El bosque estaba cada vez menos poblado de vegetación. Significaba que ya estaban muy cerca de la civilización.
En su camino a Etrur, Elys se repetía todo el tiempo el mismo pensamiento:
"¿Qué estoy haciendo con mi vida? Todavía sigo sin entender porqué sigo adelante, y menos aun porqué me ha pasado esto. No puedo dejar de ver vuestras caras...¿Hice bien en huir? Lo hice por ti mamá, y a veces me arrepiento. No sé porque lo he hecho, tendría que haber muerto con vosotros...
Aryan la sacó de sus pensamientos:
- Ya hemos llegado. Etrur.
Elys levantó la vista para contemplar la imponente ciudad.-Antes de entrar deberías ponerte esto.-dijo el elfo mientras le extendía una capa.La chica levantó las cejas-Creo que llamaras un poco la atención con ese aspecto.
A Elys le extrañó que quisiera pasar tanto desapercibido. Pero tenía razón; con esas pintas la cara de traficante de esclavos estaría grabada en Aryan.
La cogió decidida y se cubrió lo hombros con ella. Era de una tela suave y de color añil;era reconfortante.Dos centinelas guardaban las grandes puertas de madera:
-Alto,¿quién va?-. Espetó uno de los centinelas.
-Hemos venido a visitar la gran ciudad de Etrur en busca de algunos productos y disfrutar se su hospitalidad.-respondió con falsa amabilidad Aryan.
Los dos guardias se miraron confusos el uno al otro.
-Lo siento pero no...-quiso continuar uno de los centinelas, hasta que se cruzó con la mirada de Elys.
La muchacha lo miraba con unos ojos tan fríos y duros como el acero.
"Escuchame tarado, he pasado por el mismisimo infierno, y no tengo ganas de tratar con un botarate como tú,asique fuera de mi camino"
El centinela palideció ante tal expresión, parecía haber escuchado telepáticamente a la chica:
-Muy bien pasad-.el otro le miró sorprendido, pero calló.
Atravesaron las puertas:-Me parece que gracias a ti hemos pasado,¿le has lanzado un tipo de encantamiento o algo asi?-Preguntó divertido Aryan.
-Mas le valía que nos dejase entrar.-respondió sinceramente.
Ojalá, pero no era ningún tipo de encantamiento.Era ella: había cambiado, algo en su interior había cambiado, ya no se sentía como ella misma; se había vuelto fría, ya no sonreía con la misma calidez a los desconocidos con los que se cruzaba, solo brindaba miradas que atravesaban el alma, e infundía cierto temor en aquellos que reparaban en ella o la miraban con expresión desgradable;todo le era ya indiferente.
Bajaron del dócil caballo blanco, en dirección al mercado. Aryan compró algunas pociones y viandas para el viaje. Se pararon en un puesto de prendas y telas.
El dependiente empezó a hablar con Aryan, probablemente sobre el precio de alguna túnica para ella,pero no les prestaba atención.
En ese momento su vista estaba fijada en Aryan.Tenía el porte regio de los elfos,pero el de Aryan era mas elegante.Reparó en sus ojos, que brillaban como turquesas a la luz del sol.
"Es guapo ¿verdad?" Saltó de repente su subcosciente. Intentó alejar ese pensamiento pero era demasiado tarde cuando ya estaba sonrojada y el joven elfo la sorprendió mirándole:
-¿Ocurre algo? Estas un poco son- rojada, ¿te encuentras bien?
-Mmm, sí,sí, estoy bien-sonrió la muchacha.
Iban a cerrar el trato cuando un grupo de caballos irrumpió en el mercado. Eran guardias los que montaban aquellos corceles, pero Elys noto algo raro en ellos.
Aryan giró bruscamente la cabeza para divisarlos, y antes de que la muchacha dijese palabra la cogió de la mano y salieron corriendo.
Elys no entendía lo que pasaba, se escondieron en las sombras de un callejón cercano. Aryan se asomaba concentrado en aquellos guardias.-¿Qué pas...?-el elfo la tapó la boca .
Aryan empujó con delicadeza a Elys hacia la pared.
-¿Por qué nos escondemos de ellos?-susurró la muchacha.El joven elfo la miró sorprendido.
Los guardias pasaron de largo. Salvados.
-Me estan buscando- dijo Aryan a modo de respuesta.
-¿Eres un fugitivo?-ptegunto la chica, aunque conociese la respuesta.
-Escucha tienes que confiar en mí, te salvé la vida¿ no me hace eso ser buena buena persona?-La miró con ojos dolidos. Notó que sus palabras estaban cargadas de sinceridad. Y ese era el sexto sentido de Elys, detectar la mentira o la verdad.
Convencida, respondió:
-Sí, tienes razón, confío en ti. Pero debes contarme el porqué de todo esto.- dijo con contundencia.
Los ojos de Aryan brillaron, aun debajo de la sombra de su capucha, mostró su habitual sonrisa:
-Te lo debo. Pero ya que no es seguro merodear por aquí, tenemos que hacer una visita a una amiga. Ya sabes... por el tema de la ropa.