Capítulo 1 - Nuevo instituto.

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El despertador suena más fuerte de lo que me imaginaba, aún algo dormida pego con la palma de mi mano al despertador para callarlo. Me desperezo, me incorporo con la ayuda de mis codos y me siento mientras me froto los ojos, "¡Mañana será un gran día, conocerás tu nuevo instituto!" me dijo mi padre, no le creí a pesar de su entusiasmo ya que, lo que menos me apetecía hoy es ver a gente. Suspiro y me levanto no sin antes mirar la hora 7a.m, perfecto! suelo ser muy puntual, más si es el primer día. Arrastro mis pies por la fría madera del suelo mientras me llevo una mano a la boca antes de bostezar, el tirante azul cielo de mi camiseta se desliza por mi brazo pero no me molesto en levantarlo, me acerco a la puerta y la abro cuidadosamente. Mi padre suele ser más madrugador que yo así que, debería de estar en la cocina preparando el desayuno, espero. Voy al escritorio y de este pillo un coletero rojo y me hago un moño mal hecho a la vez que troto escaleras abajo hacia la cocina, donde un olor a tortitas me inundan las fosas nasales. ¿Se me olvidó comentar que mi padre es un chef de primera? Me acerco hasta él y deposito un sonoro beso en la mejilla.


- ¡Buenos días, Princesa! ¿Qué tal ha dormido mi niña hoy?- Pregunta entusiasta, eso es lo que más me gusta de mi padre – aparte de la comida.-, que aunque las cosas vayan mal siempre consigue sacarme una sonrisa. Sonrío aunque no me pueda ver mientras termina con el plato "sorpresa".


- ¿Muy bien y tú?- Cojo una manzana roja del frutero y comienzo a masticar lentamente mientras el sabor refrescante de esta tocan mis papilas gustativas.


- Divinamente, estoy deseando que veas el instituto!- Noto como sonríe y se da la vuelta con las tortitas en un plato, le ha echado hasta chocolate, mejor padre del que tengo no puede haber verdad? – ¡Aquí está tu desayuno para tener mucha energía!- Se acerca y pone el plato delante de mí, la mesa estaba puesta así que no tenía más que comer. Dejo la manzana a un lado y empiezo a zamparme el desayuno. – Están ricas eh?- Ríe cerrando los ojos.


- ¡Sí!- Consigo pronunciar con la boca llena. Me termino mi fabuloso desayuno y me acabo de comer la manzana que estaba a medias. Hago el amago de levantarme cuando mi padre carraspea, me giro encontrándome con sus ojos claros mirándome. Se señala la comisura de su labio y yo inconscientemente hago lo mismo mientras me pringo el dedo de chocolate. Al darse cuenta de que iba a coger una servilleta de la encima de mármol blanco la atrapa antes que yo y me limpia cuidadosamente.


- Gracias.- Pronuncio antes de correr escaleras arriba hacia mi habitación, cierro la puerta y me froto las manos. Me acerco al armario y de este saco unos jeans negros y una camisa azul clarito y unas bambas azules con flores, me miro en el espejo y al darme el visto bueno me encamino a la puerta que está situada delante de la mía. La abro y me acerco al espejo del lavabo, me despojo del moño y me peino mi rubio y ondulado cabello dejándolo suelto. Normalmente no me suelo maquillar pero hoy me voy a dar un toque, pinto mis labios con un tono rosa pastel y me hago la raya en el ojo. Me lavo rápidamente los dientes y me dirijo a mi habitación, agarro un collar de una nota musical y después de colgarme la mochila roja en el hombro bajo precipitadamente las escaleras provocándome cosquillas en la espalda a causa del pelo.


- ¿Lista?- Me pregunta mi padre, vestido con una camiseta blanca y jeans azul oscuro. Suspiro y asiento. – Bien, vamos o llegarás tarde!- Grita antes de desaparecer por la puerta. Camino pesadamente hacia ella y me paro en seco, hecho un vistazo a mi brazo izquierdo, el 02 sigue ahí después de todo. Cojo aire y del banco al lado de la puerta cojo una chupa negra, abro la puerta y miro hacia el coche donde mi padre me espera con una sonrisa. Cierro la puerta y troto escaleras abajo hasta llegar a la puerta del co-piloto y subir. Mi padre pone en marcha el coche mientras yo miro como dejamos las casas y las personas atrás.

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