Hugo no tenía mucho que perder, la verdad. Pero estaba dispuesto a subir a aquel lugar por ver que sucedía allí...
Obviamente, no quería ir sólo, por lo que fue a avisar a Mario, su mejor amigo, para que le acompañase. Una vez reunidos ambos, Hugo le contó su plan y sus intenciones, en seguida, su amigo, asintió.
Esperaron al ocaso, y una vez que este llegó, se dirigían a la ya mencionada zona.
Eran ya cerca de las nueve y media de la noche de un jueves.
Los dos amigos estaban ya por el camino que daba dirección al lugar que tenían pensado visitar...
Ahí estaba, frente a ellos, a tan sólo unos metros de ellos. Separando a estos del ''Centro Santa Remedios'' una oxidada verja de un hierro antiguo.
Por lo que Hugo ya sabía estaba asustado, pero para ponerlos aún más nerviosos, un letrero que decía:
''Aquí han transcurrido extraños sucesos a lo largos de los años que existe como lugar abandonado y en ruinas. No es aconsejable entrar en él, puesto que pondría en riesgo su vida. La estructura está muy dañada. Y no es ese sólo el riesgo- Atentamente, la junta municipal.''
Hugo permanecía inquieto por entrar, a diferencia de Mario, que después de leer dicho cartel se quedó atónito.
Saltaron las vayas a pesar de todo, visualizaron la puerta, y hacia ella fueron.
Todo la estructura del centro, tanto ventanas como puertas, estaban completamente destrozadas...
Revisaron todas las habitaciones lentamente, también asustados. Lo único que contemplaban eran salas oscuras y polvo por cada rincón que pasaban. Pero llegaron a una zona algo más extensa, en la que sí que había algo. Se trataba de un aula en la que solo había una mecedora, y ni tenía pinta de tener muchos años ni estaba destrozada. Era como que alguien la usaba recientemente.
Un grito desgarrador les asustó. Un grito de niña pequeña. Un grito de una pobre chica que estaba sufriendo.
Ahora sí que estaban realmente sin palabras, y paralizados.
Llegó el momento de marcharse de allí. Ya habría ocasión de volver de día a investigar que era aquello, y a poder ser con un adulto.
Pero algo les hizo parar.
El gran portón de madera, destrozado, que daba entrada y salida a la casa.
Otra vez, una nota se mostraba sobre la puerta. La nota que ya se había repetido tres veces con esta.
Una nota desgarradora en la que decía: |LO SIENTO|, de nuevo, escrita, a sangre.
Era de noche. Su miedo les impedía reaccionar con el furor que deberían de haberlo hecho...
Se dieron media vuelta y fueron en busca de otra salida. En los planos que Hugo vio en la biblioteca al buscar este centro, pudo ver que contenía, en su interior, en el corazón del caserón, un patio, que daba con unas escaleras hacia la terraza. Ahora tenían como prioridad salir de allí. Pero era tarde, la noche ya había caído. Todo estaba demasiado oscuro. Era difícil la visibilidad. Pero eran jóvenes, y estaban preparados.
Lo consiguieron.
Llegaron a la terraza.
Para la sorpresa de Hugo y Mario, allí se encontraba otra vez, aquel ser, SCREAM, y como no, con su haza ensangrentada, esta vez en alto, con la intención de matarles.
Al día siguiente, ya había amanecido, y ninguno de ellos dos se había aparecido por sus respectivas casas.
No sabían nada de ellos. Después de todo lo ocurrido, temían que les hubiera pasado algo.
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Gritos, llantos y secretos.
HorrorUna atrevida historia sobre una familia, una familia la cual vive aterrorizada desde aquel mes de Julio... miles de secretos se desvelaran... miles de gritos se escucharan... y millones de llantos sollozaran... Hugo es un chico de 15 años, que cono...