Arregle mi pelo que ya estaba corto cuando oí que estabas acercando te a la puerta.
Había la posibilidad que tu esposa abría la puerta, mostrando tu otra mitad que yo ya no era.
Pero se me llenó el corazón cuando abriste la barrera entre nosotros y me mirastes con sorpresa.
Dijiste mi nombre y mis rodillas se pusieron débiles.
Yo dije tu nombre y tus labios curvaron en una sonrisa.
Rápidamente me abrazaste lo más duro posible y yo hice lo mismo, ya con la falta de aire en mi cuerpo al verte por primera vez después de lo que se sintió como una eternidad.
Me invitaste adentro y nos sentamos.
La simple pregunta "¿como has estado?" no sería suficiente para explicar los diez años perdidos.
Antes de que alguno de los dos hablamos, nos quedamos sentados admirando cada uno.
Nunca he sido tan cierto de algo en mi vida.
Mientras que comence de contarte de mi vida y mi matrimonio y mi familia usted me mirastes con un luz en tus ojos.
Aún después que dije la palabra 'marido'.
Esto fue porque tú sabías como mi historia iba terminar.
Los dos supimos.
Mi hermano me advirtió. Mi madre me guío.
Fuiste fiel esos los diez años sin mi. Dijiste que nadie me llegaba a los talones. Dijiste que estabas preguntando por mi. Dijiste que me querías volver a ver.
Aquí estoy.