Metrópolis

ONCE

Melanny hubiera deseado con todo su corazón que no la besara, pues Niall Horan tenía esa chispa que provocó que ella escurriera sus manos hacia el cuello de la camisa de él y lo atrajera más a sí, para luego recorrer el cuello del azulino con una sarta de delicados besos que el juró nunca olvidar.
Melanny se separó casi tan rápido como si él la quemara.
-Llévame a casa –Ordeno.
Niall sonrió de lado y tomó las llaves del Dodge y enfiló hacia la puerta de entrada, seguido de ella.
Algunos paparazzi seguían en la puerta de entrada, pero esta vez... Niall no la tocó.
Melanny abrió la puerta del copiloto con el semblante serio y Horan tomó el volante, aún sonriendo.
-¡¿Podrías dejar de sonreír?! –Dijo Melanny con impaciencia.
Niall carcajeó
-Deberías haberme advertido que no ibas a abofetearme cuando te besé.
-Fue... el maldito champagne que me diste.
El azulino silbó con admiración.
-¿Qué? –Preguntó Melanny con el seño fruncido.
-Ni siquiera llega a 10º de graduación alcohólica.
Melanny frunció los labios.
-Definitivamente no eres un caballero.
-Déjame decirte, querida, que tu tampoco eres una dama.
Niall aparcó frente al enrejado de la mansión de Melanny y ella bajó dando un portazo.
-¿Qué tal si mañana vamos al cine? –Le preguntó desde el auto.
-¡Púdrete! –Le gritó Melanny sin siquiera mirarlo.
Al llegar al vestíbulo, de paredes revestidas en madera se apoyó contra la puerta de entrada y se agarró la cabeza con las manos.
-Niall Horan es condenadamente perfecto –Dijo en voz alta. –Y lo odio.
Subió a su cuarto, dejando arrastrar la cola del despampanante vestido negro tras sí y se tendió a su cama.
¿James estaría al tanto de que, dos años después de su divorcio, ella estaba involucrada con Niall Horan?
Pues... Louis lo estaba, y aquello le rompía el corazón. ¿Por qué? Después de todo, había sido un romance pequeño, oculto.
Suspiró enojada y se deshizo del vestido, ignorando el hecho de que Niall, desde su coche, tenía visión directa de Melanny casi desnuda.