no fue necesario que las chicas anunciaran su relación para que todos se percataran de ello y eso era de agradecer. La ojiazul no era de las personas a las que le gustara hablar de su vida privada, y la ojiverde evitaba dar detalles de la suya por ser el objetivo de todos los medios de comunicación existentes en toda la ciudad.

Ya era de tarde y la Avatar Korra veía tranquilamente desde el amplio sillón rojizo con adornos en negro que la líder de Industrias Futuro tenía como su pareja trabaja sin descanso alguno, Asami era la jefa de las obras de reconstrucción, a pesar de que Varrick le ayudaba en ese aspecto, casi todo el papeleo y elaboración de los planos le tocaba a ella. La maestra de los cuatro elementos usualmente era una persona a la que le fastidiaba no hacer nada por un largo periodo de tiempo llegando al extremo de quejarse sin descanso cuando el aburrimiento la invadía por completo, pero cuando observaba a su chica trabajar de esa manera, no le molestaba para nada quedarse todo el día tirada en ese sofá con tan sólo poder verla. Una de sus actividades favoritas era contar cuantas veces Asami fruncía la nariz cada vez que se equivocaba en algún trazo, pues para la morena, aquella expresión de la ingeniero era una de las más adorables que tenía. También disfrutaba bastante el hecho de usar su aire control y moverle una que otra cosa para así poder escuchar aquella reprimenda que viniendo de la voz de esa mujer que tanto amaba sonaba como las más hermosas palabras que podían existir en la tierra.

La joven maestra de los cuatro elementos seguía observando a su novia cuando se dio cuenta de algo, el ceño de la heredera Sato se empezaba a fruncir con más frecuencia denotando que el estrés se estaba apoderando de ella cada vez con más facilidad. «Es hora de que pare», pensó Korra mientras se levantaba y cruzaba la gran oficina de su pareja. Odiaba ver estresada a Asami, aquel peso invisible la afectaba más a ella como a ninguna otra persona, jamás admitiría alguna falla en sus planos y eso sólo desembocaba en que su salud se afectara. Aún recordaba los primeros días en los que ella trabajaba y ningún plano le gustaba al bobo del presidente, no comía, no dormía y al parecer no pensaban en prácticamente nada hasta que diese con el boceto indicado. Korra no deseaba que la salud de su novia se viese afectada por aquella carga, así que desde hacia ya una semana la acompañaba en su oficina y, en tan sólo tres días, pudo identificar los indicios que ella reconocía como: "Antes de entrar en modo «no voy a parar hasta conseguirlo así que no insistas»", que era ese fruncir de cejas cada determinado tiempo, y "Es mejor que vaya de una vez por la comida y cena porque de aquí no se mueve" que era cuando la trataba de llamar y sólo contestaba con sonidos o monosílabos muy básicos. Korra llegó hasta el escritorio de la ingeniero y caminó hasta llegar atrás de su silla, pudo ver todos los papeles que tenía regados, algunas actas, otros bocetos y en su mayoría, simples hojas rayadas con lápiz que de seguro habían acabado así por la frustración de su novia. Sin más, se inclinó sobre ella y la acogió en un cálido abrazo que estaba segura la CEO no rompería.

ParadojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora