El misterio del laberinto

El juicio

Corrimos hacia donde habíamos visto a Hipo por última vez, más bien a dónde lo habíamos colgado. Y por suerte él seguía ahí, dormido y colgado como si de una mosca en la tela de una araña se tratase. Solté un suspiro de alivio mientras miraba a Eugin con una sonrisa, la cual no tardó en devolverme. Comenzamos a soltar la cuerda poco a poco, con cuidado de no soltarla de golpe, para cuando ya estaba abajo lo desenredé de la hiedra y coloqué uno de sus brazos al rededor de mi cuello, mientras Eugin imitaba mi acción. Sin mediar palabras comenzamos a dirigirnos al Claro, tras la adrenalina que generamos anoche, ahora mismo estábamos agotados.

~En el claro en ese momento~
Las puertas se abrieron, dejándole ver a todos lo que las rodeaban que nadie se encontraba al otro lado. Jaimy permaneció por unos minutos más mirando hacia el laberinto, con la esperanza de que Jack, Eugin y Hipo llegaran en cualquier momento, sanos y salvos.

-"Vamos Jaimy, no van a venir." comentó Kristoff triste, dándole una leve palmada de consuelo en la espalda.
-"Si tan sólo me hubiera quedado, tal vez estarían vivos." susurró Jonathan culpándose a si mismo por todo lo ocurrido.
-"Si te hubieras quedado, tú también estarías muerto. " dijo Hans mientras se iba de allí de forma despreocupada.

Todos se iban alejando de las puertas lentamente, se había decidido que Jonathan no saldría hoy a recorrer el laberinto. Jaimy permaneció ahí, sin quitar la vista de aquel siniestro laberinto, con los ojos aguados y la esperanza por los suelos. Y entonces lo vio, más bien, los vio. -"¡Ahí están! ¡Han vuelto, están vivos!" se alegró el menor, saltando por todas partes. Jonathan y Kristoff entraron rápidamente, y les ayudaron a cargar a Hipo.

(Narra Jack):
Y ahí estaba yo, haciendo una entrada triunfante en el claro, junto con Eugin y Hipo. Llevaron a Hipo a la enfermería y a Hans le dio por hacer un juicio en mi contra. ¿Hola? Si no fuera por mi estos dos estarían muertos, ¿y aún así el payaso este quiere juzgarme? Estaba sentado en el medio de Eugin y Kristoff. A Jaimy no le permitieron por algún extraño motivo participar, según ellos era muy pequeño como para pensar con claridad en un juicio.

-"Yo digo que le castiguemos, rompió una de las reglas del claro: un clariano, no debe nunca entrar al laberinto."
-"¡Pero salvó a Eugin y a Hipo!" exclamó Kristoff en mi defensa.
-"Aún así rompió una regla" contestó Hans fríamente.

-"Puede que rompiera una regla, pero él entró ahí dentro a ayudarnos, cuando yo salí corriendo como un cobarde él se quedó para ayudar a Hipo. Además es la primera persona que ha matado a un lacerador..."
-"¿¡Mató a un lacerador!?" preguntó Jaimy entrando a la cabaña.

-"¿Qué estabas haciendo?" le preguntó Hans molesto.
-"No me iba a quedar con los brazos cruzados mientras decidías que sería de mi amigo." se quejó mientras se situaba detrás de mi. Hans le miro con odio, pero Kristoff, Eugin y yo le sonreímos mientras buscaba asiento.
-"Continúa Eugin..." dijo Kristoff con curiosidad.

-"Este bobo se sacrificó por Hipo y por mi, no sé si es que es valiente o un completo idiota. Pero lo que sí sé es que necesitamos a más como él en El Claro, por eso he decidido convertirlo en corredor." dijo él tranquilamen-.. ¡Espera, espera, espera! ¿¡Qué acaba de decir!? ¿Corredor? Todos lo miramos sorprendidos, yo el primero.
-"¿¡Qué dijiste!?" le preguntó Hans enfurecido.
-"Que Jack tiene que ser un corredor... Además Hans, tú no tienes nada que objetar. Sólo Hipo y yo podemos decir quién se merece este puesto, por eso mismo tu no lo eres." le dijo desafiante, mientras le sonreía con sorna. Hans lo fulminó con la mirada y salió de la cabaña enfurecido, no sin antes dar un portazo al cerrar la puerta.

-"Bienvenido Jack, ahora eres uno de nosotros." decía Jonathan mientras me daba unas palmadas en la espalda. Yo sonreí y salimos todos de la cabaña entre alegres risas.

Mañana me tocaría volver a ir al laberinto, pero al menos será de día y no de noche, y por lo que he entendido, tengo que llevar unos calzones especiales, solo pensar en eso me da demasiado asco. Pasamos el día entre risas y bromas, hasta que a mediodía decidimos visitar a Hipo a la especie de enfermería que había. No es que se encontrara muy bien que digamos. Entramos y lo encontramos atado a una cama, al parecer había producido varios problemas y había sufrido de varios espasmos.

Tratamos de entablar una conversación con él, pero sólo decía cosas incoherentes y gritaba cómo un loco, por lo que decidimos dejarlo a solas. Al salir nos dimos cuenta que había oscurecido, así que nos disponíamos a ir a dormir.

Cuando ya me estaba durmiendo oí una voz cerca de mi.
-"Jack despierta, hay algo que tienes que ver." era Eugin, que no se iría hasta que lo acompañase. Lo seguí hacía el interior del bosque hasta que nos encontramos con una pequeña cabaña.

Entramos y Eugin retiró una sabana que se situaba sobre una especie de maqueta.
-"Este es el laberinto..."