Algo sale mal. No lo pudiste evitar por más que lo intentaste. Sientes, primero, como eso se te vence por la piel y se introduce en tu pecho causando dolor. La vista se se te vuelve borrosa, las manos tiemblan y no puedes respirar. Es difícil controlarte a ti mismo y es un asco. Miras nerviosamente a tu alrededor y ves por todos lados surgir aquella figura negra, oscura y humeante que te persigue hasta en los sueños. Viene por ti. Buscas un lugar donde esconderte. Quizá debajo de la mesa sea un lugar seguro, y tus pies te llevan automaticamente al lugar seguro.
Aquí, escondido, nadie puede hacerte daño. Te arrinconas en la esquina de las paredes, aprietas tus manos y tus piernas, tu cuerpo hormiguea y parece hacerse pequeño y no parar de temblar. La cosa negra toma la forma de tu miedo, de tu inseguridad, y te grita y te golpea, te ataca y te hace pequeño, te toma, te tira y te destruye. Y tú intentas gritar y no puedes. Sientes las manos frías de la cosa sobre tu piel y es aterrador. Asfixiante . Agonizante. Te meces sobre tu cuerpo. Repites en tu mente conjuros, gritos o súplicas para hacer que esa cosa desaparezca. Para hacer que se vaya. Y poco a poco piensas en el mar y sus olas. Y la cosa desaparece. Y tú miedo con él. Ya estás mejor.
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Asleep
CasualeQuerido lector: Si llegas a leer esto, quiero advertirte que esto no es una historia. Es sólo el desahogo de mi depresión crónica y las ganas que tengo de morirme. Si de todas formas te atreves a leer, suerte. Un abrazo. Ana.