Siempre llevo las dos cartas en mi mochila, esperando a verte algún día, tocarte suavemente la espalda y sacarte un par de sonrisas, así te dieses cuenta de que era yo la que estaba atrás tuyo. Nunca me consideré buena escribiendo, pero con vos, me salían las palabras por las yemas de los dedos, pero es que es tan necesario que el mundo te conozca, te escribo lo que te estoy llorando, siempre fuiste mi sueño de ojos cafés, y una sonrisa llena de tristeza. Me encantaba mirarte, me encantaba sentir tus abrazos llenos de loción, que se sentía a Dios y quemaba como el infierno, me encantaban tus besos con sonrisas entre ellos. Sigo pensando que es una lástima no haberte conocido mejor, quisiera que me hubieras conocido sencilla, sin maquillaje, y con el cabello tan largo, quisiera que me hubieses conocido sin ojeras, y descalza, sin esos kilos de más y esa sonrisa vacía, porque fuiste la razón de que mi sonrisa tuviese significado, y eso hizo que esto me doliera tanto, porque me duele el hecho de que el amor ya no sea importante, y me duele el hecho de que ya no sea algo sentimental, que ahora sea más divertido juguetear que algo serio, me duele el hecho de que la gente ahora busque cosas casuales, me molesta muchísimo porque no estoy acostumbrada a ello, no estoy acostumbrada a que alguien venga y juegue con tus sentimientos, qué gran error fue crecer leyendo a Benedetti, a Neruda, o escuchar a Sabina mientras dormía, me hicieron pensar que el amor alguna vez existió, que existían las cartas plasmadas con sentimientos inexplicables, pero eso ya no pasa ahora, quiero dormir y despertar en un mundo donde este romanticismo no se haya perdido, quiero despertar y ver a parejas enamoradas desde mi balcón, no verlas besándose, quiero verlas diciéndose cosas hermosas al oído mientras se sientan en una banca y lentamente entrelazan sus manos y se ven a los ojos mientras se dan cuenta de que están hechos del uno para el otro.
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Él.
Non-FictionHe aquí lo que siempre pasó en mi mente, porque aún no supe lo que pasó en la suya.