Abre los ojos.

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Estaba tan nerviosa que el sonido de mis zapatillas chocando con el piso me distraía y trataba de mantenerme en calma, limpie fácilmente unas tres veces mis palmas sobre mis jeans antes de llegar hasta donde él estaba parado, esperando. En el pequeño trayecto hacia él, no pude evitar darle vueltas en mi cabeza a cómo es que había llegado a ésta situación, hace unos días mi vida era completamente rutinaria, todo estaba casi planeado, pero en un abrir y cerrar de ojos, Brent había reaparecido en mi vida, no digo que sea algo malo, ni nada, simplemente no podía creer que esto estuviera pasando, mi amigo de la infancia estaba en mi casa esperándome con una sorpresa que me estaba matando de la duda. Al llegar a donde Brent se encontraba, planté un pequeño beso en su mejilla justo ahí donde se le suelen hacer esos hoyuelos tan sexys, seguido de mil preguntas sobre a donde iríamos, pero todo lo que obtuve como respuesta fue:

-Es un lugar que conoces muy bien, aunque a cambiado un poco desde la ultima vez que estuviste ahí.

Insatisfecha, hice un pequeño puchero, que pareció hacerle mucha gracia.

Y aún con esa pista no lograba imaginarme a donde iríamos, nada pasaba por mi mente, estaba completamente en blanco.

Cuando estuvimos en el auto, puso unas gafas de dormir sobre mis ojos.
Realmente iba seria la sorpresa.

Después de lo que pareció muy poco tiempo, aparcó el auto y escuche la puerta de copiloto abrirse y una mano tomando la mía, que perfectamente sabia que pertenecía a Brent.
Con extremo cuidado Brent me ayudó a salir, juntos dimos unos pasos hasta que escuche algo abrirse, algo como una reja eléctrica, pero no estaba del todo segura, comenzamos a caminar de nuevo y yo estaba empezando a desesperarme.

-Brent ¿me puedes decir a donde vamos?
-Val, es una sorpresa, no se supone que debo decirlo.

Derrotada solté el bufido mas pesado que pude soltar, a lo que Brent soltó una gran carcajada.

-No te desesperes, ya casi llegamos.

Pasamos por unos pequeños escalones, se abrieron varias puertas, doblamos en lo que pensaba eran pasillos, y de pronto paramos. Brent se alejó por un momento, estire mi brazo en busca del suyo y no lo encontré, estire ambos brazos y nada, estaba entrando en pánico y mi corazón a acelerarse.

-¡¿Brent donde estas?! - grité.

En ese instante lo escuché correr hacia mi, rodeandome con sus brazos y en voz baja habló a mi oído.

-Aquí estoy Val, nunca me iría.

-No vuelvas a hacer eso, sentí un vacío horrible. Casi me sacas el corazón del susto. No lo vuelvas a hacer.

-Val. Estoy justo aquí, siempre tengo un ojo sobre ti, no pienso perderte de vista.

Inmediatamente empezó a quitar las gafas de mi rostro, y yo a recuperar la vista, parpadee un par de veces antes de poder enfocar todo de nuevo.
Cuando me di cuenta en donde estábamos no pude evitar sonreír como tonta. Por unos segundos me quede como tonta sonriendo y rememorando todos los momentos que había pasado con Brent de pequeños, cuando su familia siempre estaba de viaje y el siempre prefería quedarse en la ciudad. Recordé cuando le pregunte el porqué siempre se quedaba y no se iba con sus padres y hermanos. Y su respuesta me robo el corazón, no en ese entonces, pero ahora fue que llegaba a apreciar su respuesta. -Para pasar tiempo con mi mejor amiga mientras pueda. Recuerdo responderle que siempre podría. Pero el no se veía muy convencido, así que me hizo prometer que mientras pudiéramos, nunca dejaríamos de vernos. Lamentablemente esa promesa no duro mucho después de aquel día. Pero aquí estábamos de nuevo, justo donde nuestra amistad tenia tantos recuerdos.

-¡Es la mejor sorpresa que alguien me ha dado!- instantáneamente lo rodee con mis brazos estrujandolo lo más que pude.

-¿En serio te gusta?

-¿Que si me gusta? ¡Lo amo, es como cuando éramos pequeños!

Nos encontrábamos en la antigua estancia donde solíamos pasar tardes enteras viendo película tras película sin aburrirnos y con incontables palomitas de maíz.
No todo estaba igual a como lo recordaba, habían cambiado los PUF por unos más grandes, la televisión igualmente ahora era mucho mas grande, y ahora había una gran máquina de palomitas donde podíamos surtirnos cuanto quisiéramos, también había una barra de dulces, parecía el paraíso de cualquier niño.

Una vez que estuvimos literal desparramados en los PUF Brent me preguntó que película me gustaría ver.

-Cualquier película de acción o ciencia ficción esta bien para mi. Pero si tu quieres ver de otro tipo esta bien por mi.

-Me encantas, ¿Sabes? el que seas así.

Oh no, no debió haber dicho eso, no no no no. Solo estaba logrando acelerar mi corazón, y yo estaba concentrada en no mostrar ninguna señal que me delatara. Me tomó unos segundos responderle.

- ¿Si? ¿Te encanta que sea un niño para las películas?- le miré y no pude evitar reírme un poco.

-Me encanta que contigo puedo ser yo, y no tener que fingir que quiero ver una película romántica con alguna otra chica, eso extrañaba tanto de ti. Contigo todo es diferente, puedo ser yo, y tu no me vas a reprochar ni criticar mi forma de ser, me quieres tal como soy. Al menos así era antes. No se si aún sea así.

-¡Claro que sí! aunque sin saberlo yo también extrañaba esto, nuestra amistad. Y claro que te quiero tal como eres, ¿como no podría hacerlo? Eres mi amigo ¿o no?

-Si, claro, tu amigo.

En el momento inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora