Capitulo 21- Estresada.

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Ya van tres putos días desde que Damon desapareció, si, tres, no crean que soy una exagerada pero la verdad me ha parecido una eternidad. Tal vez debería estar muy enojada con el y no debería importarme que no aparezca por ningún lado, pero lo cierto es que por alguna razón si me importa, y mucho.

No se que me pasa, creo que después de tanto tiempo de aguantar su humor negro, su avaricia y su arrogancia todos los días ya se me hizo costumbre, su simple presencia se volvió tan indispensable como el aire que respiro, y no se que hacer para remediarlo. No quiero sentirme así, definitivamente no, estos no suelen ser sentimientos que frecuente experimentar para ser sincera y cada vez que me pasa esto, esos cosquilleos en mi estomago, esa repentina sonrisa estúpida al pensar o hablar de cierta persona y esa felicidad extrema al estar a su lado suele significar una sola cosa, que me estoy enamorando.

Si, leyeron bien, creo que me estoy enamorando de Damon, esto no es nada bueno, nada.

-Emmm ¿______?, ¿estas ahí?- preguntó Stefan pasando su mano frente a mi rostro repetidamente.

-Oh si, lo siento Stefan estaba... pensando- contesté sacudiendo la cabeza levemente.

-Y... ¿se puede saber en que?- agregó curioso.

-Bueno en... muchas cosas la verdad, últimamente mi cabeza esta hecha un tsunami de problemas y pensamientos locos- expliqué evadiendo su pregunta.

-Ya veo, no quieres contarme, esta bien no me meto en tus temas pero venia a decirte que ya volví a revisar el Mystic Grill para ver si Damon andaba por allí, pero no hay ni rastros de que haya estado ahí últimamente- dijo con una sonrisa forzada.

-Stefan...-

-¿Si?- me miró.

-¿Crees que le haya pasado algo malo?- pregunté preocupada.

-Claro que no, Damon es inteligente, aunque a veces no lo parezca- reí un poco ante ese comentario- sabe cuidarse solo, seguro solo intenta evadirnos por alguna razón- 

-¿Enserio crees eso?-

-Claro- 

-Gracias, siempre logras tranquilizarme- le agradecí con una sonrisa que me devolvió al instante.

Luego de eso Stefan decidió ir a visitar a Elena y me ofreció ir con ellos pero la verdad que ser la tercera rueda nunca fue lo mio, ademas de que prefiero seguir buscando a Damon, para que mentir.

-¿segura que no vienes?- preguntó por enésima vez antes de salir por la puerta.

-No Stef, ya te dije que no quiero ir pero no olvides mandarle un saludo a Elena de mi parte- repliqué.

-Claro, adiós _____ cualquier cosa que necesites me llamas- se despidió.

-Lo se, adiós Stefan- me despedí y al fin se fue.

Una vez que me había quedado sola en la enorme mansión Salvatore decidí dar unas vueltas. No pude evitar tener arcadas cuando pase frente al refrigerador donde tienen sus bolsas de sangre, pensar que esa podría ser yo me pone los pelos de punta para decir verdad, pero bueno, mejor me olvido de eso y sigo con lo mio.

Estaba vagando por los pasillos hasta que pase frente a la puerta de la habitación de Damon, bueno... técnicamente no se va a enterar si entro y no seria... oh vamos a quien engaño se que entraría de todos modos.

Abrí un poco la puerta y asomé mi cabeza para comprobar que todo estaba en orden y luego la abrí del todo y entré de lleno. Todo estaba muy ordenado, su gran cama doble, su ropa, su baño todo ordenado, la verdad me sorprende que alguien como el sea así de pulcro. No resistí la tentación y me lancé de espaldas a la enorme cama de dos plazas extendida como una estrella de mar. 

Para toda la eternidad (Damon salvatore)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora