1
Payton sintió una molestia sobre su teta izquierda que le hizo gruñir con los ojos cerrados. Se dio la vuelta, quedando boca abajo sobre el colchón, y sintió dicha molestia ahora en su costilla derecha.
—Hayley, me estás haciendo daño con el codo —se quejó Payton abriendo uno de sus ojos y apartando a su amiga con brusquedad.
— ¡Eh! —se quejó Hayley—. No me toques, estoy cómoda así.
—Claro, y de mientras yo me quedo callada mientras me destrozas la teta con el codo, ¿no? —preguntó Payton sarcásticamente. Hayley rodó los ojos.
—¡Callaos, que estoy durmiendo! —gritó Jane desde el otro extremo de la habitación. Ambas chicas dirigieron su atención a la cama de Jane y únicamente divisaron su melena rubia enmarañada sobre la almohada con un montón de sábanas cubriendo la mitad de su cara.
—Vale, perdón —dijo Hayley a sabiendas de que no era bueno hacer enfadar a Jane cuando tenía sueño—. Aunque no entiendo cómo puedes estar dormida y a la vez estar pidiendo que nos callemos —bromeó la chica. Jane soltó un bufido como respuesta y se quitó las mantas dejando al descubierto su rostro.
—Una vez que me despiertan me es imposible seguir durmiendo por mucho que lo intente —informó Jane resoplando.
—Bueno, igualmente creo que deberíamos levantarnos ya —expresó Payton, Hayley asintió de acuerdo y ambas se pusieron en pie.
—Yo me quedo aquí —gruñó Jane dándoles la espalda y cubriéndose con las mantas nuevamente. Payton le dirigió una mirada rápida a Hayley y, al encontrarse con aquella sonrisa macabra que tanto esperaba, supo que ambas pensaban lo mismo.
A la cuenta de tres las dos amigas corrieron rápidamente, riendo como posesas, hasta la cama de Jane y empezaron a saltar y gritar como locas.
—¡Os voy a matar! —gritó Jane tras liberarse de todo aquel embrollo. Payton no supo si fue su imaginación o debido a la falta de sueño, pero juraría que vio a su amiga echando humo por las orejas.
—¡Corre, la fiera despertó! —alertó Payton al tiempo que salía corriendo despavorida por toda la habitación con Hayley a su espalda.
Mientras ambas amigas corrían hasta el cuarto de baño, Hayley tropezó con una almohada en el suelo y se cayó de bruces. Payton se detuvo y empezó a retroceder para ayudarla.
—¡No! —dijo Hayley con expresión dramática—. Vete sin mí, huye y no mires atrás.
—No te abandonaré—declaró Payton negando con la cabeza.
—Tienes que hacerlo, no hay tiempo —demandó la pelirroja.
—¡Pero un soldado jamas abandona a sus hombres! —exclamó Payton. Sin embargo, al ver cómo Jane se avecinaba hecha una furia, cambió de idea—. Menos mal que no soy ni soldado ni hombre —dijo y echó a correr.
Consiguió llegar hasta el baño de la habitación, donde se encerró aún riendo por lo sucedido. Apoyo sus manos en el lavabo y se miró en el espejo frente a ella. Hacía una horas había estaba llorando por culpa de su ex-novio en aquel mismo baño y, hacía unos segundos, había estado riendo junto a sus amigas. Pese a estar aún dolida por lo sucedido, debía admitir que pasar tiempo con sus amigas le había ayudado muchísimo.
Pensó en la conversación que había tenido con sus amigas esa misma noche. En su momento le había parecido una buena idea pero, ahora que se encontraba en sus cinco sentidos, le parecía una locura y no estaba segura de si podría llevarla a cabo.
Lanzó un sonoro suspiro y sacudió la cabeza tratando de alejar ese tema de sus pensamientos. No quería pensar en eso puesto que hacerlo la llevaría a pensar en Andrew y eso era lo que menos deseaba.
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Perdiendo el rumbo ©️
RomansaPayton Stevens está amorosamente destrozada tras descubrir las múltiples infidelidades de su pareja, con quien llevaba tres años de noviazgo. Sin embargo, lo que parecía un suceso demasiado doloroso como para poder seguir, le hará comprender que a v...