En el momento inesperado.

Brent

-¡Que! ¿En cuanto tiempo viene?- al soltar estas palabras, siento como el color abandona mi rostro, pues a pesar de ser de tez morena se podria notar el cambio, de eso no me cabe duda.

-De cinco a diez minutos tal vez.- lo dice tan tranquila, tan a la ligera, que me dan ganas de . . . aghhh, ni se que de me dan ganas, solo suelto la primera réplica que se me viene a la mente.

-¿Pero por qué no me has dicho antes? Pude . . . pude. .-no termino la frase, pues ni yo se que intentaba decir , solo queria descargar esto que sentia ¿que era? ¿sorpresa,nervios?, no lo se, solo salí corriendo escaleras arriba, directo a mi cuarto y de ahí al baño, donde apresuradamente lavé  mis dientes , compruebo mi aliento y me da un ligero olor a yogurt, y esto me recuerda a un dicho que mamá suele decirme seguido << el flojo siempre trabaja doble>> ,así que tengo que gastar otros dos valiosos minutos en lavar perfectamente mis dientes y ahora con un adicional enjuague bucal, para no dejar cabida a errores o una tercera cepillada de dientes. Al salir del baño voy directo a mi tocador, me siento en el taburete, observo mi cabello y pongo en orden mis ondas con un bobby pin.
Ya lista rocío un poco de perfume de L'eau de Carolina Herrera. Bajo las escaleras rapidamente con el proposito de tomar mi bolso que se encuentra en el comedor, pero no consigo llegar, me quedo estática en el final de las escaleras, viendo a un alto chico de espaldas,con cabello castaño claro, éste chico que platicaba con mi mamá animadamente me había dejado sin palabras aún de espaldas.

Y en cuestion de segundos salgo encanto cuando mi madre nota mi presencia y me mira con ojos esperanzados, ¿por qué esperanzados?, pero justo cuanto noto que él comienza a voltear su vista a mi, giro bruscamente dirijiendome al comedor por mi antiguo objetivo, mi bolso.

De camino recuerdo la noticia que hacía escasos diez minutos me había sacado de orbita ¿por qué razón en el mundo Brent se ofrecería a recogerme para ir a la escuela?.

Isabelle es una de las mejores amigas de mamá,si no es que la mejor y Brent su hijo fué un amigo de la infancia con el que comparto muchos recuerdos, pero aún no reuerdo el momento en que dejamos de vernos y hablarnos por completo, no más salidas al cine, ni más juegos de mesa, nada, a excepción de una que otra rápida mirada en los pasillos de la universidad, nada mas que eso.

Nada había sido lo mismo que hacia seis años. Hasta hoy, que por alguna extraña razón se encontraba parado en la puerta de mi casa.

Ya con mi bolso en mano, camino lentamente de regreso haciendo mi corazón latir más rápido de lo normal; al ver los rayos de luz reflejarse, iluminando todo el recibidor, pude ver a ese niño castaño de dieciséis años, que de mis recuerdos salió con una hermosa sonrisa, y tan rápido como aprace se esfuma, revelándome al Brent de ahora, al hombre en que sin notarlo se había convertido. Ése hombre de ojos miel y bien surcadas cejas, con su camisa negra ajustada, (y no ajustada por que le quedara pequeña, mas bien, su cuerpo era del tipo fornido, lo que hacia que le quedara la ropa de esa manera tan atractiva) que contrastaba con sus jeans claros y su piel blanca ligeramente bronceada, con todo esto tuve segundos de sobra para notar que llevaba en su muñeca una de las pulseras de cuero que le regale en el último cumpleaños que pase junto a él ; con un poco de miedo, aunque no se a qué, regresé la mirada a sus rostro, donde encontré esos a ojos miel viendome,observándome con delicadeza.

Afortunadamente mamá interrumpio y pude soltar el aliento que no sabía estaba conteniendo.

-Valerie, ¿ya estas lista?.-balanceándome sobre mis pies cual niña tímida en un lugar desconocido, asentí con un ligero movimiento de cabeza.

-Bueno, entonces que tengan un buen día niños.- mi madre y su costumbre de seguir llamando a mis amigos y a mi, niños, a pesar de de ser mayores que yo, con la excusa de siempre, <<siempre que sean menores que yo, para mi seguirán siendo unos niños>>