capitulo 3

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capitulo 3

Me senté a su lado en un sofá de cuero, de color negro y en forma de L. Quería salir de allí, ya que me sentía incomoda— ¿Qué desean tomar? —Pregunto la elegante camarera con una radiante sonrisa dejando ver todos sus dientes. Por su mirada podía darme cuenta de su pretensión por Nathaniel.

—Lo mismo de siempre, Rachael—. Ella asintió y luego dirigió su mirada hacia mí.

—Agua—le pedí y me miro confundida. Me encogí de hombros. —No me gusta el alcohol—añadí. Sonrió, asintió y salió de nuestro cubículo.

—Hay varias cosas que quiero discutir contigo, acerca de nuestra relación.

—Obligarme a estar contigo ¿Se le puede llamar relación? —enarque una ceja.

—Puedes tomarlo como desees. Aun asi, hay cosas que debemos discutir.

—No tenemos nada que discutir—Espete y él me miro sombrío.

—No uses ese tono conmigo. No me agrada—. Apreté los labios y mordí mi lengua— Quiero que todo lo que hagas me lo reportes a mí, debes siempre vestirte de la forma en que me agrade y portarte según mi buen gusto. Tendrás un mes para adaptarte a la vida que llevaremos en Transilvania y al terminar ese mes, te presentare a toda la corte vampírica.

—Espera. ¡Transilvania! No puedo ir a un lugar como ese. Mi familia y amigos están aquí.

— ¿Cuál familia? —Rio. Anhelaba poder golpear su rostro, porque un profundo odio crecía dentro de mí e iba conducido hacia él.

—Te odio—Sonrió.

—Odiar, yo diría que eso cambiara muy pronto—Nuestras bebidas llegaron y voltee a mirarlo cuando vi que sacaba su teléfono. Contesto de inmediato—Si...perfecto...encárgate de eso hasta mañana, cuando regrese—colgó y yo lo mire atónita.

— ¿Mañana nos iremos?

—Sí, te vez preocupada por eso—Trague saliva.

—No quiero irme de aquí—cerro los ojos y luego frunció el ceño.

—Veras...sucede que soy tu creador y donde este yo, debes estar tu ¿entiendes? —baje la vista y posicione mis manos entre mis piernas.

—Quiero ir al tocador—me miro con duda, pero al final accedió y extendió la palma de su mano como si estuviera dándome permiso de ausentarme.

Camine rápido hasta la salida y luego di la vuelta por el pasillo de paredes negras, seguí el letrero que decía: Salida de emergencia.

La brisa acaricio mi rostro y deambule por la acera. Mis pies dolían por los altos tacones, después de caminar unas cuantas calles; asi que decidí quitármelos. Divise mi auto en el callejón en donde lo había dejado y recordé que las llaves estaban en mi vestido anterior. — ¡Valla genio que soy! —Me dije con ironía. Busque alrededor algo con que romper la ventana; para mí desgracia, no había nada que pudiera romperla—Si soy un vampiro...tengo la suficiente fuerza para partirla—apreté mi mano en un puño y golpee con toda mi fuerza la ventana. Los pedazos cayeron dentro del auto, en mi asiento. Con mi mano quite el seguro, abrí la puerta y retire los trozos de vidrio. Lleve mis manos por debajo del volante; arriba de los pedales y busque los dos cables, que encendían el auto. Los junte, con cuidado de no tocar el cobre—Enciende por favor...hazlo—Unos segundos después sentí la vibración que ejercía y escuche el suave ronroneo de la camioneta. Me senté en el asiento y salí rápidamente hacia la carretera, camino a casa de Amanda.

Estacione el auto frente a su casa y camine hasta la puerta. Amanda no vivía con nadie más que su abuela enferma, por lo que nadie nos molestaría mientras hablábamos. Toque con frenesí su puerta y escuche pisadas dentro de la casa. — ¿Quién es a esta hora? —Escuche su corazón palpitar rápidamente, ella estaba asustada y por pude ver el calor que emanaba su cuerpo detrás de la puerta.

