— ¿tu eres Cloe Ferich? —dijo la que creo que es mi tía, yo asentí con la cabeza y ella dibujo una sonrisa en su rostro— yo soy.... ¡tu tia Elizabeth!
— ¡es usted! me alegro de verla —le dije mientras nos abrazábamos.
— como te he hechado de menos, pero bueno, ¡mira que grande estas, ¿cuándo has crecido tanto? la última vez que te vi cabias perfectamente entre mis brazos —dijo muy feliz.
— jeje, he... —tipicos momentos que estas frente a alguien que apenas conoces y no tienes la menor idea de que decirle.
— o ¿que va con mis modales?, el es mi vecino —señala hacia el chico guapísimo que la acompaña.
— hola —dijo simplemente aquel chico.
— hola, Cloe Ferich, un gusto.
— el es Lon, tu antiguo mejor amigo, cuando vivias aquí de pequeña ustedes dos eran inseparables, hasta que te fuiste y ese día ambos lloraron mucho —que genial, éramos mejores amigos.
— ¿ella es de la que me hablabas? —dijo el chico llamado Lon.
— si, bueno, luego podrán hablar, ahora ya tenemos que irnos o se le hará tarde a Cloe —dijo mi tía apresurandonos.
— claro —dijimos al unísono Lon y yo, acto seguido nos volteamos a ver a los ojos y luego miramos a otro lado.
Lon me había ayudado a llevar mis maletas hasta el auto de mi tía que era un convertible negro del 94, lo se porque un vecino de hace unos años tenía uno así que me encantaba verlo. Lon guardo las maletas y después nos subimos al auto de mi tía, ni uno dijo una sólo palabra en el camino, pero mi tía si, ella me dijo que mi madre y ella habían sido antiguas integrantes del internado, pero que mi madre se obsesionó con los extremos modales y orden, pero que ella estaba normal, ni bien de más, ni mal de más, ella era normal, también me dijo que los uniformes estaban del asco.
Luego de una media hora de habernos internado en el bosque, llegamos a una fortaleza de sólido cemento muy pero muy ancho y alta, esta era la barrera que custodiaba la entrada al internado, los tres bajamos, las puertas de la barrera eran de tubos delgados negros que permitían la vista hacia adentro, justo al lado de la reja había una caseta con un hombre gordo adentro, se miraba alegre, mi tía le mostró mis papeles de inscripción para que pudiéramos pasar, luego el hombre tomó un radio y dijo abranla, entonces las gigantescas rejas se abrieron, entramos rápido al auto y mi tía condujo hacia adentro, era un estacionamiento henorme lleno de autos de padres que dejaran aquí a sus hijas, justo afuera de los edificios estaban los lugares especiales para trabajadores y discapacitados. Mi tía me dio una ficha donde decía mi dirección de habitación y también me dio la llave de la habitación. Ambos me acompañaron a dejar mis maletas a mi habitación, ni me fije como era porque baje rápido con ellos para despedirme, ya estábamos fuera de aquel convertible negro, entonces abrace a mi tía y me dijo que pronto vendría, que me estaría llamando al móvil, luego abrace a Lon, sentí como si el tiempo se hubiera detenido para que el momento nunca terminara, pero en realidad fueron un mini par de segundos, los vi subir al vehículo y alejarse hasta que la reja cerro y ellos ya estaban lejos adentrados en los grandes árboles del bosque, me di la vuelta y regrese a la que sería mi habitación.
Cuando llegue mire a una chica parada mirando por la ventana, ella tenía cabellos castaños largos y ondulados, de la mitad hacia abajo su cabello era azul de mi tono, tenía tez morena muy clara, era de mi estatura, no pude ver su rostro porque estaba de espaldas, su cabello estaba suelto y el largo del cabello no me permitió ver la vestimenta de la joven, sólo mire que traia unos vaqueros ajustados de tono claro y unas botas negras con un largo común, ella ya había notado mi pero no volteo a verme.
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•••EDITANDO••• «Sendokai: Juntos...Siempre»{Concluida}
Novela JuvenilLa historia de amor de 2 jóvenes que después de conocerse se separaron por muchos años, pero cuando se reencontraron en sus corazones volvió a encenderse una chispa que se habia apagado por muchos años. (N/A: Hola esta es mi nueva novela, si son mis...