El padre de Daniel pasa ignorándome mientras el idiota de su hijo me mira y sonríe orgulloso. Cierro la puerta e ignorándole me acerco a la cocina, dónde un olor demasiado delicioso llama mi atención.
- Cariño, puedes poner la mesa para los cuarto?- Asiento y empiezo a sacar los cubiertos de un cajón cerca de la puerta corredera y me acerco a un armario pegado a la pared sacando los platos mientras mi padre y su jefe hablan de sus cosas.
- ¿Te ayudo?- Escucho como me llaman justo detrás de mí. Niego con la cabeza y del cajón que está al lado de los cubiertos saco un mantel completamente blanco con algunos dibujos en negro. – ¿Estás segura de que no quieres ayuda?- Susurra en mi oído. Cojo las cosas y me voy a la mesa central de salón, olvidándole por completo, no voy a hacerle caso, me repito para mi misma. Pongo la mesa mientras me observan, mis nervios aumentan cuando coloco los cubiertos en su respectivo lugar, me giro al terminar. Faltan los vasos, la bebida – que lo sacaré al empezar la cena- y las servilletas, suspiro. – ¿Puedes dejar de ignorarme?- Daniel se acerca a mí, le intento esquivar pero se pone delante de mí.
- Aparta de mi camino.- Respondo más fría de lo que pensaba. Se cruza de brazos sonriente y yo hago lo mismo.
- Deja que te ayude y te dejo pasar.- Se agacha un poco para estar a mi altura. Nota para mí: crecer más.
- No.- Digo tranquilamente, retrocedo y él me mira anonadado alzando una ceja. Sexy...NO! Rodeo la mesa y corro como si no hubiese un mañana hacia la cocina, fallando en el intento. Daniel es más rápido y me coge como un saco impidiendo si quiera andar. – ¡Dani bájame! ¡Tengo que poner la mesa!- Ríe el capullo y se acerca a las escaleras. – ¡A la cocina, idiota!- Grito enfurecida, frena de golpe.
- Tengo tu hermoso culo cerca de mi cara, si no me tratas bien te pegaré.- Dice con la voz ronca.
- No serás capaz...- Le reto aunque me arrepiento al instante pateando su pecho. – ¡Bájame!- Grito nuevamente y se acerca a la habitación de invitados cerrando la puerta tras él. Oh oh, terreno desconocido y muy peligroso. Aquí si grito no me podrán escuchar, mierda.
- ¿Me retas?- Levanta la mano para que lo vea y sonríe de lado. Agarra un lado de mi culo y lo estruja suavemente, ahogo un grito.
- ¡CÓMO TE ATREVES, IMBÉCIL!- Le grito enfurecida y él lo vuelve a hacer, sé que disfruta lo sé y encima me coge el culo con toda la mano abierta.
- Di: Por favor Dani hazme tuya...- Pone voz afeminada y sexy.
- Yo no hablo así y jamás te lo voy a decir.- Digo cruzándome de brazos.
- Está bien, algún día lo dirás y lo sabes.- Me sonrojo y él lo nota sonriendo.- Sólo trátame bien y te dejo en paz.
- ¿Me dejas en paz el resto de mi vida para siempre?- Sonrío sin quererlo.
- Já, ya te gustaría, pequeña. Te dejo por esta noche.- Gruño y él ríe con su mano aún en mi culo.
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Transferidos.
Teen FictionMarzia Jenssen es una chica de 16 años que fue llevada a Estados Unidos debido a asuntos del pasado. Su hermana Alice permanece con su madre en Noruega mientras ella huye con su padre, una decisión muy difícil para ella. Tendrá que hacer todo lo que...