Capítulo 4 - Nueva animadora.

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Escucho el despertador y automáticamente desplazo mi mano hacia la mesita de noche intentando palpar el móvil, algo inútil al darme cuenta de que no estoy en mi habitación. Como su habitación y la mía están al lado puedo escuchar la alarma a través de la pared, unos brazos musculados me tienen preso sin escapatoria –teniendo en cuenta de que mis piernas estaban enredadas entre las suyas- me intento mover pero él al percibir mi movimiento me estruja cual muñeco contra él.


- Daniel....- Digo susurrando.-Despierta...- Nada, o está dormido o me está ignorando, ambas son válidas en este momento.


- Mmmm?- Dice algo dormido pero sin abrir los ojos. Desde esta perspectiva puedo verle mejor, su rubio flequillo cae por su pálida piel creando ondas y su cara...es más mono ahora que lo veo bien...está igual de guapo que antes...CÁLLATE MAZY! Me subo encima de él, está demasiado fuerte seguro que ni me siente, empiezo a moverme intentando que se despierte. – Si sigues moviéndote así va ser otra cosa la que se levante.- Abre los ojos y me mira con una sonrisa pícara, me sonrojo y bajo la mirada.


- Es que....no despertabas....- Digo...nerviosa. ¿Por qué soy tan vulnerable con él? De un momento a otro la posición en la que estaba es reemplazada por Daniel que me mira con una sonrisa arrogante mientras me coge de las muñecas y las eleva por encima de la cabeza, sus piernas inmovilizan mis piernas con lo cual las posibilidades de escape-movimiento son nulas. – ¿Q-qué haces? Suéltame.- Me intento mover pero oh vaya! No puedo. Poco a poco él se va acercando a mí sin despegar su mirada de mis ojos, eso me está poniendo más nerviosa de lo que estaba, gira su cabeza en dirección a mi oreja.


- No estuvo nada bien lo que me hiciste ayer...- Susurra roncamente. – ¿Por eso no crees que te mereces un castigo?- Mi cara palidece y niego rápidamente con la cabeza, escucho su risa ronca, me encanta...espera eso no está bien.


- Dan esto está mal mi padre podría subir en cualquier momento y...y...- No sé cómo seguir.


- ¿Y?- Pregunta mientras su nariz recorre mi cuello provocándome un cosquilleo por la espalda hasta las piernas. Lo ha notado.


- Pillarnos.- Digo con un hilo de voz.


- Sólo estamos jugando princesa.- Comienza a morder muy suavemente mi cuello. – Porque te dije que este juego no había acabado, o ya no te acuerdas?- Mi cuerpo quiere dejarse llevar pero se lo impido con la poca fuerza de voluntad que me queda, cierro los ojos cuando comienza a pasar su lengua por diferentes zonas desde el cuello hasta el lóbulo. Parecido a lo que le hice ayer.


- E-esto está mal....- Susurro, siento su agitada respiración en mi cuello. Lo besa ligeramente y se levanta dejándome libre – no por mucho tiempo-. Me coge en brazos cual Princesa mientras yo intento protestar aún algo jadeante. – BÁJAME PUEDO BAJAR SOLA.- Frena y me mira con su estúpida sonrisa arrogante.


- ¿Estás segura? Porque hace un rato tus piernas temblaban ante mí.- Mi cara se sonroja y aparto la mirada cruzándome de brazos. Suspiro pesadamente, él ríe por lo bajo y bajamos a la cocina dónde mi adorable padre no estaba en su lugar había una nota. Daniel me baja y corro hasta ella.


" Cariño, he tenído que irme temprano a trabajar. Ayer te hice cupcakes de chocolate que están en la nevera. Nos vemos a la tarde, cuida de Daniel y que tengáis un bonito día. Papá. "

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