— ¿Amanda?

—Eres tu Elizabeth—su tono estaba lleno de preocupación. Sus manos fueron hacia la perilla y abrio la puerta con cuidado. Sonaron unas campanadas al hacerlo, como también, el crujido de la puerta de madera. Al verme me abrazo y yo, atónita por su reacción correspondí a su abrazo un poco después— ¿Por qué no contestabas tu teléfono? Me tenías preocupada y además ¿Por qué has venido aquí?

—No tengo a donde ir.

— ¿A qué te refieres? —la tome de las manos y ella las retiro de inmediato—Estas muy fría ¿Qué te ocurrió Elizabeth?

—No me ha ocurrido nada, pero solo quería decirte que te quiero. Vale—no podía decirle lo que ahora era y Amanda sería la última persona que me vería. Pronto Nathaniel me encontraría y por lo menos quería ver una vez más a Amanda, antes de desaparecer para siempre.

Ella se paralizo cuando miro por encima de mi hombro. Me voltee rápidamente y Nathaniel estaba de pie, con unos ojos que no conocía; su azul turquesa se habían oscurecido y su pupila estaba dilatada. Sentí su enojo "esto era malo" Retrocedí empujando con mi espalda a Amanda dentro de la casa—Amanda cierra la puerta.

—No te dejare Elizabeth ¡Deja en paz a mi amiga!

— ¡Te dije que entres a la casa! —Mi tono fue autoritario y ella retrocedió—Nathaniel, ella no tiene nada que ver en esto. Solo quería verla.

—Sucede cariño que me has desobedecido y eso me molesta de sobremanera...asi que decidiré tu castigo. Me pregunto si matar a tu amiga sería una buena represaría.

—No, por favor...hare lo que me pidas, pero no le hagas daño a ella—Caí al suelo rendida y con lágrimas en los ojos. Una sonrisa malévola se dibujó en sus labios.

—Dejare pasar esto, si me besas. Elizabeth—lo mire sorprendida, no podía creer que me pidiera algo como eso. Lo odiaba y no quería por ningún motivo besarlo, después de todo lo que sufrí a causa de él. Sin embargo, no tenía opción. —No soy paciente— me levante, rápidamente y con la palma de mis manos limpie las lágrimas que humedecían mis mejillas. Me acerque lentamente, lleve mi mano derecha a su mejilla y me empine para poder unir mis labios a los suyos. Entre abrí mi boca y cerré los ojos.

Tenía un aliento dulce. Me rodeo con sus brazos y profundizo nuestro beso. Su lengua invadió mi boca, Me queje; la giro alrededor de la mía, rosándola paulatinamente. Nuestros labios encajaron perfectamente. Todo daba vueltas en mi mente, un escalofrió se ramifico, mi vientre estaba siendo atacado por corrientes eléctricas y quería continuar sintiéndome de esta forma ¿Por qué esto me causaba placer, si debería causarme dolor? Se separó de mí y cuando lo hizo me sentí avergonzada—Ahora deja en paz a mi amiga—le susurre.

—Lo haré, pero debes saber que la próxima vez que realices algo como eso... alguien morirá—asentí y lo seguí por la calle hasta un auto que había estacionado frente al mío, un mercedes, de color blanco y con un capot de tela; color beige. Subí en el asiento del copiloto y él se dispuso a conducir.

Tiempo después me di cuenta de que pronto saldría el sol, ya que en la carretera podía ver como la explosión de colores como: el azul, amarillo y una tonalidad del rosa; empezaban a notarse. Analice por un momento el camino y leí el letrero de "aeropuerto" desde el auto— ¿A dónde vamos?

—Regresare a Transilvania y tú debes venir conmigo.

Reina Oscura (+16) Disponible en NovelameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora