Capítulo IV: Suturas y vendas.

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Jason Todd.
17:25 hrs.
Gotham, Mansión Drake.

Aunque al principio el silencio entre Sommer y yo no era incómodo de regreso, la atmósfera se tensó de alguna forma que en todo el camino de vuelta a la boda estuve analizando. Varias veces intenté hablar, pero nada salía de mi garganta.
Al llegar de nuevo al hogar de Tim, sentí una ligera salvación de la situación que compartía con Sommer, pero al mismo tiempo esto me indicaba todo el tiempo que perdimos, de nuevo.

—Gracias, Jay. —comentó al momento que estacione el auto.

Yo sólo asentí mirando hacia enfrente. Ella abrió la puerta, la dejó abierta por unos segundos, pero no se bajó, el sonido del portazo que dio me indicó que cerró pero se quedó dentro y de nuevo estábamos ahí con un silencio sepulcral que nadie se atrevía a eliminar.

—¡Eres imposible! —gritó de repente logrando captar mi atención. Fruncí mis cejas con confusión —Es que de verdad no lo entiendo, Jason, hace unos minutos atrás querías que nos lleváramos bien, menciono algo sobre tu estúpido cabello y dejas de dirigirme siquiera la mirada, ¿en serio? Eres un imbécil. —ella salió rápidamente del vehículo sin permitirme que pueda contestar.

—¡Carajo! —maldije mientras golpeé el volante del auto.

Observe como ella caminó con rapidez hacia la entrada, estaba furiosa y eso podría causar el incendio de esta boda, pero probablemente Sommer es la chica con la peor suerte en Gotham pues al subir las escaleras, pisando con sus tacones de una forma furiosa y rápida, logró que sus pies le hicieran una mala jugada provocando una fuerte caída entre varios escalones. Salí tan rápido como pude del auto y corrí hasta donde se encontraba.

—¿Estás bien? —pregunté llegando a su lado para ayudarla a levantarse.

Unas risas procedieron de sus labios, podía ser que tuviera una contusión. Revisé su cuerpo entero hasta que di con unas gotas de sangre en un escalón. Al estar ella estable con sus risas llenas de diversión, me arrodillé frente a ella, le pregunté si podía ver a lo que ella sólo asintió aún con sus risas. Levanté unos centímetros su vestido y noté una línea bastante profunda alrededor de su talón. ¿Cómo mierda no se fracturó el pie?
La ayudé a llegar hasta la cocina, cada segundo que transcurría las risas se apaciguaron por gemidos de dolor y maldiciones. La ayudé a sentarse en uno de las sillas altas de una barra cercana, al verla estable en su lugar, busqué por todas partes algún botiquín, pero no había nada, sólo la comida recién hecha para los invitados y convenientemente no había ninguna persona del servicio cerca del lugar.

—Déjalo así, no me voy a morir por un leve rasguño, Jason. —anunció la pelirroja moviendo con brusquedad su pie en un intento que el dolor cesara —Por otro lado, mi orgullo es el que está realmente lastimado.

Ignoré por completo sus comentarios. Seguí buscando en toda la alacena alguna señal del botiquín. Por todos los cielos, Timothy Drake, ¿eres un héroe por las noches que maneja la tecnología como juguetes y no tienes un jodido botiquín en la cocina? Busqué una y otra vez en los mismos lugares, echándole miradas rápidas a Sommer notando que un pequeño charco de color escarlata se formaba debajo de su pie.
Sin tener alguna idea de dónde podría estar aquel objeto que tanto necesitaba Sommer, tomé un paño cercano, lo humedecí un poco y regresé hasta Sommer, nuevamente me encorvé frente a ella y coloqué el paño alrededor de la cortada que se había provocado e hice presión para evitar más derrame de su sangre interdimensional.

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