Muerte y misterio

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Luego de un momento suspendidos en su impacto, él se incorpora de nuevo y ayuda a Mariana a levantarse.

- Disculpa, no me fijé pero estoy apurado y angustiado.
— No te preocupes, discúlpame vos por entorpecer tu camino.

Ella levanta la mirada mientras trata de enfocar su visión. Y lo consigue.
Lo primero que logra ver con claridad son dos perfectos y profundos ojos azules, que la dejaron muda un segundo, para después decir: "Me... Me llamo Mariana."

"Soy Benjamín, un placer..." hace pausa contemplando casi sin parpadear el hermoso rostro de aquella morocha del absurdo choque y vista distraída. Ambos olvidaron de pronto el dónde y porqué de su encuentro, ignoraron por completo la situación tensa que vivían y el hecho de estar en un hospital.

Al sentirse apenada y patética por no poder emitir otro sonido, Mariana toma la mano de Benjamín a modo de saludo y como si fuera por un reflejo natural sale corriendo nuevamente, perdiéndose entre las enfermeras y pacientes que cruzaban el pasillo.

Benjamín recuperó la concentración y se dirigió a la ventanilla a pedir informes sobre sus padres, sin dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir.
Por desgracia, lo que tenían para decirle no era alentador, sus padres estaban en el quirófano por segunda vez, debido a que el impacto los imposibilitó por completo.

Angustiado por el panorama, Benjamín se apartó de la ventanilla y empezó a recorrer los pasillos para calmar la ansiedad e inconscientemente esperando encontrar a Mariana, la chica del choque por alguna parte.

Mientras trataba de pensar positivo, le pareció ver a una morocha bajita doblar a la derecha del pasillo que él recorría. Sonrió un instante y fue tras ella...

Mariana estaba caminando sin sentido buscando una máquina de café, no había dormido ni un minuto y se empezaba a notar, pero no podía "darse el lujo" de dormir en esa situación, eran sus padres los que corrían peligro, pero la que más le preocupaba era su madre, quien por si fuera poco tenía información que darle a ella y sus hermanos.

A su padre no podía verlo, estaba en terapia intensiva con daño severo, pero al menos fuera de peligro, y eso la tranquilizaba.

Benjamín llegó hasta Mariana, era ella la que había doblado a la derecha del pasillo y le dijo:

- Soy yo otra vez... ¿Buscas a alguien?
— No, busco algo. Una máquina de café, pero no tengo idea de dónde puede estar...
- Busquemos, necesito café también, mi viaje fue muy largo y no he dormido un segundo.

Encontraron al fin una máquina y fueron sin pensar mucho hasta ella, sirvieron sus cafés y se sentaron en el piso.

— Entonces... Decías que tu viaje fue muy largo... ¿De dónde venís?
- De España, vivo allá.
— Y... ¿Qué hacés acá?
- Toda mi familia vive acá, soy argentino también, pasa que por el deporte me tuve que mudar a España, la verdad es que extrañaba pasar tiempo acá, pero te juro que no pensaba que sería así, mis padres tuvieron un accidente en el auto.
Me tenes que estar jodiendo, los míos están acá por un accidente de auto también.

Tras conversar unos minutos se dieron cuenta de que el accidente de auto había sido el mismo.
De mi mamá dicen que entró en crisis de nuevo y que no han podido hacer nada por ella hasta el momento. Y de mi papá dicen que está en terapia intensiva pero fuera de peligro, tengo esperanza de que se recupere.
- De mis padres dicen que están en la segunda intervención quirúrgica porque salieron realmente mal del impacto, posiblemente no sobrevivan...

Tras decir esto, Mariana lo rodea con los brazos y trata de contenerlo, él comprende el gesto y trata de contenerla también. Cuando esto ocurría, un médico sale de uno de los pasillos con la peor cara que se puede ver en un médico dentro de su hora de trabajo y solo dice:

Ha muerto... Viendo a los dos chicos en el piso, que se abrazaban para aligerar el momento.

Dan un salto simultáneo y se escuchan ambas voces al mismo tiempo: ¿QUIÉN?...


En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora