8. huespedes inoportunos en noches dramáticas

206 37 27
                                    

8

—¿O sea que te quitaron todo? —preguntó Alex mientras ponía el coche de Andrew en marcha. Todavía tenía un tono de incredulidad en su voz.

—Sí —respondió Andrew desde el asiento de copiloto—, bueno, casi todo; me han dejado el DNI y  el pasaporte porque de nada les servía. Pero se han llevado todo mi dinero.

—¿Y tu movil? ¿Cómo conseguiste que no te lo quitaran? —cuestionó Alex con la vista en la carretera.

—Lo había dejado en el coche al entrar en la gasolinera, el tío ese me reviso los bolsillos pero no encontró nada. Supongo que creyó que no tenía movil —Andrew se encogió de hombros—. De todos modos fue un milagro, porque no me quedaba ni un duro y el vendedor de la tienda estaba tan pálido que me dio miedo hablarle y que creyera que era uno de los ladrones.

—Que putada.

—Ya —coincidió Andrew posando la vista la ventana. Después de llamar a Alex y despertarle, había tenido que pedirle que fuera a por él (le dijo que fuera en autobús y que llevara dinero para comprar gasolina). Alex se había mostrado reacio al principio ante la idea de salir de su cómoda cama e ir en busca de un tío que ni le caía bien, pero también sabia que si no lo hacía luego se iba a sentir culpable de no haber ayudado a alguien habiendo podido.

Así que, sacando fuerza de voluntad de no-sé-sabe-dónde, se incorporó del colchón y se vistió rápidamente, cogiendo el primer autobús que salía a Atlanta y bajándose en la parada que quedaba más cerca de la gasolinera donde se encontraba Andrew. Después de aquello, tuvo que caminar alrededor de dos kilómetros hasta llegar a su destino y, para cuando lo hizo, la policía ya había llegado al lugar del crimen. Vio a Andrew siendo interrogado por un oficial, el chaval tenía la cara blanca y le temblaban las manos. Cuando Andrew vio a Alex, su rostro se iluminó y por un instante el pelirrojo creyó que Alex lo abrazaría, pero simplemente se alejó del oficial y se encaminó hasta él para darle un golpe amistoso en el hombre.

—Tío, creí que no ibas a venir. Te juro que creí que iba a tener que pedirle a los polis que me llevaran a mi casa —Andrew habló con voz sofocada.

—Pues ya ves, aquí estoy. ¿Me vas a explicar ahora qué pasó? —preguntó tratando de no dejar a entreoír su irritación. Ciertamente no le hacia ninguna gracia estar ahí.

Mientras caminaban hasta el coche de Andrew, este le relataba lo sucedido al pelirrojo que,
debes en cuando, lo paraba para hacerle alguna pregunta o soltar una que otra exclamación o maldición.

—¿Puedes manejar tú, por favor? Es que no he dormido nada y me muero de sueño —había dicho Andrew mientras le entregaba las llaves a Alex. El pelirrojo sintió unas ganas enormes de replicar con algo sarcástico que demostrara su irritación, pero al ver el rostro demacrado de Andrew decidió no decir nada y coger las llaves sin rechistar.

Y ahí estaban, dos personas totalmente opuestas que por razones inexplicables de la vida terminaban siempre involucradas de manera directa o indirecta influenciando en la vida de la otra. Independientemente de si se llevaban bien o no. ¿Sería aquello una simple jugada del destino? ¿O conllevaría a algo más grande aún? A una chica, por ejemplo.

***

—¡Oh, sí! ¡Más! ¡Más! ¡Dámelo todo, papi! ¡Soy una perra mala!

—¿Se puede saber qué coño es eso? —preguntó Payton irritada mientras se daba la vuelta y posaba la mirada en su hermana menor. Amy y ella no compartían habitación, pero habían decidido dormir juntas para pasar hablando más tiempo.

—Dylan —respondió Amy cerrando los ojos. Dylan era el hermano menor de Payton y Amy, quien tenía quince años y estaba en pleno apogeo de su pubertad; por ende, había empezado a descubrir cosas de su propio cuerpo y no se había cortado ni un instante en lanzarse a experimentar—. Cada vez que vienen nuestros primos y se quedan con Dylan en su habitación a dormir, los guarros se ponen a ver porno.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 01, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Perdiendo el rumbo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora