Capítulo 8: Número Desconocido

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Nicolás subía a paso rápido las escaleras de la estación metro, en dirección a la casa de su amigo. Intentaba no chocar con la gente, pero en el camino se le atravesaban las típicas señoras con bolsos gigantes, haciendo bulto y atrasando al resto y eso que no era hora peak. Salió a la calle, y vio el cielo nublado.

- Va a llover, weón...- pensó. Pero no le importó, pues tenía que llegar a la casa del Eddie.

Le dolía escucharlo así otra vez; el Edgar era una persona muy alegre en sus tiempos, con su risa contagiosa, sus chistes fomes, su obsesión por los juegos y comentarios tiernos.

Ahora, era un chico aún más tímido que antes, era reservado, callado, de mirada tristona, ojeras permanentes y caminar pausado.

Ya no miraba a la gente a los ojos al hablar.

Creyó que con el Yelo, el amigo nuevo con quien salía pa' todos lados, las cosas cambiarían, pensaba que todo volvería a ser como antes y el risueño Edgar de siempre haría presencia en escena. Hasta pensó en que podían ser pololos o algo así.

- Parece que no- suspiró, metiendo las manos en sus bolsillos, mientras seguía caminando a paso veloz por las veredas grises.

Rápidamente llegó a la casa de su amigo y llamó desde la reja. Como estaba apurado y ansioso de ver a su amigo luego, intentó abrir la puerta y estaba sin llave, así que pasó sin más. Al llegar al portal de la casa, golpeó la puerta, y el ruliento le abrió de forma inmediata.

- ¿Eddie?- habló primero el Nico, cuando se quedaron mirando en silencio.

- Nico...- le devolvió el llamado. Estaba muy decaído, y con los ojos hinchados. Se hizo a un lado, para hacer pasar al moreno a su casa vacía. Su madre aún no llegaba del supermercado.

- ¿Qué pasó, compadre?- le preguntó una vez llegaron a su desordenada pieza.

- No sé, wn... No sé... Soy estúpido...- respondió algo tenso, sentándose en su cama con el rostro tapado por sus manos.

- Oye, pero no digai eso... Cuéntame todo- le dijo tratando de subirle el ánimo con cariñitos en la espalda.

- Puta... ¿Cachai al Manu? Lo conociste cuando weamos al Bestia con su amigo judío del otro liceo más cuico...- le recordó, aunque el Nico sabía perfectamente quién era, pues como se preocupaba mucho por su amigo, andaba atento con quienes se juntaba.

- Si, si lo cacho, el rubio...- le contestó.

- Eeeh si po... Yo... Habíamos estado juntándonos a cada rato... Y...- comenzó a hablar.

- Si los cachamos- confesó el Nico- es buen tipo, se nota que eran buena dupla, te cambió la cara en un mes- le dijo con una sonrisa

- Se me declaró...- suspiró

- No weí... ¿Y qué le dijiste?- le cuestionó entusiasta

- Lo rechacé- murmuró mirando el piso triste.

- ¡¡Pero, Edgar!!- el aludido lo miró sorprendido por el grito- ¿Y a ti te gusta?- preguntó

- No, ¿¡cómo se te ocurre!?- le contestó alterado.

- ...- Nicolás se impresionó por aquella reacción- Pero si no tiene nada de malo...- intentó relajarlo

- Weón, yo amo al Iván...- le dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo. Nicolás casi se fue de espaldas con esa excusa.

- Edgar, el Iván está m-

El teléfono [GOTH Jaidefinichon] *FINALIZADO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora