TRES

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Le dolía la cabeza.
Tal vez había bebido de más en aquella noche de Póker junto a sus amigos.
Se removió en sus sábanas y en su colchón relleno de plumas y sonrió.
Se sentó en la cama y miró hacia la mesita de noche, donde un papelito cortado muy desprolijo con letras casi ilegibles a simple vista.
Tenía el número de Melanny Patrickson y no le había costado conseguirlo ni un penique.
Hoy mismo la llamaría y acordaría una cita, y se vestiría bien, y llamaría a la prensa yyy... yyy, todos aquellos planes lo colmaban de felicidad, júbilo y ansias.
Su vida se repuntaría finalmente.
De repente pensó, ¿Hacía cuánto no se dejaba ver en público, en algún bar, o simplemente en Ivy? Meses, tal vez.
Se estiró y tomó el teléfono situado en su mesita de noche.
Marcó el número del papelito y mientras esperaba que alguien le atendiera miró hacia la ventana.
Desde la segunda planta de podían contemplar las dos palmeras casi tan altas como la casa a cada lado de ella, en un fondo completamente azul y un sol que resplandecía en él radiante, como pocas veces, y la calle casi desierta, y el estacionamiento de su casa adornado con una fuente en medio de éste.
-¿Hola? –Una voz fina, juvenil, y delicada contestó tras la línea.
-¿Melanny? –Preguntó Niall esperanzado.
-La misma –Respondió y soltó una risita -¿Y, tu eres?
-Niall, Niall Horan.
Se escuchó un silencio prolongado tras la línea, casi eterno.
-Valla, valla. ¿Con que Niall Horan? –Dijo riendo –Pero si no he sabido nada de ti en... ¿Dos meses? Cuando ví tu foto en la última portada de The Sun.
Niall rió tranquilo, relajado.
-He querido bajar mi perfil, ya sabes, alejarme de las cámaras. He oído de tu próxima película, tiene buena pinta.
-Lo será, ¡Es una verdadera pena que no puedas ser mi co-estrella, como en los viejos tiempos!
-Irónico es que tan solo hayan pasado dos años.
Melanny rió seductoramente.
-Creo que nos hemos ido de conversación, ¿O me has llamado para conversar?
-¡Me has pillado! –Rió Niall –No, pues la verdadera razón de mi llamado ha sido para invitarte a Ivy por un té helado, me he puesto melancólico ayer por la tarde, y pensé en llamarte.
Melanny suspiró.
-Creo que un par de horas contigo no me harían mal. ¿A que hora?
-¿Te parece a eso de las once de la mañana?
-No veo por qué no, ahí estaré.
-Vale, nos vemos.
La comunicación de cortó, y Niall había quedado como un reverendo estúpido.

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